Con motivo de su llegada a Sevilla para recibir el premio de las letras andaluzas Elio Antonio de Nebrija que concede la ACE-A, Fernando Arrabal tuvo una cena con algunos escritores que lo acompañamos. También tuvimos ocasión de compartir mesa con su señora, la profesora de la Sorbona, Marie Lise Gazarian-Gautier, y algunos de sus amigos españoles, invitados expresamente por él a este encuentro.
Fernando Arrabal gozaba de un buen aspecto después de haber tenido un ictus hace un tiempo. Su palabra siempre atenta pasó revista a múltiples temas y sobre todo se centró en hablar de Sade y su amor platónico. Un episodio muy desconocido. Arrabal habla despacio, como deglutiendo las palabras lentamente, sintiéndolas, con suavidad, con un tono musical preciso que coge prisionero a su interlocutor, pero no le va a la zaga en sapiencia su señora Marie Lise, persona de gran delicadeza y enorme inteligencia y erudición. Siempre tratando de estar en segundo plano aunque Fernando Arrabal sepa que está en un primerísimo lugar.
Cuando a una de mis preguntas, traté de curiosear sobre sus ideas en torno a la situación que vive Francia con la subida del Frente Nacional, Arrabal respondió: "Estos temas los lleva mi esposa. Lise... este señor quiere saber..."
Uno de los momentos más entrañables que siempre recordaré de él fue cuando el escritor cordobés Molina Caballero hacía su laudatio y Arrabal lloraba suavemente, imperceptiblemente... tomaba el pañuelo y restregaba una y otra vez en su nariz tratando de evitar que la melancolía se le escapara. Arrabal fue feliz en Sevilla pero sobre todo seríamos más felices si sus obras alcanzaran al mayor número de lectores.
REMEDIOS SÁNCHEZ, FERNANDO ARRABAL Y FRANCISCO MORALES LOMAS
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