jueves, 14 de febrero de 2019

RESEÑA DE A. MORENO AYORA SOBRE POÉTICA MACHADIANA EN TIEMPOS CONVULSOS DE FRANCISCO MORALES LOMAS










RESEÑA DE  Antonio Moreno Ayora sobre mi ensayo Poética Machadiana en tiempos convulsos. Antonio Machado durante la República y la guerra civil en la revista Paraíso, de la Diputación provincial de Jaén. Muchísimas gracias, Antonio, por tu excelente trabajo.
“Morales Lomas, Francisco (2017). Poética machadiana en tiempos convulsos. Antonio Machado durante la República y la Guerra Civil”, Paraíso. Revista de poesía, núm. 14, 2018, pp. 168-170. ISSN1887-200X.




FRANCISCO MORALES LOMAS Y ANTONIO MORENO AYORA EN EL IES JUAN DE LA CIERVA DE PUENTE GENIL


ANTONIO MORENO AYORA
Antonio Moreno Ayora nace en Iznájar (Córdoba) en 1956. Es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y catedrático de Lengua Castellana y Literatura en el I.E.S. Juan de la Cierva de Puente Genil.
Reconocido investigador lingüístico y literario, es autor de numerosos trabajos publicados en prensa periódica y revistas especializadas.
Es académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba, en cuyo Boletín colabora asiduamente, y profesor asociado de la Universidad de Córdoba.

Algunas Obras publicadas

  • Sintaxis y semántica de “como” (Ágora. Málaga, 1992).
  • Ritos de Babel. Textos críticos de literatura andaluza. (Ánfora Nova. Rute, 2001).
  • El léxico del vino en Ricardo Molina. (Corona del Sur. Málaga, 2002).
  • La negación en español. (Port Royal. Granada, 2002).
  • La poesía de Ortega Parra (Un viaje invertido). (Ánfora Nova. Rute, 2005).
  • Historia literaria cordobesa (Lecturas y reseñas críticas). (Ánfora Nova. Rute, 2008).

martes, 12 de febrero de 2019

CRÍTICA DE F. MORALES LOMAS SOBRE FRACTURA DE ANDRÉS NEUMAN



ANDRÉS NEUMAN Y F. MORALES LOMAS



NEUMAN Y LA GLOBALIZACIÓN DESDE JAPÓN
F. MORALES LOMAS
 PUBLICADO EN IDEAL DE GRANADA, 2 DE FEBRERO DE 2019


Mucho de extirpación de memorias y sucesos globalizadores tienen su génesis en esta novela de la memoria (como impedimenta) pero también del día a día. Potentes historias de amargura, muerte y descomposición social son las que se unen y se sintetizan en el espíritu de Watanabe, un superviviente de Hiroshima aunque criado en Nagasaki, el protagonista e hilo conductor de esta última novela.
Watanabe en su recorrido vital nos lleva por París, Nueva York, Buenos Aires, Madrid, Tokio y otros lugares de Japón. Se construye la existencia de Watanabe como hilo conductor desde el terremoto de Fukushima y desde la bomba atómica de Hiroshima. Realidades en intermitencia y sentimientos que nacen y se cercenan con sus nuevas parejas. 
Está construida en once capítulos, aunque en realidad el último es un epílogo de prosa poética en torno al agua, como símbolo que se define líricamente en siete párrafos. Sensaciones, circunstancias y definiciones ante ese tsunami inicial y el “estallido” de Fukushima para ir adentrándonos por historias personales y sentimentales. Primero, en París, hasta el momento en que marcha a EE.UU. En el capítulo 3 reconstruye en tercera persona situaciones de su infancia tras la bomba atómica, la escuela, “la oscuridad en mitad de la mañana”, “descubriendo que no quedaban caras como las caras”, y sobre todo las secuelas de la guerra y la muerte en toda la población.
Un recorrido de ida y vuelta por las tragedias y su impacto y la sensación de haber muerto y resucitado, a través de la sexualidad y las relaciones sociales como acicates y símbolos en diversos continentes que le permiten inducir a una novela globalizadora de ámbito universalista que posee una proyección universal y nos conduce por los vericuetos de una humanidad que no tiene fronteras. 

En el capítulo cuarto, a través de una nueva narradora en primera persona, la periodista judía Lorrie, encontramos otro punto de vista diferenciado. Es una especie de monólogo interior donde se abunda en la existencia personal, para señalar que “Yoshie –el protagonista- no se molestaba en criticar la monstruosa desproporción de los exterminios nucleares”. Hay una componente crítica evidente de la narradora en torno a muchas actuaciones japonesas y, sin duda, junto con el siguiente son los capítulos más ricos e interesantes, siendo este último (el capítulo 5) un complemento en tercera persona, donde se expresan las sensaciones de nuevo ante las bombas atómicas.
La traductora argentina Mariela hablará de su relación en el capítulo 6, para acto seguido centrarse de nuevo en Fukushima y el profesor Sasaki en un ámbito envolvente y promiscuo. Pero Europa estará presente en el capítulo noveno: Madrid, 1992, con Carmen y Watanabe. A medida que se llega al final los capítulos se hacen más breves y el pulso narrativo se acelera con la pretensión de ir finalizando la historia, primero en torno al periodista argentino Jorge Pinedo, quien, se entiende recaba datos para la historia como un alter ego de Neuman, y las con las secuelas de las bombas.
Es un libro heterogéneo, rico en su ambientación, situaciones, espacios y perfiles narrativos en el que existen bastantes aciertos y muestra la madurez de Neuman como narrador de largo recorrido, con algunas situaciones cotidianas prescindibles que podrían perder algo el pulso narrativo.

CRITICA DE F. MORALES LOMAS SOBRE EN BUSCA DE UNA PAUSA DE JUAN CARLOS ABRIL





Identidad vital

Juan Carlos Abril publica ‘En busca de una pausa’

 

F. MORALES LOMAS

 
Juan Carlos Abril. - CÓRDOBA
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‘En busca de una pausa’. Autor: Juan Carlos Abril. Editorial: Pre-Textos. Valencia, 2018.
En busca de una pausa de Juan Carlos Abril nace de un principio relevante: la construcción de la identidad vital y lo vivido con un impulso hacia el futuro. El título ya sugiere esa dilación reflexiva. Esta galería existencial posee un recorrido preciso que erige hitos en el camino: el exilio involuntario, la amistad, la detención en el camino, el aprendizaje/desaprendizaje y la vuelta. Son temáticas que le permiten al poeta especular sobre el sentido de los sueños y la nostalgia del futuro, pero también adentrarse en sí mismo e incidir en su felicidad alcanzada o inhóspita: «No somos/lo que somos/sino lo que seremos./¿Despierta al otro que hay en ti!/Aunque no esté de moda,/su utopía/vuelve habitable el mundo». Existe mucho de arquitectura personal a través de la mirada en el espejo de la conciencia y de la vida, en un desdoblamiento de su yo que le permite ponerse del otro lado y descubrir «la realidad, la verdadera». Y en esa realidad el yo poético que nos revela con sus dudas y sus claridades el sentido de esa identidad: «Quién soy yo/que aprendí a vivir/con la respiración nerviosa/y el antifaz, las manos hábiles/de un corazón en vísperas». Un concepto que remarca en toda la obra y nos conduce por su laberinto interior, siempre propenso a la dialéctica de determinación/indeterminación, aunque con ese prurito se construya el poemario para conocerse y saber por qué vericuetos nos hemos conducido. En plena madurez vital, el poeta se pregunta por sueños de antaño, por el camino hollado y sus símbolos: «Las severas horas/de la autocrítica». Es consciente de la complejidad de esa realidad, de su misterio, de los «amaneceres/agrios» y la convivencia con la enfermedad: «La vida, me decían, es muy simple,/pero el complejo era yo». Unas veces con un discurso lleno de evidencias, y otras simétrico con la simbología del camino y el atajo vital con todos sus auxilios personales: tierra que tiembla, lucha, misterio del corazón, corrientes emocionales con la presencia del amor y la necesidad de autenticidad. Pero siempre renace un discurso ético, que nace de la existencia tenga un pleno sentido: «Yo sé que no estás solo/ buscando otra moral,/pues para encontrar algo hay que perderlo./Y para ser feliz hay que sentir/el mundo con su estómago vacío,/su orilla fabulosa/de arenas devorantes». Una sorprendente imagen que nos convoca hacia un humanismo reflexivo y vital abierto también a las interpretaciones donde zozobra contenidamente un ser en la encrucijada vital donde sobrevivir ante las decepciones y los sueños rotos, pero siempre mirando hacia la luz del futuro con el azar de la compañía y la corriente emocional del discurso amoroso como en «Esperar es un camino». Un hombre ante su destino y ante la contemplación de su pasado para extraer consecuencias en medio la vorágine de las ficciones, de las expectativas, de los amaneceres rotos y con la consistencia de lo vivido y la sobriedad de sus conclusiones: «Nadie dijo que vivir/fuera fácil, vivimos tiempos/deshabitados y se desbaratan/aquellas precauciones impermeables».
Un poemario sustancial, complejo, rico en matices donde hay amplios y profundos consensos sobre la indagación poética y el bastimento de los sueños en una lírica que nace siempre para la conciencia y el conocimiento, como en «Para escapar», donde con una claridad meridiana expresa un momento de su existencia sobre la que ejerce la autocrítica: «Me amenazaban, querían cambiarme/con argumentos generosamente absurdos (...)//No fui constante -Abril/mezclando memoria y deseo-/Ni amé demasiado la vida». Pero también donde emerge la preocupación por el Dasein, esa voluntad consciente de ser, estar, pensar: «Yo creía en las cosas/porque necesitaba creer,/porque pertenecía a un código». Un lenguaje para la construcción de un pensamiento que sea un cierta respuesta moral ante la existencia y en la recuperación de su yo: «Y tú/una nueva moral que implique/otro común denominador, otro/ sentido común». Son muchos los poemas como «Palimpsesto», «Los últimos días» ... en que se halla esa dialéctica de presente/pasado y en los que a través de la redención memorial vacía su vida, su inocencia, su dolor... tratando siempre de conformar la forja de un hombre, como en su poema «Pan de ayer», donde reconoce que todavía permanecen aquellas ilusiones por las que un día luchó. Un recorrido por los ámbitos vividos pero con el proyecto de futuro «y una sed de ilusiones infinita», en ese juego también de desencantos y procesos de autodestrucción y besamanos con el amor y la paciencia del vivir.
En definitiva, un poemario jubiloso, de gran altura lírica donde subyace el tiempo vivido como alianza para edificar los sueños, nuevos caminos sin imposturas y la esperanza de hallar el ser en su identidad creadora.

Crítica de Guillermo Busutil sobre El viento entre los lirios de Francisco Morales Lomas




GUILLERMO BUSUTIL, F. MORALES LOMAS Y PILAR FLORES



El Marcapáginas

Desahucios de lo real

(En La Opinión de Málaga)

02.02.2019 | 18:28
Desahucios de lo real

El viento entre los lirios

  • Francisco Morales Lomas
  • Ediciones En Huida
  • 15€
Hay libros cuyos títulos suenan al verso de una caricia en oleaje, o a la imagen de un oráculo al que deshojarle su significado oculto. Le ocurre a El viento entre los lirios cuya pronunciación evoca el romanticismo de esos paisajes de las novelas del XIX en las que las emociones son la épica de un drama, el relato de las peripecias y quiebra de un sujeto que sueña con la libertad o con un amor más o menos imposible o condenado. Pero no, no contienen las historias de este libro acantilados ni brumas, amantes al límite, duelos entre la vida y la muerte, ensimismamientos del corazón ni la tragedia de una identidad frente al espejo de la locura y sus borrascas. Argumentos que antaño llegaban por mar como si los libros fuesen barcos en los que enrolarse frente al fuego durante los duros inviernos y su frio viento entre los lirios.
Aunque también podría jugar a la prestidigitación de lo literario y plantear la duda acerca de que tal vez sí contengan estos relatos, breves, sutiles, ajustados en el ritmo cronopio de su relojería y en la borgiana hora final en las que las agujas de la prosa de Morales Lomas compone una figura, entre las diferentes clases de sonrisas y los diversos aspectos de un interrogante, todo esto que antes he nombrado. Es decir, acantilados como los que hay dentro de piezas como La balsa o La suicida. Amantes al límite al estilo de los de El pene curvo -excelente en el color de su lenguaje latinoamericano y su temperatura erótica- o de El sueño, para mí la mejor pieza de este compendio de cuentos. O tragedias de la identidad acerca de las que trata el bello y filosófico relato El secreto del agua, lírico en su atmósfera y desenlace, o el divertido en su ternura y frágil crueldad La grabación.




GUILLERMO BUSUTIL Y F. MORALES LOMAS

Lo mismo que hay duelos entre la vida y la muerte en El verano, La rata –propio del extrañamiento de lo real- El Testamento –quizás el más flojo- o En algún lugar del corazón donde Morales Lomas despliega una brillante pieza de lenguaje cervantino. Hay otros que nos preguntan si el alma puede convertirse en mosca; si un cáncer se combate con un infarto; si una casa puede esconder el mundo secreto de una enfermedad hacia dentro, o si son mejores las rubias o las morenas para soñar un matrimonio. No faltan tampoco los que le dan una vuelta de tuerca a célebres cuentos de la infancia para devolverles lo que le quitamos a los Grim Broders; los que abordan el sueño de la migración desde el compromiso y la aceptación de la derrota, o el guiño a ese dinosaurio de Monterroso a cuya momia literaria habría ya que enterrar del todo, a pesar de que Morales la atreva a escribirnos.
Humor de doble filo, actualidad, metamorfosis, absurdo y bestiario es lo que contienen en precisas dosis -las pequeñas que por igual actúan como antídoto o como veneno- este libro en el que cada relato propone puntos de fuga, desmoronamientos súbitos, expectativas que se rompen, revelaciones de lo fantástico, malabarismos del lenguaje, precipicios y fisuras de una realidad convencional sobre la que se pone otro foco y se consigue deslizar al lector hacia la inesperada presencia del terror. Unas veces con aliento en corto, en forma de latigazo de paso, como si fuese la pintada de una pared que nos sale al paso entre un cuento y otro, otras adentrándose en las claves del micro cuento –siempre difícil de catalogar entre el apunte y la anécdota- y en ocasiones como relatos de medio aliento que suponen un fragmento carveriano de sus personajes. Criaturas todas a las que les toma el pulso de sus miedos y extrañamientos con humanidad de al lado, aunque en el fondo asoma el ingenuo caricaturesco del absurdo del maestro Azcona.
Pero sin duda, todos y cada uno son un lirio al que la prosa turgente, pulcra, de realismo contenido y de quiebro surreal los mueve a su antojo, en forma de viento para despeinarles el polen que cae entre las manos del lector, al mismo tiempo que al final de su lectura no reconocemos en la sonrisa que nos despierta.

F. MORALES LOMAS FIRMANDO SU LIBRO DE RELATOS EL VIENTO ENTRE LOS LIRIOS, PUBLICADO EN EDICIONES EN HUIDA, SEVILLA, 2019.

F. MORALES LOMAS




PILAR QUIROSA-CHEYROUZE Y F. MORALES LOMAS

Se nos ha ido Pilar Quirosa-Cheyrouze


F. MORALES LOMAS

El pasado 15 de enero fallecía en Madrid Pilar Quirosa-Cheyrouze, poeta y narradora y delegada de ACE Andalucía en Almería. Nacida en Tetuán (1956) y residente en la citada, Pilar nos ha dejado pero su poesía seguirá viva, residenciada en el corazón de todos los que la quisimos en vida y reconocimos su inmenso trabajo en pos de los demás, a quienes dedicó atención y continuos desvelos. Con ella no se va una escritora normal y corriente sino alguien que creía profundamente en la capacidad de la literatura para crear sinergias, para avanzar hacia mejores cotas. 
Entre sus obras podemos citar los poemarios Orión (1990), Islas provisionales (1991), Arenal de silenciosAvenida Madrid (1993), Pactos con Eleusis (1994), Por acuerdo tácito (Ed. Tágilis, Tíjola, 1995), Deshabitadas estancias (Ed. Devenir, Madrid, 1997), El lenguaje de Hydra (Ed. Tágilis, Tíjola, 1998), Et signa erunt (2008), Estela Sur (2010) y Valle de Lanz (2014). Entre los libros de cuentos infantiles y juvenilesLa vida en un nenúfar (1994), En el Planetario (1995),Bajo el cielo de Grisén (1996), La ciudad blanca (2000), El búho Crispín (2002), Lagartija canija y otros relatos (2005), A orillas del ZambezeLa Ciudad Blanca y El viaje de Edgar (2013). Y las novelas para adultos: Azul tristeza (2006), Tiempo de espigas (2012), Séptima Cornisa (2012), y del libro de relatos El Faro de Nerea (2009).
Su poesía siempre se ambientó en la realidad que nos circunda, en los sentimientos más cercanos y en la configuración de la memoria y los paisajes vividos. Pero también, como han destacado algunos de sus críticos, la preocupación por el tiempo fue un elemento esencial a lo largo de toda su trayectoria. Incluso existe en su lírica un tono elegíaco y melancólico que tiñe sus poemas de una suave rememoración por ese espacio transcurrido, si bien con una delicada presencia de la palabra que se va haciendo progresivamente una especie de castillo interior. Inmersa en la tradición clásica y buena lectora de esa lírica que llega desde el Renacimiento, supo adentrarse también con soltura en el paisaje de la naturaleza y ofrecer a través de un tono mesurado y contemplativo lo mejor que esta puede encerrar. Una síntesis entre esa búsqueda personal y ese adentramiento en un mundo circundante que posee ciertos visos a veces somnolientos y cuando no de zozobra o tribulación. 
En ese recorrido vital y lírico igual podemos caer en profundas oquedades como habitar vértices e iluminaciones, todo en una solución de continuidad que es la vida misma. Pero toda esta conmemoración de la existencia no sería nada sin la pericia de la palabra, bien timbrada, suave… que entra en el lector con la profundidad de todo lo adquirido desde la reflexión y la sensibilidad, como si fuera “la eternidad del aire” lo que hemos encontrado. En esos momentos esta adquiere también el sentido de refugio en el que apartarse, donde amainar esta constante lucha que es el vivir y esperar sosegada en ese  valle de Lanz, como abrigo contra la desolación de la quimera (como diría Cernuda), porque en ese recorrido la poeta se halla ausente de certezas y la incertidumbre lo invade todo, con sus devaneos y oscuridades: “Un debate sin certezas”, dirá en alguno de sus versos.
Una lírica de profunda reciedumbre, escrita con la fuerza de la palabra y también desde un lugar del corazón, como diría el poema que aúna materias vividas pero también presentidas, ignotas y desconocidas, y donde se va construyendo una obra de extraña simbología a veces por los elementos insólitos al lector pero con una gran y ascendiente claridad: “El regalo de las palabras, / el nuevo sol y la nueva lluvia. / Te adeudo la vida, / antes de que anochezca”. 
Pero si por algo nos conmueve su obra es por su profunda humanidad y trasparencia. Por esa inmersión en la contemporaneidad de lo vivido haciéndolo presente y construyendo su universo propio, su propio sentido del mundo por cuyos meandros nos vamos adentrado en este valle simbólico que, en cierto modo, es un valle para todo el que aspira a un encuentro con la existencia. 
Todos esos ingredientes los incorporó, en mayor o menor grado, a su narrativa, tanto a sus textos para niños y adolescentes, como a sus novelas para adultos, que participan de un aliento de fondo inspirado en los mismos materiales en que inspiró su poesía.

SU TRAYECTORIA ACADÉMICA Y PROFESIONAL
Pilar Quirosa-Cheyrouze fue licenciada en Historia Antigua por la Universidad de Granada y fue presidenta del Ateneo de Almería (1999-2003) y jefa del Departamento de Arte y Literatura del IEA (2001-2004). Formó parte de la directiva de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios (AEEC) y del jurado del Premio Andalucía de la Crítica durante muchos años, y fue delegada en Almería de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (AEAE). Miembro del Consejo Editorial del IEA (jefa de Publicaciones Externas) y de la Asociación Colegial de Escritores (ACE).  Coordinó desde el año 2004 el Aula de Literatura del Ayuntamiento de Roquetas de Mar  por la que pasó lo más granado de la poesía y narrativa españolas contemporáneas. Colaboró también como docente en la Universidad de Mayores de Roquetas de Mar. Desde 1997 colaboró con el diario IDEAL, con artículos para la sección “Puerta Purchena”, y también en la sección de crítica literaria del suplemento cultural “Papel Literario”, del diario Málaga-Costa del Sol. Dirigió la sección de crítica literaria en la revista socio-cultural “Foco Sur”. y los cuadernos literarios “Papeles de Urs”, de ediciones Paralelo 37º, y los cuadernos de creación literaria “Almedina”, editados por la Asociación Andaluza Colectivo D. Tebeos. Por último entre sus muchos trabajos tuvo también la dirección de la revista “Turismo y Cultura. Almería y sus espacios naturales”, de la Asociación Cultural Recreativa del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar.
UN POEMA DE SU LIBRO ESTELA SUR (2010)
PARÉNTESIS
Cómo ver el ocaso de la luz
en esta tarde de marzo,
cuando se tiene la certeza
de que existe otra mirada.
Un camino de largo recorrido
para ver crecer la yedra
desde un nuevo fotograma
la misma sed contenida
en habitadas estancias.
En este intento
Otras horas, sí,
donde crezca el mensaje
a golpe de latido,
la rendija por donde escapen
los perfiles del sueño.
de rellenar huecos 
y esperar, aclamada
entre paréntesis,
la celebración de la vida.
Aunque se resista a navegar
esa lágrima leve,
escorada en cada despedida,
dinamitando los vacíos del tiempo a los pies de esta Iglesia.

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano