sábado, 16 de febrero de 2013

ENTREVISTA A FRANCISCO MORALES LOMAS

En la revista WADI-AS (Guadix, Granada) correspondiente a los días 15-19 de febrero de 2013 han aparecido estas dos páginas con una entrevista de ENCARNI PÉREZ al escritor F. MORALES LOMAS


viernes, 15 de febrero de 2013

LA REINA DE LAS DOS LUNAS DE J.M. GARCÍA MARÍN POR MORALES LOMAS





José Manuel García Marín

LA REINA DE LAS DOS LUNAS, ROCAEDITORIAL, BARCELONA, 2012.

          Desde la publicación de Azafrán, novela con la que alcanzó una gran repercusión, García Marín es uno de los escritores españoles que ha anclado sus naves literarias en las historias que tienen como protagonistas la cultura árabe y cristiana. Sobre Azafrán afirmé que era una visión idealizada (con mucho de cosmovisión complaciente) sostenida en un pensamiento y una erudición que conecta con lo mejor de la cultura judía y musulmana fundamentalmente. Después llegó La escalera del agua, a la que definí como una novela iniciática, de comienzo de la existencia vital, en la que el joven narrador y descendiente de moriscos, Ángel Castaño Crespo, nos explica su azarosa existencia una vez que asesina a un hombre que ha forzado a su hermana.
           En esas novelas tomaba como armazón estructural el viaje (un constructo creativo que puso de moda la novela bizantina) y ahora en su nueva entrega La reina de las dos lunas (Rocaeditorial, Barcelona, 2012) se lleva de nuevo a término con la historia del joven mijeño Estevan Peres, enamorado de la mujer del sultán de Fez, Yumana, con la que logra casarse tras una serie de peripecias muy novelescas que le dan profundidad y sentido a la obra.
            Es una intensa historia de amor (amor real en tiempos convulsos) que en las manos de García Marín adquiere un enorme interés pues es un perito en la construcción de lo esencial narrativo, en la verosimilitud de los personajes, en la imaginería y condición de ese mundo (costumbres, hábitos, formas de pensamiento, filosofía vital…), pero también en la organización de la estructura y en el manejo de la lengua. Es un producto literario en el que se nota la mano de la investigación histórica y sus continuas referencias a hábitos y costumbres de la época que permiten crear un mundo en el que visualizamos todos sus componentes y podemos penetrar con razón de ser en diálogos perspicaces y bien conducidos.
        Toma como base estructural la organización en capítulos. En total siete (el número mágico) que van desde el año 1518, fecha en que en la playa de Fuengirola es capturado por los turcos el joven Estevan para ser convertido en esclavo, hasta el capítulo siete en que tienen lugar los esponsales con la joven sultana ya cristianizada. Entre tanto, cada uno de los capítulos es una incidencia fragmentaria de la historia con los acontecimientos en torno a Fez, la ciudad donde finalmente llega como esclavo, la huida hacia España, la persecución a la que se ven sometidos por mandato del sultán que quiere darles muerte....
           La novela se va configurando por una serie de meandros internos que van mostrando las intrigas palaciegas, los intentos de asesinato del sultán (sobre el que hay todo un entramado que desea sus cabeza), la intervención casual de Estevan que salva a la sultana y los anuncios de la adivina de que finalmente vivirá lejos del harén en el que pasa su vida.
       Pero también la historia conforma el imaginario de una “cierta liberación de la mujer”. Yumana es una mujer rebelde que no está de acuerdo con su condición y desea vivir libremente, una vida propia y no una dictada por la sociedad y las costumbres de la época. Yumana se adelanta a ella y su valentía es el inicio de un tiempo nuevo. Dice la sultana: “No he nacido para ser una esposa más del monarca, depender de su humor o de su variable antojo (…) Yo soñaba con enamorarme de un hombre común (…) Ni estoy enamorada, ni deseo un hijo suyo; como tampoco envejeceré junto a él” (p. 119).
       La dificultad en la construcción de este tipo de obras radica en el exceso. Es fácil organizar situaciones secundarias, caer en el determinismo de la destreza. Pero el acierto de García Marín es su contención, su prevención, saber siempre qué cuerda ha de ser pulsada y durante cuánto tiempo. Hubiera sido fácil perderse en mil y una aventuras pero él logra introducir el punto de equilibrio en la narración de modo que todo fluye con naturalidad y contención narrativa.
        Aunque sabemos desde el principio que los enamorados van a conseguir su propósito, el secreto de la obra es la narración en sí, su gestación y sus procesos constructivos, pero también el pensamiento de los personajes que tiene tanta fuerza como la historia en sí. Pero junto a ello la intriga que, en un relato con estas condiciones exógenas, es fundamental. El acierto en su mantenimiento determinará el éxito del producto estético.

miércoles, 6 de febrero de 2013

HOMENAJE A JOSÉ LUIS SAMPEDRO


Con motivo de la presentación de la obra con la que el Ateneo homenajea al gran escritor y pensador español, estas palabras que siguen


PENSAMIENTO Y FICCIÓN EN LA OBRA DE JOSÉ LUIS SAMPEDRO


F. MORALES LOMAS



     Humilde y errabundo, hombre de paisajes fronterizos y actor furtivo en la literatura (al margen de camarillas y corrientes), José Luis Sampedro es un homo oeconomicus en un paisaje transfronterizo y literario. Literatura y economía, acaso ficción y vida, acaso develamiento último del creador, que, en su afán por revelar en su obra la raigambre de la autenticidad, conquista mundos verdaderos y probables. Aunque sea a la vez muy consciente de que su relación con estos está condicionada por esa incapacidad manifiesta para abarcar todas las dimensiones posibles.
        Tánger, años veinte, fue la infancia, quizá una gran mentira de sueños idolatrada. Lugar de encuentros, cosmópolis, linde, espacio fabuloso, una auténtica alianza de civilizaciones y una escuela de tolerancia. Allí se fue forjando su espíritu de hombre que aspira a conocer el mundo desde su diversidad y riqueza multicultural.
         Más tarde, a los dieciocho años llega a Aranjuez, y la historia se adueña de su espacio vital, un símbolo para comprender el pasado o para engendrar los mitos cotidianos que llegan desde este con aromas, con murmullos, con voces de aves, con “crujidos de hojas caídas como rumor de pasos furtivos y ecos de misteriosas profundidades”, como dirá. Y añade: “Entonces sólo aspiraba a ser un escritor de segunda. Y pensar en eso ya me hacía feliz”. Será allí, en Aranjuez, cuando comience a escribir narrativa y a interpretar y a crear su mundo, a caballo entre la realidad y la ficción, consciente de que la novela siempre “despliega la inapelable verdad de su autor, que la ha vivido al crearla, para que se haga verdad también en los lectores”.
        Y comenzarán a engendrarse y desmenuzarse ambos mundos: el fronterizo y el central. El primero como un canto a la búsqueda, fundamentalmente bifronte, e instalado en la ambigüedad. El segundo, estable, resistente a esa movilidad, guardián de la tradición. Ambos modos de vida, el central y el fronterizo, coexisten.  Pero entre ellos también hay zonas convergentes y transitorias, aunque lo importante, en última instancia, es “ser lo que se es con dignidad, entendiendo la dignidad ajena”. Un centro que se hace cada vez más norte y una frontera que amaina en el sur como la sístole y la diástole de nuestro mundo.
      José Luis Sampedro es un humanista que cree profundamente en la fortaleza del ser humano y la necesidad de su protección absoluta y, en consecuencia, en aquel aserto de los griegos de que "un hombre es la medida de todas las cosas". Un hombre y una mujer, habría que añadir para valorar en su realidad inmanente. Un inmenso humanista que considera que estamos entrando en los años de la barbarie como en aquel poema de Kavafis y para el que la literatura era y es algo irremediable, a la que lleva la vida, forjándose desde entonces una urdimbre imposible de romper.

         No algo ajeno a la economía, a la que considera una ciencia social que estudia los comportamientos humanos; y se preguntaba, ¿y qué si no es una novela? ¿No es esta una cuestión de comportamientos? Y añadía: “Yo soy un economista social y el escribir con facilidad me ha ayudado a hacer más legibles mis obras de economía; y el saber de la economía me ha permitido hacer más sistemática mi preparación, sobre todo en la estructura de mis novelas”.
         Pero, mayormente, José Luis Sampedro es un magnífico conocedor de la lengua española y de los recursos que han de ser puestos en funcionamiento para darle mayor verosimilitud y fortaleza a los sentimientos y las sensaciones. La época actual, la fantasía, el erotismo, el mito… son elementos propios de una narrativa reposada e intelectual que emociona.

       Quizá sean la estulticia y la brutalidad los escenarios humanos que más le han impresionado siempre y junto a ellos la alegoría con sus puertas de entra y salida, con sus ritos fronterizos. Puertas como objeto de vida y pálpito de una existencia. La casa de la ficción con muchas ventanas y sólo dos o tres puertas que dijo James Wood.
          Dieciséis son su legado narrativo. Dieciséis obras que estremecen y emocionan. Un mundo novelesco coherente en el que el amor, la vitalidad, la comunicación, la solidaridad y los grandes principios que han forjado nuestra creencia en esa bonhomía o maldad del ser humano han estado presentes. Dieciséis perspectivas, dieciséis mundos muy diferenciados y plurales desde Congreso de Estocolmo (1952) hasta Cuarteto para un solista (2011) en colaboración con Olga Lucas.
      La visión humorística y crítica llega desde la obra inaugural pero también la percepción de la naturaleza como espacio no resuelto y como sabiduría y vitalidad conquistada que corre pareja al amor del personaje y sus ansias de vivir. Con motivo de un viaje a Estocolmo en un congreso de economía, este pretexto le sirve para explicar la alienación en las sociedades contemporáneas, pero también bucea en algo que ha sido trascendental en su obra: el misterio de la vida y de la condición humana. Por una parte surge su actitud crítica y por otra a partir de las reflexiones de Espejo muestra su propia visión del mundo, como invariablemente ha hecho siempre.
         Con frecuencia ha dicho José Luis Sampedro que su narrativa es el viaje hacia sí mismo. A través de los gancheros, el transporte fluvial de los troncos por el Tajo, crea un mundo particular y propio en el que sus ideas siempre están asidas al sentimiento último: la vida es más importante que la muerte; la naturaleza más todavía que el progreso. Un viaje que, en el guilleniano El río que nos lleva, precisa de esa relación de lo individual y lo colectivo. Paisaje de los madereros en el torno de los mundos propios e imaginarios de Paula y Shannon, en una soledad bipolar de naturaleza y cultura, campo-ciudad… Decía el crítico Quiroga Clérigo que “en ella mostraba el alma ibérica en su ruda y magnífica identidad como si cualquier momento de la vida fuera una aventura completa o una insinuación para seguir avanzando por el mar de dificultades que a cada minuto aparece frente al ser humano”.
         Considerado como escritor furtivo, desde una supuesta marginalidad construye una obra acopiada por lo auténtico. Como sucede en Octubre, octubre (acaso su obra más ambiciosa y considerada una de las más importantes del XX), magma babélico de indagaciones, reflexiones certeras y suculentas vidas que van y vienen en un ciclo arácnido, como en esa malla alambicada de la existencia, donde el collage se organiza sobre las esencias de la enumeración desequilibrada y la alternancia o la oposición de motivos, o la morosidad de la teoría del conocimiento propuesta y esta toma de conciencia personal, de lucidez en el espeso paisaje del recuerdo de una formularia y falsaria educación, siempre superada por el descubrimiento de la realidad. Una novela también ávida de sí misma, de perspectiva y de reflexiones sobre la creación, como en tantas otras obras suyas. Organizada en diecisiete capítulos desarrollados cada uno en tiempos distintos en los que aparece Miguel, el protagonista de una parte de la novela, que escribe para conocerse a sí mismo cuatro versiones. Y también la relación con Nerissa en ese amor sublime. Pero son muchos más personajes, como Luis y Ágata… Esa necesidad de introspección ha sido algo que lo ha acompañado siempre: “El ser arqueólogo en los sucesivos niveles de mis galerías interiores. Llegar a saber quién soy pero sigo sin saberlo porque todavía estoy siendo”.
       El mundo de Sampedro está como “fronterado”.  Con palabras se construyen las puertas y ventanas de la literatura, como en La sonrisa etrusca, y ese símbolo de la sonrisa de los esposos que connota la existencia dual del protagonista entre el pasado y el presente, la memoria y la actualidad, lo agrario y lo urbano…, y donde la novela crece sobre el filo mismo de la realidad y la ficción mientras Salvatore reconstruye su enigmático mundo a partir del momento en que cercana la muerte, el anciano decide abandonar su aldea y andar por Milán a la espera de que esta llegue. Los recuerdos se acumulan y también esa enigmática sonrisa etrusca que procede de la escultura que conoce Salvatore y será un símbolo continuo en la novela como depositaria de la simbología de la muerte.

        Aranjuez y El Real Sitio fue decisivo para su vida y por eso ha permanecido siempre en el corazón de su novela, a través de los sucesos yuxtapuestos de un pasado que aspira a ser futuro concedido, porque la humanidad avanza en espiral o en círculos concéntricos, como dijo en su discurso académico.
       Y La vieja sirena, adicción a lo fronterizo, paisaje histórico de una Alejandría que quiere ser descubierta por esa amante de Ahram y Krito. Una civilización de fronteras, no sólo fronteras espaciales sino temporales. Pero fronteras para ser franqueadas, trascendidas, invitaciones a la posesión. Una novela con un trasfondo mitológico en la que surge como un gran magma la Alejandría histórica del siglo III d. C. Con ella quiso mostrar también el proceso de decadencia de la cultura egipcia frente a la fortaleza del imperio romano y el persa. Es la historia de la sirena Glauka que quiere perder su inmortalidad a cambio de la vida entre los hombres y el conocimiento del amor. Una hermosa metáfora histórica de la existencia en la que también se nos acerca a nuestro presente con esa denuncia de la corrupción, la pérdida de valores, el descontento y la inestabilidad.

       En definitiva, la literatura de José Luis Sampedro de gran variedad temática y diversidad fabuladora, ha sido un viaje hacia sí mismo, un viaje para encontrarse con él pero también para ofrecer la dignidad del ser humano, su sentido último a cuanto le sobreviene, para comprender a los demás, para comprendernos a nosotros mismos.

sábado, 2 de febrero de 2013

NUEVA CRÍTICA SOBRE PUERTA DEL MUNDO DE F. MORALES LOMAS

En LA OPINIÓN DE MÁLAGA
http://www.opinionmalaga.com/especiales/libros/2013/01/27/naturaleza-vida-y-mundo-interior/

POESIA | FRANCISCO MORALES LOMAS
ALFONSO VÁZQUEZ
Se inicia esta nueva obra poética de Francisco Morales Lomas, Puerta del mundo, de Ediciones en Huida, con unos versos de Ángel González: «La esperanza es el quicio de una puerta que se abre». Y por ella se asoma el poeta para ofrecernos unos versos melancólicos y, al mismo tiempo, caleodoscópicos, como ese mundo ancho y ajeno que vislumbra. Y esa mirada nos deja gratas sorpresas, hermosas imágenes poéticas, la mayoría de ellas relacionadas con la Naturaleza, que tantas reflexiones arranca al autor. Y así, mientras amanece, «se abre el mundo, y los pájaros sostienen con su canto fervorosas claridades»; al evocar ese machadiano cielo azul de la infancia podemos leer: «Y soy nube en el aire cálido de la tarde,/la mies que ondea y danza su eterna sinfonía/ de olorosa tierra que ha vencido al tiempo/ y sus desgastes». O al plasmar el mundo en otoño: «Tiempo que doran bosques despojados,/vástagos del dolor y sus traiciones».
Pero esta Puerta del mundo, viaje interior, esconde en sus versos contemplativos una innegable desengaño por ese mundo construido en la infancia «una especie de cuento infantil que contaron fingidores longevos y madres sensitivas», marcado por el contraste con el mundo descarnado del adulto, cuajado de cumbres borrascosas, «tratando de satisfacer una pregunta que sólo conduce al vacío». En este sentido, el último de los poemas, con la irrupción de la burda burocracia en algo tan hermoso como la evocación de la primera lluvia, es un buen punto de llegada para esta obra, puerta de entrada a una Naturaleza no siempre amable, a veces inquietante, que sigue el ritmo interior del poeta. Y el lector tendrá que concluir que en estos tiempos de agitaciones e inseguridades, la poesía también realiza periplos por mares encrespados para ser testigo de su época. Puerta del mundo es, por tanto, hija de su tiempo, presagio de tormenta, evocador despliegue de melancolía frente al paisaje de nuestros días.


OTRAS REFERENCIAS CRÍTICAS:

Garrido Moraga, Antonio: Todos somos mundo, pero no sabemos cuál, Diario Sur de Málaga, 26 de enero de 2013, p. 46.

Cózar, Rafael de: Poética de la crisis (sobre Puerta del mundo de F. Morales Lomas), Cuadernos del Sur de Diario Córdoba, 26 de enero de 2013.

Lozano, C.: Morales Lomas se adentra en el humanismo, Diario Córdoba, 23 de enero de 2013.

Vázquez, Alfonso: Naturaleza, vida y mundo interior, Libros, La Opinión de Málaga, 15 de diciembre de 2012, p. 56.

Romero, Filomena: Una puerta para otros tiempos, Papel Literario Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria, 30 de noviembre de 2012, [en línea], Dirección URL: .


S.A.: “Morales Lomas regresa a la poesía”, La Opinión de Málaga, 21 de noviembre de 2012, p. 52.

Martínez, Marina: “Morales Lomas abre una nueva Puerta al mundo desde la poesía”, Sur de Málaga, 20 de noviembre de 2012, p. 45.

Tapia, Juan Luis: “Se necesita reconquistar el ser” (sobre Puerta del mundo de Morales Lomas), Ideal de Granada, 27 de noviembre de 2012, p. 64.
FICHA
Puerta del mundo
FRANCISCO MORALES LOMAS
EDICIONES EN HUIDA
12 €
En Puerta del mundo su autor nos rescata de la banalidad y nos enfrenta a las contradicciones del mundo contemporáneo. Desde una lírica de implosivas consecuencias, el lector no permancerá ajeno a la integridad y honestidad de un decir vinculado al escenario de dudas y miedo que nos plantea el tiempo actual. Una poesía que contrae la dualidad de asentir a la desolación y, sin embargo, profesar la más íntima convicción en la necesidad de la búsqueda de un hombre nuevo. Una obra deslumbrante que nos reconcilia con la ética.

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano