sábado, 30 de noviembre de 2013

ACTA DEL III PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE TEATRO







PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013 – TEATRO
(ASOCIACIÓN ANDALUZA DE DRAMATURGOS, INVESTIGADORES Y CRÍTICOS TEATRALES)

Miguel Romero Esteo obtiene
el Premio «Andalucía» de la Crítica 2013 en la modalidad de Teatro


Rueda de prensa y lectura del fallo del Premio Andalucía de la Crítica 2013 - Teatro


Siendo las 12’00 horas del 29 de noviembre de 2013, en el Palacio de los Condes de Gabia (Granada, España), se anuncia el fallo del Jurado del III PREMIO «ANDALUCÍA» DE LA CRÍTICA 2013 en la modalidad de TEATRO.
El Jurado ha estado constituido por miembros de la “Asociación”, profesores de Universidad, dramaturgos, investigadores, críticos teatrales y otras personas de reconocidos prestigio y trayectoria en el panorama teatral andaluz. Presidido por Francisco Morales Lomas y actuando como vocales Julio Martínez Velasco, José Moreno Arenas, Mariano Sánchez Pantoja y Antonio Sánchez Trigueros, y como secretaria Remedios Sánchez García, ha decidido conceder el III PREMIO «ANDALUCÍA» DE LA CRÍTICA DE TEATRO 2013 a la obra Tartessos, debido a que “se trata, sin lugar a dudas, de una de las grandes obras contemporáneas por la conformación de un mundo primigenio que nace con la solvencia, el rigor y la trascendencia de la palabra poética. El texto, de gran belleza literaria, llega a fascinar, fruto de la imaginación desbordante del autor, que nos transporta a otra época, a otro mundo, a otra forma de entender y de vivir la existencia con gran verosimilitud y con gran enorme acierto creativo. Todo un canto al teatro como acto creador y representativo pero también como instrumento simbólico y agitador”.

F. Morales Lomas (presidente del jurado), José Torrente (diputado provincial de Cultura) y Remedios Sánchez (secretaria del jurado)

Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930)  es un dramaturgo y profesor universitario afincado en Málaga. En el ámbito de la vanguardia teatral antifranquista, estrena en 1972 en el Festival de Sitges la obra Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación, un espectáculo que es llevado posteriormente a la ciudad del Sena, en el marco de la I Semana Antifranquista de la Universidad de París. En 1974 estrena Pasodoble en el Festival de Teatro Nuevo de Madrid, y ambas obras se representan a lo largo y ancho de todo el territorio nacional durante varios años. En 1985, desde Estrasburgo le otorgan el Premio Europa por su obra Tartessos y este mismo año obtiene el Premio de Teatro Enrique Llovet, convocado por el Area de Cultura de la Diputación Provincial de Málaga, porGárgoris, rey de reyes. En 1992, la Junta de Andalucía le concede el Premio Andalucía de Teatro. En 2008, el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra "Pontifical", una crítica antisistema escrita en 1966 y editada clandestinamente en cciclostil en 1970. La Junta de Andalucía, también en 2008, le concede el Premio Luís de Góngora y Argote, destinado a la mejor trayectoria literaria, por el conjunto de su obra. El Premio de la Crítica Teatral por la obra Tartessos, revisada y ampliada, que ha sido publicada en 2012 por Fundamentos, viene a completar el homenaje a su figura y a su compromiso teatral.

                              

La entrega del Premio en su tercera edición se llevará a cabo en el Palacio de Condes de Gabia de la Diputación de Granada el próximo día 11 de diciembre, consistiendo en la entrega de una reproducción de “Máscaras”, creación del artista granadino César Molina. En dicho acto será homenajeado el dramaturgo granadino Fernando Alguacil, por su aportación al teatro realista social de la segunda mitad del siglo XX.
MÄS INFORMACIÓN: Remedios Sánchez, ASOCIACIÓN ANDALUZA DE DRAMATURGOS, INVESTIGADORES Y CRÍTICOS TEATRALES, reme@ugr.es





ROMERO ESTEO GANA EL III PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE TEATRO

NOTICIA OFRECIDA POR EUROPA PRESS
http://www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-granada-cultura-dramaturgo-miguel-romero-esteo-premio-andalucia-critica-teatro-obra-tartessos-20131129154203.html




(Nueva edición de Tartessos, publicada por la Editorial Fundamentos, Madrid, 2012)

GRANADA, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -

   El dramaturgo Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930) ha recibido el Premio Andalucía de la Crítica de Teatro 2013 por su obra 'Tartessos'. El veredicto ha sido dado a conocer este viernes por el diputado provincial de Cultura, José Torrente, tras la deliberación del jurado presidido por el profesor de la Universidad de Málaga Francisco Morales Lomas, con Julio Martínez Velasco, José Moreno Arenas, Mariano Sánchez Pantoja y Antonio Sánchez Trigueros como vocales y Remedios Sánchez como secretaria.

   El jurado ha reconocido que "se trata, sin lugar a dudas, de una de las grandes obras contemporáneas por la conformación de un mundo primigenio que nace con la solvencia, el rigor y la trascendencia de la palabra poética. El texto, de gran belleza literaria, llega a fascinar, fruto de la imaginación desbordante del autor, que nos transporta a otra época, a otro mundo, a otra forma de entender y de vivir la existencia con gran verosimilitud y con gran enorme acierto creativo. Todo un canto al teatro como acto creador y representativo pero también como instrumento simbólico y agitador".

   Miguel Romero Esteo es un dramaturgo y profesor universitario afincado en Málaga. En el ámbito de la vanguardia teatral antifranquista, estrena en 1972 en el Festival de Sitges la obra Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación, un espectáculo que es llevado posteriormente a la ciudad del Sena, en el marco de la I Semana Antifranquista de la Universidad de París. En 1974 estrena Pasodoble en el Festival de Teatro Nuevo de Madrid, y ambas obras se representan a lo largo y ancho de todo el territorio nacional durante varios años.

   En 1985, desde Estrasburgo le otorgan el Premio Europa por su obra Tartessos y este mismo año obtiene el Premio de Teatro Enrique Llovet, convocado por el área de Cultura de la Diputación Provincial de Málaga, porGárgoris, rey de reyes. En 1992, la Junta de Andalucía le concede el Premio Andalucía de Teatro.



F. Morales Lomas (presidente del jurado), José Torrente (diputado provincial de Cultura), Remedios Sánchez (secretaria del jurado)


   En 2008, el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra Pontifical, una crítica antisistema escrita en 1966 y editada clandestinamente en cciclostil en 1970. La Junta de Andalucía, también en 2008, le concede el Premio Luís de Góngora y Argote, destinado a la mejor trayectoria literaria, por el conjunto de su obra.


   El Premio de la Crítica Teatral por la obra 'Tartessos', revisada y ampliada, que ha sido publicada en 2012 por 'Fundamentos', viene a completar el homenaje a su figura y a su compromiso teatral. Tras dar a conocer el veredicto del jurado, el diputado de Cultura, José Torrente, ha reafirmado el "apoyo" de la Diputación Provincial a la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales y ha resaltado "su labor por la difusión del teatro en Andalucía y en esta provincia" por lo que "siempre tendrán las puertas abiertas de esta delegación de Cultura".

   La Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales nació con vocación de aglutinar a dramaturgos, investigadores y críticos de la escena andaluza, y así poder contribuir a la recuperación del teatro como uno de los géneros literarios por excelencia, junto a la poesía y la narrativa. Su finalidad básica es la defensa de su ámbito social y profesional para el desarrollo, en sus múltiples manifestaciones, de la cultura en general y del teatro en particular.

   Asimismo, "consciente del rico legado cultural de las ocho provincias", promueve "de forma primordial y preferente" la creación teatral de los dramaturgos andaluces, los estudios teatrales de los investigadores y críticos andaluces y los realizados sobre autores de la comunidad.

   Tanto el presidente del jurado, Francisco Morales Lomas, como Remedios Sánchez, profesora de la Universidad de Granada y secretaria de la asociación, han agradecido el apoyo de la Diputación a la difusión de este premio y han elogiado la trayectoria del dramaturgo Miguel Romero Esteo "cuya obra merece ser conocida por todos".



Leer más:  El dramaturgo Miguel Romero Esteo, premio Andalucía de la Crítica de Teatro por su obra 'Tartessos'  http://www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-granada-cultura-dramaturgo-miguel-romero-esteo-premio-andalucia-critica-teatro-obra-tartessos-20131129154203.html#AqZ1tnCDLpgfipyK
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ENLACES QUE DAN LA NOTICIA DEL III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA





jueves, 28 de noviembre de 2013

III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013


III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013



El próximo viernes 29 de noviembre de 2013 se fallará el III Premio Andalucía de la Crítica de teatro 2013 en una rueda de prensa que se ofrecerá en el Palacio de los Condes de Gabia, Plaza de los Girones, s/n., Granada.

El jurado está compuesto por profesores de Universidad, críticos teatrales y dramaturgos de reconocido prestigio.

Este premio lo concede la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales (http://adictateatroblog.blogspot.com.es/) y cuenta con el patrocinio de la Diputación Provincial de Granada.

Este premio se concede a una obra de teatro escrita por un autor andaluz o afincado en Andalucía, publicada durante el año 2012. Se admite la reedición de obras.

En las anteriores ediciones obtuvieron el premio el dramaturgo granadino José Moreno Arenas con Pulgas dramáticas (Ediciones Gestos) y el sevillano Julio Martínez Velasco con Teatro de la libertad: sofocado en el franquismo (Diputación Provincial de Sevilla).

Entre las seleccionadas para la final de este año se encuentran por orden alfabético de títulos:

1. La calle del infierno de Antonio Onetti, Ñaque Editoria, Ciudad Real.
2. Pictogramas de Tomás Afán, Asociación Española de Teatro para la Infancia y la Juventud, Madrid.
3. Tartesssos. Un memorial de tinieblas de Miguel Romero Esteo, Espiral/Fundamentos, Madrid.





ALGUNAS IMÁGENES DE LA MESA REDONDA LIBROS DE ÉXITO ATENEO DE MÁLAGA 27 NOVIEMBRE 2013

José Manuel García Marín, Pilar Villasana, Antonio García Velasco, Álvaro Luengo, José Gaitán y F. Morales Lomas

Álvaro Luengo, José Gaitán y F. Morales Lomas

José Manuel García Marín, Pilar Villasana y Antonio García Velasco

miércoles, 27 de noviembre de 2013

LOS LIBROS DE ÉXITO EN EL ATENEO DE MÁLAGA. EL ÉXITO DE LA NOVELA ACTUAL POR F. MORALES LOMAS

Los libros de éxito
27/11 | Salón de Actos| 20:00

Mesas redondas en el Ateneo Los libros de éxito
Ponentes:
F. Morales Lomas. Vocal de Literatura del Ateneo y Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios
José Manuel García Marín. Escritor
Juan Gaitán. Escritor y periodista
Álvaro Luengo. Presidente de los Editores de Andalucía
Antonio García Velasco. Escritor y profesor titular de la Universidad de Málaga
Pilar Villasana Salcedo. Librera de Librería Luces
Organiza: Vocalía de Literatura

Breve sinopsis:
Los libros más vendidos, los libros de éxito son los referentes de gran parte de lectores en la actualidad, pero en torno a ellos existe una larga historia de verdades y mentiras, que los escritores invitados a esta mesa abordarán ofreciendo las claves del éxito y de estos listados tan socorridos en los medios de comunicación. Una temática apasionante que nos permite hablar también de la calidad literaria y hasta dónde llega o no ésta.



EL ÉXITO DE LA NOVELA ACTUAL. LA OTRA NOVELA POR 
F. MORALES LOMAS

El objeto científico ha de ser fijado por su determinación precisa para no caer en contingencias innecesarias o contradicciones o en una nube retórica imprecisa. Para determinar y deslindar el concepto de literatura que alcanza un éxito deslumbrante entre la población se han creado términos muy diferentes que no siempre coinciden o, por el contrario, divergen y que, en algunos casos, tienen una voluntad crítica y difamadora, y en otros sólo poseen un valor especificativo o sencillamente determinativo que avala esa disposición al éxito o a la lectura masiva. Es necesario no perderse en esa nube terminológica pero también acordar que hay muchos términos para un solo concepto: novela que alcanza éxito de público y se vende mucho. Lo que evidentemente no significa que la venta sea un acto correligionario de su lectura, términos diferentes: en ocasiones el ornamento más querido de los muebles son los libros con su pátina de polvo.
Digamos que frente al término novela de género (mucho más light e inocente, todas las novelas son de género) y menos comprometido, quizá con mayor afán de estudiarlo desde una perspectiva más distanciada y, por tanto, científica, tendríamos el término literatura kleenex (de usar y tirar) que sería uno de lo más injuriosos en la línea de definiciones. Hay toda una distancia entre uno y otro, la misma que habría entre los lectores que aceptan este tipo de literatura y los que la denuestan profundamente.
Una de las definiciones la ofrecía Francisco Álamo[1] que decía lo siguiente:
Quizás convendría más atender y enfocar el fenómeno mundial del best-sellerismo en tanto que género literario específico, es decir, abordarlo, en primer lugar, como un texto, en la casi totalidad de los casos, narrativo, construido con vistas al consumo de un público inmediato y poco exigente y que pueda mantenerse en un puesto destacado de ventas durante largos periodos de tiempo -semanas e incluso años- que garantice su éxito económico y que así amortice las inversiones publicitarias que suelen acompañar tanto las elevadas primeras tiradas como la “presentación social” de la misma.
Entre los términos más arraigados en el ámbito internacional, que definen este ámbito exitoso, el que más fama ha alcanzado (y creemos que no añade ni quita nada a su valoración o menosprecio como no sea su condición de ser muy leído y, por tanto, ser un superventas) es del de best-seller[2]:
El ‘best-seller’ es la idea que fructificó en países del área angloparlante (países con una tradición de lectura de libros que no se dio en otras lenguas) de hacer un entretenimiento masivo que se utilizara como ‘soporte’ a la literatura. El ‘best-seller’ es material de lectura para gente que, si no existiera ese material, no leería nada.[3]
Sin embargo, hay otros términos no menos publicitados[4] que determinan ya en su uso un punto de partida y una disposición inicial viciada pues están cargados de significado y, sobre todo, de significado nocivo. Entre ellos se encuentran: trivialroman, literatura kitsch, literatura de masas, paraliteratura[5], subliteratura[6], infraliteratura, contraliteratura, trivialliteratur[7], literatura veraniega, sub-producto, denominado chick lit (Marian Keyes, Sophie Kinsella o Candance Bushnell)[8], aparte de los ya dichos: novela de género, novela kleenex o best-seller.
En la mayor parte de ellos el término permite una vindicación pues se emplea no para ser definido sino para ser embestido. No son palabras con una gran carga peyorativa, sino palabras nacidas para negar el concepto literatura y procurar su destrucción como producto estético. Y la razón fundamental es bien simple: esta literatura se considera por parte de la crítica especializada como banal e intrascendente. Es la élite crítica y profesoral (la «élite perita» en la literatura) quien (de modo general) desdeña estas creaciones literarias que se alejan de los criterios estéticos que forman parte de la consideración de una obra literaria de calidad, pues se entiende que:
La cultura es un hecho aristocrático en el que sólo tiene que participar gente refinada, cuyos gustos y sensibilidad se alejan de la vulgaridad de las masas[9].
Una de las razones más frecuentes que se argumentan para denigrar estas obras que alcanzan ventas millonarias es que no triunfan entre el público por su calidad literaria sino porque la potencia arrebatadora del mercado determina o no su éxito y convierte a una obra de pésima calidad en una obra querida. Al respecto decía Antonio Gamoneda[10]:
En fin, el español crece pero no de la forma y en el orden que todos quisiéramos. La literatura en lengua española va bien (lo cual no es tanto como ir muy bien) pero el mercado interviene en la producción y la desnaturaliza. Es curioso —y fastidioso— que para hablar de un libro de éxito haya que decir que es un best seller.
Sin embargo, no hay que perder de vista, como dicen Valles y Álamo, que subgéneros literarios que han sido tradicionalmente embestidos pueden a partir de determinado momento histórico alcanzar un valor que en su génesis no habían advertido y adentrarse por una senda aceptable para esa élite que determina el objeto llamado literatura:
Esta conceptuación, sin embargo, no sólo es evaluativa y, por ello, discutible, sino sociohistórica, por lo que ofrece rasgos de discrecionalidad vista sincrónicamente y de mutabilidad contemplada diacrónicamente: se puede observar así el cambio de consideración de determinadas modalidades narrativas (el romance, el folletín, la novela negra), incluso en el sentido indicado por -para citar un recorrido estrictamente ruso- Belinski, Shklovski y Bajtín de que se conviertan en hegemónicos determinados géneros considerados en un determinado momento histórico como populares o plebeyos: el caso de la misma novela[11].
¿Qué razones producen el cambio? ¿Permutas en los gustos literarios de las élites? ¿Beneplácito de las propuestas estéticas? ¿Calidad de los nuevos cultivadores de estos subgéneros que realzan los mismos sacándolos del limbo de la denotación? Puede suceder que históricamente cuando estas obras fueron acometidas por ser un atentado contra la calidad literaria los especialistas de entonces se dejaban quizá llevar más por prejuicios estéticos de época que por razones objetivas de calidad. En el ámbito de la historia del arte ha sucedido lo mismo. ¿Qué se decía, por ejemplo, de las primeras pinturas impresionistas o de las primeras cubistas por los críticos más afamados? En todos los órdenes estéticos ha existido ese prurito intelectual propio del burgués que no acepta objetos literarios ajenos a su gusto estético o simplemente que pudieran agradar al pueblo[12]. La negación en su momento del romance como ejercicio literario fue vilipendiado por muchos, el caso del marqués Santillana es sintomático. Sin embargo, llegado el siglo XX, el Romancero gitano se convierte en una de las obras más emblemáticas de Lorca. ¿Qué motiva el cambio? Creo que todos los factores coadyuvan a ese cambio de tendencia: la ausencia de los antiguos prejuicios, la renovación de los gustos literarios y la calidad de las propuestas de escritores que dan al género unos atributos que antes no tenía. De hecho, obras como El nombre de la rosa de Umberto Eco, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar o algunas de Vázquez Montalbán, aún siendo best-sellers, sin embargo, son obras que dotan al subgénero de gran calidad literaria.
El prejuicio estético de que por ser un subgénero literario determinado, llámese equis, aceptado por el pueblo, sea suficiente para arrinconarlo y vilipendiarlo no es suficiente, el problema se produce y agrava porque abundan productos de estas condiciones estéticas que son de baja o ninguna calidad, y no por el género en sí. Una thriller novelístico no tiene por qué ser mala literatura en sí, como horma estética, sino que será la construcción novelesca la que determinará su bondad o condenación. En este sentido afirmaba Juan Madrid[13] que el «género no informa sobre la calidad.» ¿Acaso no eran consideradas las novelas de caballerías perversas en sí?[14] A pesar de la calidad contrastada de obras como Tirant lo blanc o Amadís de Gaula.
En cualquier caso, lo que llamamos subliteratura, infraliteratura... son conceptos insuficientes para expresar una realidad objetiva concreta, un objeto científico determinado y no sirven para definir estos subgéneros narrativos porque ya de partida apuestan por su dilapidación en origen, de modo que otros que aventuren un valor descriptivo o justifiquen su valor como objeto científico son mejores para su conceptuación.
Y lo que decíamos conecta también con una noción trascendente en el ámbito de la literatura: el tiempo. La dictadura del tiempo y el valor de lo efímero, su intensidad temporal. Existe una relación entre el éxito de una obra literaria y su valor efímero desde un punto de vista temporal. Novelas que durante unos años generan pingües beneficios, pasada esta época indeterminada, nadie las compra, nadie las lee y nadie las necesita. Hubo épocas históricas en las que la duración de una obra literaria abarcaba mayor espacio temporal que hoy día, en que tres o cuatro años son un siglo diacrónicamente hablando. Las obras dejan de tener ese valor de mercado en poco tiempo. Así sucede con los discos, las películas... y hasta el frigorífico. Como objeto-libro que es, el best-seller queda obsoleto para dar su entrada a otro nuevo y diferente. Cuando ese best-seller (que deja de leerse pasada «su época») se sigue leyendo, acaba convirtiéndose en una obra clásica, según algunos críticos. Así lo afirma Viñas Piquer:
No es que una obra superventas no pueda ser leída durante mucho tiempo; lo que no puede es ser leída durante mucho tiempo masivamente, de la forma tan espectacular como se lee mientras permanece en la lista de los libros más vendidos. Los best-sellers de larga duración son en realidad ya obras clásicas, están en una dimensión distinta, alejada del fenómeno que aquí analizamos[15].
Si se acepta esta visión que transmite Viñas Piquer, no le daríamos importancia a esa élite cultural, que hoy día afirma con rotundidad que los best-seller son un acto maléfico, ni admitiríamos las consideraciones técnicas sobre el maleficio de muchos best-seller pues bastaría con dejarlas pasar unos años para ver si se convierten o no en obras clásicas, siguiendo ese principio de que «el tiempo lo curará todo».
Entendemos por el contrario que si una obra es pésima técnica, estructural, argumentativamente, lo será siempre: lo diga su porquero o Agamenón, la acepten o no millones de personas a lo largo de cien años. Otra cosa es que, sin entrar en el análisis textual y sólo llevados de una recepción de prurito intelectual enviemos al «pelotón de los torpes» a los autores que han elaborado estas obras que han sido consumidas hasta la extenuación. En este sentido,consideramos que la opinión de Vargas Llosa sobre Corín Tellado ofrece una visión imparcial que no se deja llevar por ese furor contra la literatura de masas calificándola de entrada como algo plebeyo y perverso en sí:
El escritor Mario Vargas Llosa calificó a la escritora Corín Tellado, como «un fenómeno sociológico y cultural cuyas obras hicieron soñar a millones de mujeres en España y América Latina». «Corín Tellado, con esas novelitas ligeras, daba a sus lectoras esa ración de fantasía e irracionalidad sin la que no podemos vivir», declaró sobre la escritora fallecida este sábado a los 81 años. El escritor, pese a que negó haber leído alguna de sus novelas, defendió su carácter de autora dedicada a una «una literatura menor y popular, sin pretensiones intelectuales, dirigida a un público humilde y poco informado». «Era una fabuladora nata, sin una gran formación, pero con una intuición romántica que iba al compás de los tiempos», agregó[16].
En el caso específico de la literatura de género española o en español es evidente que está siendo transnacional, un hecho que no sucedía hasta ahora con nuestros narradores, apartados de las listas de autores seguidos en el mundo. Uno de los que defienden con ahínco la literatura de género que practican los escritores españoles es Enrique Murillo[17] que dice lo siguiente:
En mi opinión muy personal, este fenómeno supone un enorme paso adelante en relación con los bodrios de los años (y siglos) en los que aquí se confundía la literatura con los refinamientos léxicos o estilísticos, y que nos condujeron a ser una de las más tediosas y menos traducidas literaturas del universo. Como mínimo, nuestros actuales novelistas de género son al menos narradores, predecibles sin duda, poco dados a darnos quebraderos de cabeza, pero con un afán encomiable por practicar el arte de contar historias.
C. Ruiz Zaffón, Javier Sierra, Julia Navarro, Jordi Sierra i Fabra, Javier Cercas, Arturo Pérez Reverte, A. Vázquez Figueroa, Matilde Asensi, Juan Madrid, J. Eslava Galán, Luis Goytisolo (en los últimos tiempos)... son algunos de estos autores españoles a los que se refiere Murillo que han creado una expansión de la narrativa española en otras latitudes y también han sabido acercarse a ese lector de clase media de sociedades urbanas que toman la literatura con una cierta distinción y la convierten también en un objeto de socialización. Si no se lee lo que la mayoría lee no se está en el ámbito espacial, dialógico y socializador adecuado. La literatura así se convierte en un objeto de intercambio de ideas y no sólo en un objeto de valor relativo:
Sirvió para dotar a estas de un distintivo de clase, al conformar un territorio propio frente a la élite -literatura de 'canon'- y frente a la masa que, debido al factor nivelador de la industrialización, tendía y podía acceder a los espacios de la clase media. Junto a ello, también posee importancia la etiqueta culturalista del 'best-seller' -libro como prestigio- que se acompañó y acompaña de conceptos novedosos y de enorme potencia, aportados por la sociedad avanzada de mercado como el estar al día - a la última- compañero de viaje de la publicidad, la fama y la moda que, a su vez, son igualmente claves e importantes para el desarrollo del 'best-seller'

Condiciones sociológicas determinadas como el progresivo aumento de un sector de la población (la clase media) y su interés por la lectura ha creado esa dinámica. Un colectivo social amplio que posee medios económicos suficientes para poder comprar libros y ávido de mostrar su compromiso con la narrativa que posea determinados rasgos formales y contenidistas, sin caer en el prurito del intelectual culto o de la élite. Esta nueva situación ha permitido este desarrollo del best-seller en España y en otros países y justifica su trascendencia en la actualidad. Sin embargo, es difícil saber la razón de su extensión (se pueden ofrecer diversas razones) en número de ventas de una novela. Julia Navarro[19] lo veía de este modo:
El por qué algunos libros se convierten en éxitos de ventas y otros no es casi un misterio, que no he logrado que me desvelen ni siquiera los muchos libreros que he conocido en estos últimos años. La mayoría coincide en que la mejor y más exhaustiva campaña de marketing puede ayudar a vender unos cuantos miles de libros, pero no a convertirlos en éxitos de ventas. Es el boca a boca lo que funciona, son los lectores los que tienen la última palabra más allá de las recomendaciones de los críticos o de la publicidad. Ésa es la magia de los libros, el factor inesperado que hace que unos lleguen al corazón de los lectores y otros...
De modo que, a pesar de los que niegan su valor literario (y en muchos casos sus razones son totalmente compartidas por nosotros) hemos de considerar otros factores trascendentes para el libro como fenómeno universal. Como decían algunos, la irrupción de este tipo de literatura no sólo ha reactivado el comercio del libro, aumentado los niveles de lectura y hecho al libro objeto de culto, sino también ha incidido en otros elementos trascendentes para una sociedad que necesita de ocio y entretenimiento, y el libro viene a darle esto que necesita. Como decía Ruiz Ortega[20]
Son las novelas de género, muchas de ellas cobijadas por el rótulo de Best Sellers, las que han mantenido el espíritu vivo del siglo de la novela: la novela decimonónica. Una mirada somera sobre lo acontecido durante el XIX nos permite llegar a la conclusión general de que fue el ánimo totalizador lo que germinó la novela con voluntad de crónica, en la que todos podían ser protagonistas de una historia bien contada, a manera de novela-río como los rusos, a manera de novela-episodio como los franceses. En otras palabras, el tema, o asunto, como base de los
cauces formales que se depurarían en el siglo siguiente. Basta leer las entregas de escritores de género como Philip K. Dick, Robert Ludlum, Stephen King, Irving Wallace, James Ellroy, John Le Carré, Manuel Vázquez Montalbán, Raymond Chandler (...) Es por ello que, más allá de ser catalogados como escritores menores, estos no dejan de gozar los favores honestos del público lector, quienes son los verdaderos jueces a la hora de valorar un texto, y este reconocimiento se da porque estos autores de género la tenían (y tienen) muy clara a la hora de narrar: enganchar al lector con un argumento que no deje indiferente. Mientras se sigan escribiendo novelas que relaten una historia, la novela como género supremo de libertad temática y formal no se verá socavada por aquellas incursiones llevadas a cabo de espaldas al lector, que también son válidas, pero no determinantes al detallar los alcances naturales de la novela como tal.

[1]F. Álamo Felices: “Literatura y mercado: El best-seller. Aproximaciones a su estructura narrativa, comercial e ideológica, [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 10 de enero de 2010).
[2] La condición de best-seller está regulada en torno a los 200.000 ejemplares de tirada.
[3] C. Aira, “Best-Seller y literatura”, [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 12 de enero de 2010).
[4] D. Viñas Piquer, El enigma best-seller. Fenómenos extraños en el campo literario, Barcelona, 2009, p. 41: “Palabras formadas con prefijos que ponen de manifiesto una evidente connotación peyorativa y con los que parece querer destacarse sobre todo el carácter instrascendente de este tipo de obras”.
[5] El concepto y término de paraliteratura fue “propuesto por Marc Angenot (1975), dadas las connotaciones peyorativas de los más usuales de infraliteratura o subliteratura, para referirse al 'conjunto de la producción escrita u oral no estrictamente informativa que determinadas razones ideológicas o sociológicas mantienen al margen del ámbito de la cultura oficial en una determinada sociedad'. Aunque la noción no está estrictamente reservada a la narrativa (cómic underground, fotonovelas, etc.), sí que es en esta macromodalidad discursiva, y sobre todo en la novela, donde la institución literaria y el canon suelen situar preferentemente determinadas majadas separatorias en función del criterio cualitativo del género o de la mayoría de sus obras (novela rosa, del oeste, de ciencia-ficción, de terror, policial, etc.).
[6] El término 'subliteratura', bajo el cual se han llevado a cabo interesantes análisis (Amorós, 1968, 1974; y Díez Borque, 1972) conlleva una jerarquización evidente en tanto que toda manifestación subliteraria se considera que tiene un valor inferior de la 'literaria propiamente dicha'. El término 'infraliteratura', utilizado en otros ámbitos, conlleva, igualmente, un juicio de valor implícito. Bajo el concepto de 'paraliteratura' se han acogido distintas manifestaciones escritas que no son propiamente literarias como las cartillas para aprender a leer, folletos, prospectos, libros de autoayuda.
[7] Término empleado en Alemania para referirse a este tipo de obras.
[8] Esta novela chick lit se origina a lo largo de los años 90, teniendo como texto fundacional el exitoso libro El diario de Bridge Jones de Helen Fielding
[9] Viñas Piquer, Enigma, op. cit., p. 43.
[10] A. Gamoneda, “Teoría española del best-seller”, Anuario 2006-2007, Instituto Cervantes, pp. 530, también [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 10 de enero de 2010).
[11] J. Valles Calatrava y F. Álamo Felices, Diccionario de teoría de la narrativa, Granada, 2002, p. 494.
[12] M. García-Posada, “Tolstoi, el demiurgo”, El País, 18 enero 1992, p. 22. Afirma que ahora está de moda decir que los best-sellers no son malos en sí mismos: “Tales afirmaciones son fruto de la frivolidad o de la incultura”.
[13] J. Madrid, “¿Escritores y escribidores?”, El País, Babelia, 28 mayo 1994, p. 11.
[14] Evidentemente el prejuicio estético partía de la persecución eclesial al estar en el Index de libros prohibidos. Pero incluso Cervantes, las zahiere aunque salve algunas: Tirant lo blanc, Amadís…
[15] Viñas Piquer, Enigma, op. cit., p. 75.
[16] Información de la agencia EFE, [en línea], Dirección URL: (Consultado el 12 enero de 2010).
[17] E. Murillo, “Superventas”, en Quimera (“El alfabeto de los géneros”), núm. 263-264, noviembre 2005, pp. 99-100
[18] Acín, “Best-seller”, op. cit., p. 100.
[19] J. Navarro, “Muchos lectores, mala prensa”, El País, 27 de mayo de 2007, también [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 13 de febrero de 2010).
[20] Ruiz Ortega, op. cit.
Publicado por Morales Lomas    

sábado, 23 de noviembre de 2013

RESEÑA SOBRE BAJO EL SIGNO DE LOS DIOSES DE F. MORALES LOMAS POR ENCARNI PÉREZ





Reseña publicada en el periódico WADI-AS, p. 21, del 23 al 29 de septiembre

Se puede leer en el siguiente enlace

https://docs.google.com/file/d/0BydDIcKS2Sl0bGlBYU94UnVubHl1MEFxQk5lMmE0R0xaZGM4/edit



UNA LECTURA HETERODOXA DE FRAY LUIS DE GRANADA Y EL HUMANISMO SOLIDARIO POR F. MORALES LOMAS

ESTE BREVE ENSAYO SE PUBLICARÁ EN EL PRÓXIMO NÚMERO DE LA REVISTA ENTRERÍOS, DEDICADA A LA LITERATURA RELIGIOSA


FRAY LUIS DE GRANADA

Hace un tiempo me comprometí a escribir sobre Fray Luis de Granada, el más grande de los oradores sagrados que ha conocido España y best-seller del siglo de oro con su Libro de la oración .
Y algunos dirán: ¿cómo una persona agnóstica como usted se decide a escribir en el momento actual sobre alguien como Fray Luis de Granada, uno de los intelectuales más importantes de la España del siglo XVI, defensor de ideas tan doctrinarias aunque amenazado por la Inquisición? ¿Qué hace una oveja descarriada interpretando a un sabio del clasicismo español del Cinquecento? ¿Qué puede aportar, si acaso, fray Luis de Granada al no creyente, al agnóstico o simplemente al cristiano?
Siempre existe una intrahistoria (en palabras de Unamuno) en cualquier toma de decisiones importante que se lleve a la práctica en la vida. Y, como era de esperar, también en esta.
La decisión tiene mucho que ver con la memoria, los sentimientos y los afectos… y hay que incardinarla en una vuelta al pasado. Quiero decir que al pensar en Fray Luis de Granada, de pronto la adolescencia ha aparecido en mí con su rubor de antaño, con su osadía y con su cielo conquistado, ganado o definitivamente perdido. Les estoy hablando de los últimos años del franquismo, los cursos 1971-1972 y 1972-1973. Por entonces España estaba hecha unos zorros (casi como ahora) y algunos andábamos contemplando las boqueadas de un régimen dictatorial que se tambaleaba en un misticismo egregio a pesar de los pecados contra el sexto (cosas de la edad y la sangre) a los que teníamos que hacer frente de continuo porque ya se sabe que “la cabra tira al monte”. ¡Y había tantas cabras descarriadas entonces!
Digo yo que algo de aquel misticismo  pródigo vendría por nuestra asistencia a las clases de quinto y sexto de bachillerato en el Seminario Menor (o habría que decir más propiamente el Instituto que como anejo había al mismo) y aquel aire de luminosa presencia de los futuros curas de Granada que inundaban las aulas de entonces. Algunos compañeros míos hoy ejercen su magisterio religioso, aunque los años han creado una distante pátina en nuestros apegos.
Eran años de una eficaz quimera. Se vislumbraba la utopía. Sabíamos que al dictador no le quedaba ya mucho resuello y la democracia estaba vecina. Sin embargo, los jóvenes que entonces andábamos por los catorce años vivíamos aquel misticismo especulador al que me refería. No en vano, vivíamos rodeados de seminaristas y eran las aulas del seminario, sus instalaciones deportivas, su biblioteca y su salón de actos los que nos servían de refugio y cerco a nuestras vidas, de espacio dorado, que diría el poeta, donde razonar y sazonar el tiempo.
Por entonces dirigía aquel centro una de las mejores personas que he conocido en mi vida (no he conocido muchas, la verdad): Don Gaspar de la Chica Cassinello. Un verdadero prócer de la cultura, catedrático de latín y más tarde profesor de la Universidad granadina. Un mocoso como yo (¿qué son catorce años si no?) hablaba con él como si fuera su amigo, me invitaba a ir a su casa (un verdadero museo, pues no en vano, su afición era la arqueología) y charlábamos de algo que en esa edad viene muy a propósito y está en la línea unamuniana de la exsitencia: la búsqueda del sentido de las cosas, la trascendencia de lo religioso, los límites que esto nos impone y la exploración de la verdad y la libertad en un mundo hostil. Nosotros, a la vez que estábamos descubriendo la sexualidad y a la mujer, también estábamos descubriendo el mundo. Y había muchas cosas que nos atraían, muchas de ellas pecaminosas, porque ya se sabe que el pecado ha ejercido siempre mucha atracción por su componente de prohibición corrosiva. Y, por entonces, diezmado por las enseñanzas recibidas había ocasiones que me sentía un pecador como la copa de un pino. No mucho menos que la mayoría de los que ¡ahí! casi andábamos con pantalones cortos.
En mis ataques de misticismo (era asiduo a la misa y a oficiar de ayudante cuando se apreciaba, casi monaguillo diría) buscaba libros que aclararan mi existencia y ese mundo ruinoso que hallaba a mi alrededor. Miseria por todas partes, egoísmo, hipocresía… Me estaba comenzando a dar cuenta de lo que era el mundo y no me gustaba ni un ápice. Cuando podía, ayudaba en causas perdidas: en organizaciones no gubernamentales que ayudaban a los necesitados y a dar mi sabiduría (¿qué podía ofrecer un chico de catorce o quince años?) a los que se hallaban todavía más faltos de ella que yo. Hacía lo que podía y estaba comprometido con la causa de la humanidad. Esa palabra que suena tan rimbombante y que ahora se ha puesto de moda, quizá porque hemos llegado a la conclusión de que la globalización ya sí nos ha hecho a todos un poco más hermanos y humanos.
La lectura también me servía de consuelo. Era el único consuelo ante tanta soledad, desolación y aislamiento. Con frecuencia me acercaba por la calle Elvira donde había una librería de viejo con el que me llevaba muy bien y que, seguramente, era el mejor bibliófilo que había entonces por Granada. Allí compré muchas obras: Crimen y Castigo, El extranjero de Camus, poemas de Garcilaso, novela negra… y, por supuesto, en ese arrebato místico-ascético al que vengo aludiendo, la obra de la que quería hablarles: Guía de pecadores de Fray Luis de Granada , en una publicación de la Editorial Sopena de Argentina y en la colección Universo, que llevaba fecha de edición de 1946. Libro que ejerció una gran seducción entre los heterodoxos como el abate Marchena o Emilio Castelar. Todavía la conservo como un regalo de época, igual que conservo todos aquellos libros que fui comprando. Pero ya está deslucida, amarillenta, con ese color ocre que ofrece la cultura cuando pasan los años por ella. Por entonces no había dinero para comprar libros, pero había tomado la iniciativa de guardar en una hucha el escaso estipendio que me daban mis padres para unas chucherías o para ir al cine y así hacer una biblioteca de la adolescencia que ahora me llena de pasado y nostalgia.


FRAY LUIS DE GRANADA, EN PROSA, HA LLEGADO 
A LOS MISMOS EFECTOS QUE  GARCILASO EN VERSO

                                                                                      AZORÍN 




Guía de pecadores es un libro que ayuda a vivir al que se considera cristiano, pero desde luego puede ayudar (y mucho) al que sencillamente desea, como hoy se dice, “poner en valor” los beneficios de eso que se llama humanidad compartida y humanismo solidario.
Desde luego que el sabio granadino nos ofrece las reglas del bien vivir bajo la férula del cristianismo: de ahí la conversión del pecador con la exaltación de la oración, la confesión y la comunión, pero sobre todo, y ahí está lo que más me interesa: la perfección y la buena vida, que algunos confunden con estar borrachos todo el día o bajo los efectos de esos menjunjes que nos conducen por los paraísos artificiales de la idiocia.
Un pensamiento que está muy presente siempre en su obra es penetrar en el interior de uno mismo y comprendernos, comprender el mundo que nos rodea si previamente nos hemos conocido a nosotros mismos. El consejo de Sócrates parece que está presente: conócete a ti mismo. Solo a partir de este momento, podremos penetrar en el enigma de la humanidad y en el otro, el verdadero referente para nosotros de eso que hemos dado en llamar “humanismo solidario”.
El concepto de muerte nos delimita el terreno (“eres hombre, sabes por cierto que has de morir”), el campo de juego de la vida. Con mucha frecuencia, o somos ajenos estos límites o nos cercenan nuestra existencia, pero para Fray Luis de Granada son un buen reclamo para imbuirse del concepto relativo de las cosas y la trascendencia de otras realmente superiores. Necesita que dejemos esa liviandad en la que nos movemos y nos introduzcamos en lo sustancial. Las preguntas del poeta en su poema “Lo fatal” de Rubén Darío, parece que están presentes cuando Fray Luis de Granada se pregunta retóricamente: “¿Dónde irás? ¿Qué harás? ¿A quién llamarás?” Y se responde que “alegre cosa es para el que vive la vista de sus hijos, y de sus amigos, y de su casa y hacienda, y de todo lo que ama”.
Surge entonces el concepto de rendimiento de cuentas ante la existencia, del recordatorio de las cosas y las actuaciones de la vida. Al final, siempre hay que colocarse en el final, y rememorar qué ha sido nuestra existencia. Este propósito nos permitirá seguir avanzando. De ahí que nos hable de ese “juicio final” que para un agnóstico debe ser un análisis permanente de la realidad y un compromiso con el todo. Esta visión apocalíptica que él ofrece lo hace introducirse en lo que llama la “gloria de los bienaventurados”, es decir, esos principios que, según San Agustín, deberían regir nuestros actos: vida sosegada, vida hermosa, vida limpia, vida sin tristeza, sin dolor, sin congoja…: “Cuanto más te considero, más me hiere tu amor. Grandemente me deleita el deseo grande de ti, y no menos me es dulce tu memoria”. Cualquier enamorado suscribiría estas bellas palabras.
Pero existen prisiones del “corpezuelo” que nos impiden esa travesía placentera a la que se refiere el sabio Fray Luis, que habla metafóricamente de tormentas, ladrones y corsarios, guerras… ese infierno de la vida en cuya eternidad de males andamos de continuo y acosan nuestra existencia. Fray Luis de Granada expresa la necesidad de, a pesar de todo, agradecer el haber existido y el esfuerzo de los demás por nuestra existencia habiendo siempre una necesidad de agradecer permanentemente los beneficios recibidos. Se debe estar ejerciendo la libertad y postulándose frente a la maldad y rehuyendo la mala vida: “El niño llora cuando sale del vientre de su madre, porque no conoce cuánto mejor es  este a donde viene, que aquel de donde sale”. Y nos incita a valorar la bondad de lo bello y lo bueno que existe en esta vida y obviamente incita, desde su perspectiva, a esa conversión necesaria. Pero desde luego existe una apuesta por la otra vida: “No se acaba del todo el hombre cuando muere… queda otra vida perdurable”.
Sin embargo, lo que me interesa resaltar es algo que conecta esta visión con ese humanismo solidario al que nos referimos, sobre todo cuando dice: “No hay criatura en el mundo, si bien se mira, que no nos llame al amor y servicio común del Señor”. Idea extensible a esa humanidad en la que se concitan las expectativas del hombre contemporáneo a la que nos referimos. Y el camino que propone para conseguir esa humanidad no es otro que “la razón, y la justicia, y la ley…” Palabras en las que obviamente se reconocerá cualquiera. Y es que Fray Luis de Granada bebe de Erasmo y de su espíritu humanista, de ese humanismo cristiano en este caso, como bien nos recordaba León Navarro , y de un humanismo esperanzado, que no ingenuo, como la mayor parte de los humanismos defendidos por esas antropologías de época que acabarían en el desengaño, sino otro tipo de humanismo, comunicable y espiritual:

Con ello descubrimos en el ser humano su apertura a la trascendencia, la comunicabilidad con los otros y con el Otro, Dios, y la capacidad de ser elevado al orden de la gracia .

  Y de hecho, esta aventura humanista, lo hizo enfrentarse al tribunal de la Inquisición que afiló sus cuchillos contra el fraile a principios del verano de 1559 y cuyas obras estarían destinadas a estar en el Índice de libros prohibidos  que iba a enumerar el Tribunal de la Santa Inquisición como también advertía Alonso del Campo . Es obvio pensar que en ese humanismo militante de fray Luis de Granada la existencia de ese ser humano no es ajeno a Dios (Sumo Hacedor) cuya presencia y valores deben ser tenidos en cuenta:

La amenaza más grave sobre el hombre es que llegue esa dimensión esencial de su vida. Si hay dominio del mundo y tecnificación, pero falta la adoración, no hay humanismo. Sin la llamada de la trascendencia, el hombre corre el grave riesgo de ser manipulado, con fines que no son los de un verdadero servicio al hombre. Sin contemplaciones el mundo acabaría en la humanización.

Para ello propone unas reglas del bien vivir que se reducen a un principio muy básico, como de andar por casa: “Guardarse del mal y hacer el bien”.
Lo que le lleva, en consecuencia, a proponer una serie de males de los que debemos de huir y una serie de bienes a los que debemos hacer frente. Entre los males sitúa la blasfemia (pero también la infidelidad, la desesperación y el odio a Dios), el jurar el nombre de Dios en vano, la torpeza y carnalidad, el odio y la enemistad formada con deseo de venganza contra el otro, el retener lo ajeno contra su voluntad, el quebrantar cualquiera de los mandamientos eclesiales, pero también la envidia, la ira, la murmuración, el escarnecer y mofarse del otro, el juzgarlo temerariamente… y la mentira y la lisonja que procura beneficios.
Pero existe todo un corolario de maldades que no acaban en estas palabras mayores contra Dios y el “otro” (el prójimo) sino que conforman y delimitan esa inferencia de la maldad que no debe menospreciar las cosas menores porque presto caerá en las mayores: la vanagloria, la gula, los pensamientos ociosos, las burlas desordenadas, el perder el tiempo e incluso (algo que llamará mucho la atención) el dormir demasiado…
Son los males que la humanidad, según fray Luis de Granada, debe alejar de sí misma si quiere progresar en las bondades humanas. Y lo primero de todo es tener suficiente humildad para reconocerlo. Este principio nos salvará.
A continuación enumera los remedios contra esas maldades y apunta las siguientes: analizar detenidamente todo lo que perdemos por incidir en esas abusivas maldades pero también evitar aquellas malas compañías que puedan inducirnos a la maldad. La rapidez en la reacción tiene tanta o más importancia como el uso de los sacramentos, la oración o los buenos libros. Incluso el ayuno o la abstinencia de determinados alimentos (algo que procede de esa larga tradición oriental y que llegará al medio oriente, como tantas otras cosas) y la realización de buenas obras que redunden en el ejercicio de la bondad. Pero desde luego el encontrarse consigo mismo en la meditación que genera el silencio y la soledad, que nos permitan entrar en la idea de la importancia que tiene no perder el tiempo vanamente. Y, desde luego, hacer un ejercicio básico de humildad y abandono de la vanidad suma que todo lo corrompe.
Pero, sobre todo, a partir del capítulo IX propone una serie de principios que van a permitir el uso de los valores del ser humano. Se parte de un principio básico: el dar a cada uno lo suyo, que nace de un principio de justicia sobre el que debe sostenerse ese ser humano. Ese principio de justicia conlleva en consecuencia la denuncia de la injusticia y la postura crítica ante esta.  Y este ha de tener dos pilares básicos que son: la prudencia y la fortaleza para ejecutar todo con rigor y severidad. En esa tradición que tanto tendría que ver con el orfismo y otros ritos (no comer carne ni derramar sangre animal…) propone que el cuerpo sea tratado con rigor y aspereza.  El credo órfico proponía una nueva interpretación del ser humano (cuerpo/alma, esta última como la única que sobrevive) que tendría precedentes en Homero (que ad sensu contrario vería lo verdadero en el cuerpo y no en el alma como los órficos), lo que el iniciado debe cuidar siempre y esforzarse en mantener pura para su salvación. El cuerpo es un mero vestido, una prisión, una tumba del alma. De ahí la necesidad de ese rigor al que se refiere fray Luis de Granada. Dice que si hubo ciudades y reinos que se perdieron por los regalos y las delicias, por esa demasía en las cosas, el cuerpo debe permanecer ajeno a esa “erótica” que ejerce la blandura y la vida regalada y se debe ejercitar en la aspereza “en el comer, en el beber, en el vestir, en la cama, en la mesa, en la casa, y finalmente en todas las cosas que pertenecen para la conservación del cuerpo; en las cuales no se ha de tener respecto a su regalo, sino a la necesidad”. De ahí la necesidad también, en el trato con nuestros semejantes, de ser humildes, suaves, mansos y graves.
Y es que, como vamos viendo, existe en su vocación humana una preocupación trascendente por los problemas del hombre y el modo de resolverlos. En esa vocación, que fue la de toda su vida, sus escritos tratan de establecer las coordenadas previstas con la presencia de este como frontispicio de sus actuaciones, pues ve a este como creación divina antes que cualquier otra cosa, y su propósito es que vuelva a cerrarse en él ese círculo de su profunda humanidad.
Habría pues una búsqueda de la raíz ontológica de ese ser. Pero también se ejercita en él esa apertura a lo trascendente que nace de la mente de cualquier hombre (sea o no religioso), y, en consecuencia, las derivas de su mundo interior. Y también, como vemos en las últimas ideas, hay una realidad biológica a la que no es ajeno y que influye sobre manera en esa voluntad de pureza anímica:

La consecuencia primaria y básica de la visión del hombre en fray Luis es que debe estar animado por una esperanza viva que contrasta con el pesimismo, el nihilismo, la opacidad, la desesperanza y el desarraigo o el individualismo insolidario a que han conducido gran parte de las antropologías modernas, encerradas en un subjetivismo, en un inmanentismo reacios o negadores absolutos de toda trascendencia en el hombre .

Es en esa capacidad contemplativa y la apertura a lo trascendente es donde radica el humanismo solidario que propone fray Luis de Granada, con lo que defiende uno de los elementos básicos de cualquier ser humano: su dignidad:

Fray Luis deja al hombre en un silencio capaz de acercarle a su propia intimidad. Frente al hombre disperso y dividido, fray Luis presenta al hombre de la interioridad y la armonía .

En esa búsqueda de la perfección en el ser humano, defiende que una de los instrumentos fundamentales está en la lengua, y siguiendo al sabio, dirá: “La muerte y la vida está en manos de la lengua”. De modo que esta es un fiel reflejo del ser humano, su dignidad y su bondad. Y uno de los elementos básicos es la humildad, definida por San Bernardo como el desprecio de sí mismo, que es una forma de contemplar con distanciamiento las cosas del mundo, aspirando a otros bienes espirituales.
Desde luego que la imaginación mal conducida también puede ser una fuente de conflictos para el ser humano, sobre todo cuando tiene como aliado la falta de entendimiento y la ausencia de prudencia, que se define básicamente como una forma de conocerse el hombre a sí mismo.
Cuando esto sucede estamos condicionados para realizar los peores pasos, tanto como cuando  abandonamos el justo medio que ya habían predicado, entre otros, Confucio, Budha, Lao Tsé, Platón, Aristóteles, Krishna, el Bagavad Gita... Confucio, cuya doctrina de la Medida Áurica se tradujo como el Justo Medio, propone el Cheng-Yung o doctrina del medio. Aquello que no se desvía a un extremo se llama (Cheng), y lo que no es confiable recibe el nombre  de perseverante (Yung). El camino recto o ley ordenada  del universo representa el centro, el hecho de mantenerse  en el mismo supone la perseverancia.
En Grecia, la doctrina del "Justo Medio" la desarrollan de manera manifiesta Platón  y Aristóteles. Sin embargo, ya otros sabios griegos dijeron:" Nada en exceso, todo es bueno a la medida". En la Ética a Nicómaco, Aristóteles afirma que la virtud moral es el punto medio entre los dos extremos.
Y fray Luis de Granada dirá: “Huir siempre de los extremos y ponerse en el medio. Por donde, ni todo lo condenes, ni todo lo justifiques, ni todo lo niegues, ni todo lo concedas, ni todo lo creas, ni todo lo dejes de creer…” Toda una filosofía vital que conecta con uno de los grandes principios del humanismo solidario: el otro. Y dice fray Luis en este sentido: “La segunda parte de justicia es hacer el hombre lo que debe para con sus prójimos, que es usar con ellos de aquella caridad y misericordia que Dios nos manda”. Que se traduce en el sumo principio del amor hacia los otros y la humanidad, la clemencia y la indulgencia como instrumentos que nos hace más seres humanos. Aquí radica uno de los elementos definitorios de este pues el que ama está en el primer grado de caridad, el que ayuda, el que perdona y el que edifica con sus palabra y buena vida la y trabaja por tener “un corazón de madre”. Y todo ello porque, en el discurso de la “otredad” que venimos propugnando, el otro es visto como uno mismo o como la bondad divina, en palabras de fray Luis de Granada: “No has de mirar al prójimo como a extraño sino como a imagen de Dios”.
En la obra de Laín Entralgo, La antropología en la obra de fray Luis de Granada, que culmina con dos monografías La espera y la esperanza y Teoría y realidad del otro, Laín habla del concepto de encuentro con el otro  y sus diversas formas de encuentro (amor, comunicación, relación interpersonal…) y propone un estudio profundo del concepto antropológico que poseía fray Luis de Granada y al que remitimos al lector.
Fray Luis parte de ese concepto de ser humano de microcosmos que refleja ese macrocosmos (de origen oriental), y en consecuencia, el objeto último será Dios y su criatura predilecta: el ser humano. Así se considera el hombre como un breve mapa donde Dios representó el mundo. Pero, además, y aquí radica otra de sus ideas fundamentales, este ser humano es estructuralmente complejo, como lo es el Otro. Y así dirá Alsina Calves :

El trasfondo intelectual de la anatomía humana de fray Luis de Granada es una combinación de elementos galénicos y aristotélicos, que constituyen su armazón ideológico con aportaciones de anatomistas contemporáneos… Andrés Vesalio, Juan de Valverde de Hamusco y Bernardino Montaña de Montserrate.

En definitiva, la clarividente obra del fraile granadino, el mejor orador de la historia de España, según el parecer de muchos, nos habla de una de las grandes ideas que más nos preocupan en la actualidad: el ser humano. De lo que seamos capaces de hacer por él, que es lo mismo que decir por nosotros mismos, depende la deriva o el acierto de la humanidad.

viernes, 15 de noviembre de 2013

IMÁGENES DE LA PRESENTACIÓN DE BAJO EL SIGNO DE LOS DIOSES DE FRANCISCO MORALES LOMAS

CENTRO ANDALUZ DE LAS LETRAS (MÁLAGA)
PRESENTA: JOSÉ MANUEL GARCÍA MARÍN (http://josemanuelgarciamarin.blogia.com/)



JOSÉ MANUEL GARCÍA MARÍN Y FRANCISCO MORALES LOMAS


PÚBLICO ASISTENTE


PÚBLICO ASISTENTE




jueves, 14 de noviembre de 2013

Nadando por el fuego de Rafael BAllesteros en IBERARTE por F. Morales Lomas



Nadando por el fuego

Escrito por Francisco Morales Lomas el . Publicado en Literatura
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MaloBueno 
ballesteros-2`Nadando por el fuego /Nageant à travers flammes´ es una obra bilingüe español /francés, de Rafael Ballesteros.
         La poesía está construida con palabras pero sobre todo con el cerebro, con las vísceras, con el sentimiento más feroz o más tierno –nunca inane-, con la matriz de lo contemplativo y con una profunda meditación sobre el papel de nuestra existencia, esa mirada interior que escudriña y se pregunta y dialoga con su otro yo, con sus otros yoes, con sus demonios, con las sombras que arriban con afán de devorarnos.
           Presidida por una magnífica pintura del pintor malagueño Enrique Brikmann, la poesía de Nadando por el fuego/Nageant à travers flammes (2012) es una edición bilingüe español/francés, con traducción de Lucien Castela publicada en Les Éditions de la Bastide, en la localidad francesa de Rousset sur Arc, perteneciente al departamento de Bouches-du-Rhône y a la región de Provence-Alpes-Côtes d´Azur. Es el último poemario de Rafael Ballesteros, una bella edición especial para bibliófilos de veinte ejemplares únicos numerados en papel Bristol Clairefontaine de 210 g. F.S.C., del que el mío hace el número 5. Presentado en forma de hojas acartonadas sueltas en número de 93 y recogido en sendas envolturas, fundas o revestimientos: una primera de cartón rojo y una caja rígida en tono verdoso con una tira en blanco en la que figuran dos versos del autor malagueño. Por tanto, también un objeto-libro magnífico sin duda. Una exquisita edición, cuyo proyecto y realización ha trabajado con rigor Bernard Mahesela y dedicada a Lucien Castela, el apasionado hispanista creador de esta aventura editorial.
ballesteros           La poesía de Nageant à travers flammes posee el germen de la creación impura, del compromiso del poeta con la realidad y la sublimación de lo infalible, de lo cierto… de la búsqueda de la verdad, se halle donde se halle, aunque esto signifique la paradoja del nadador por el fuego: el afán de búsqueda, de reflexión, de ensimismamiento… sabiendo que somos pasto de las llamas, que la muerte, en ese mar de fondo se adueñará de todos nuestros pensamientos, será siempre victoriosa. En ocasiones son graznidos en la noche que nos despiertan de nuestro letargo y nos descubren que, cuando alcanzamos la sabiduría, fenecemos. No tenemos tiempo. El tiempo ha sido una conquista para nuestra cognición y la última victoria de la muerte: “Ya que estaba preparado/ para el mundo, me queda poco mundo”.
          El pasado se agita en su interior, se encastilla, se mece en el presente… suavemente remolinea y nos propone las reflexiones actuales, nos permite la observación y justificar o comprender nuestra actitud en la vida. Existe mucho de acogimiento en el seno del testimonio. De la fuerza de las convicciones y la resolución del sentido del hombre. Y su otro yo, al que retóricamente le pregunta, con el que se desdobla, le permite adentrarse en la retórica del ser, en sus dudas, en la vacuidad del mundo y sus imposturas. Y el compromiso, siempre presente tanto como la poética de las actitudes ante la existencia: el hombre que no sabe si “echarse entre las aguas o contemplar”… y su decisión ante la existencia, su convicción desde el aprendizaje de la vida y la lucha permanente “por librarme de esta desazón de sentirme/ dentro de una parte, /de saberme tan parcial, tan subjuntivo”.

           Hay una profunda filosofía de vida, de enfrentarse al mundo, con la verdad, sin rencor, con valentía y entereza, y entonces en sus conquistas se evidencia la razón de ser. Pero no todo es placentero camino, las dudas le asaltan, la sinrazón le persigue, el afán por explicarse las cosas lo mantiene en una lírica que zozobra permanentemente en esa búsqueda de sí. En algún momento se rebela contra la duda: “No dudes más: tira al cauce del arroyo negro la daga/ acusadora”. Su poesía nace desde las antítesis del mundo, como un náufrago en medio de la tempestad intentando ser, conseguir su identidad que zozobra, su identidad desbocada. El huracán interior se agita entonces, la turbación como un “pajarillo ciego que en la alta rama/ se mantiene callado, a punto de caer”. Y este lenguaje de la quietud que busca la nada se adueña del sentimiento del poeta que lo acepta como finalidad.
ballesteros3        A veces la traición (“El que traiciona tiene mano/ con la que ofrece mirra huera”), tan presente en la temática narrativa también emerge con fuerza en el poemario con ese icono de la daga presta para asestar la última embestida. O la iglesia con su simbología de viejos dominicos, que ordenan silencio, y la desolación como testigo ante los excrementos de la historia y sus despojos obscenos: “El palo de la muerte hincado en el centro de la plaza”. O Dios (siempre en minúscula en su poesía), como un reflejo persistente del gran Unamuno, al que increpa con fuerza su desventura, sus profundas contradicciones, su ausencia de perdón y de clemencia. Y por ese camino se pregunta qué nos condujo a la condena, a las obscenidades, a la profanación… acaso la libertad de ser jóvenes, de ser nosotros mismos conquistando el mundo.
       La presencia de lo temporal pervive con fuerza a través de la imagen del río manriqueño, tan presente en su obra como tantos otros símbolos del genial escritor y de una época presidida por Fernando de Rojas, uno de sus grandes escritores de cabecera. Y en ese río, la duda y la confusión lo atenazan, y se siente baldío y minúsculo. Pero en ocasiones hay unas enormes ansias de ser aire, de alcanzar una libertad soñada, solo anhelada en la evanescencia, como un corazón exultante, que palpita tras de sí… y el agua como río o como mar manriqueño se hace esencia, le da sentido a la totalidad cuando el poeta consiente al fin “que el mar a donde voy/ tiene la fuerza de querer ser todo”. Existe un asentimiento de vida si otrora fuera río convulso y agitado fluir. Pero incluso en estas circunstancias el poeta tiene una profunda necesidad de alcanzar su propia identidad como ser que ha vivido.
       La pasión se agita con la fortaleza de una palabra dinámica, poderosa, cruda en su creación y en sus asociaciones que buscan permanentemente una explicación a todo lo que le rodea. El poeta necesita saber, comprender el porqué de las amenazas del mundo, de sus desafíos y  advertencias, y en su filosofía vital hacerse presente, tenaz, vertical, en esa verdad conquistada, pasional y querida.
      
Existe una fortaleza ética que defender, una indagación necesaria, una ausencia de apatía ante la vacuidad de lo inerte y una necesidad de definirse a sí mismo: “Y un Ballesteros hay que es único en el mundo,/ porque suma hasta cuatro sólo él: por ser cosa viviente/ que es y se pregunta, ya lleva en su collarino dos; más uno/ cuando se pone peluca de poeta y le anochece aún más/ su oscuridad, y cena sopa helada cuando amanece; y por/ quedarse mudo, lleno de asombro, diáfano y tirito como los / niños/ ante la vida, cuatro es”.
        Una historia que crear, una historia personal que conformar, que conducir, que explicar o que evidenciar. Para ir progresivamente en los últimos versos acercándose a ese mar grande que tanto nos ilumina y la llegada de amigos difuntos como Juan Campos Reina, en el poema 37, uno de los más bellos del libro. Una desembocadura que siempre estará velada por las preguntas de rigor, que son como un silabario del desconcierto: “¿Es el mundo el que se pierde y desvanece o eres tú el que se/ avienta, el que naufraga, está vencido?”
         La poesía nace del silencio, pero también de las entrañas, de las vísceras, de la necesidad de “sernos”, de sentir que nada ha sido inútil y en esa singladura, que es todo libro, todo poema, siempre la búsqueda de la luz, de la paz… en el infinito laberinto de la existencia, en la hondura de las cosas, en la exigencia de que la oscuridad y el vacío no venza nuestra ignorancia.
Francisco Morales Lomas
Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios
(AAEC)
Imagen peq: Detalle de la obra del pintor malagueño Enrique Brikmann, en el libro

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano