domingo, 24 de mayo de 2009

LA ÚLTIMA LLUVIA DE F. MORALES LOMAS (POEMAS)

Ed. Carena, Barcelona, 2009, 80 páginas, 10 €

http://www.edicionescarena.org/cont/173
http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3126

Información aparecida en la prensa:
Diario Sur 27/05/09: http://www.diariosur.es/20090527/cultura/morales-lomas-repasa-variedad-20090527.html
Diario Ideal de Granada 22/05/09: http://www.ideal.es/granada/20090522/cultura/gran-poesia-gesto-granada-20090522.html



La lírica de Morales Lomas, poeta perteneciente a la Generación de la Transición, pertenece al humanismo solidario, una corriente poética que trata de impregnarse de la senda del romanticismo cívico, sin olvidar la riqueza de la tradición y las conquistas históricas en el ámbito socio-lingüístico, para abogar por la presencia del ser humano en el poema como referente ético y social, a la vez que como materia poética.La última lluvia es un poemario cargado de civismo solidario, de un ascendiente que va más allá de la realidad porque aspira a su transformación, y se sumerge en el naufragio de la existencia, la verdad del poema, su idioma de agua y viento, su pesadilla última; un ser humano ante el mundo y sus contradicciones, unas veces símbolo prometeico, otras íntimo de complicidades y ausencias; una insólita visión del sur con el clasicismo en los afectos, los ámbitos sociales como espacios para la reflexión y la costumbre de intentar descubrir el mundo y los sentimientos a través de lo que nos rodea y no sólo desde nuestra proyección interior. En definitiva, el mundo de Morales Lomas no es suyo exclusivamente, sino que también es un mundo conquistado, recuperado para los demás y de los demás un mundo solidario en el que La última lluvia es acaso la postrera opotunidad de seguir creciendo como personas.

Algunos poemas:

ENSENADAS
A Pepe Ponce

DESTINO DE SAL

Y el mar con su destino de sal
prolongando el silencio esta tarde.
Corazón de agua, rosa oscura,
sábana de oro rojo que muere,
rapaz tormenta, alas al viento,
rumor de antigua historia que amaina.
En ti termina el sueño del agua,
mi palabra mecida en la tarde,
calentura que salta en mi pecho.
Tú , mar, con el destino de sal.


OLAS TURQUESAS DE MAR

Y las olas turquesas de mar
con su aventura de arena cálida.
Vírgenes derrotadas que atracan
y alcanzan la tierra virgen, nunca
hollada. Inventan aventuras
en las doradas playas de arena
y aroman de verticales ráfagas
de luz ensenadas ocultas.
En tranquilas bahías fondean
y en su pleamar de faro alumbran.

NÁUFRAGOS EN EL MISTERIO

Siempre náufragos en el misterio.
Barcos con pabellones hundidos
en el fondo del mar a la espera.
Espectros a la deriva y solos
con la noche y su sepultura.
Frutos de un oasis que germina
en el agua y enreda en el viento.
La barca nos espera en la calma,
en el remanso de los jardines
con su noche y su nieve oscura.

ASCUAS TENUES

Viven ascuas tenues en el cielo,
en el misterio de la mañana.
Árboles de luz y claridades
majestuosas que a la aurora prestan
su secreto. En destellos cifran
sus charoles y llamas solares,
y al agua su reflejo consagran
y el mar, onda en la calma, palpita
gozoso a la forma de sus fuegos.
Ascuas tenues y la mar en llamas.

ROSA DE PASIÓN

Rosas respiran cerca del mar,
en la cárcel del agua palpitan
y crecen, mórbidas vierten besos,
caricias de pétalos sus muslos.
Solo contemplo como un ladrón
su canto de agua y carne, carne
que vierte murmullo de amor,
carne húmeda que crece en la arena
y resucita esencia en mis ojos.

MANUEL ALTOLAGUIRRE. IMPRESOR Y EDITOR DE JULIO NEIRA POR F. MORALES LOMAS

J. Neira, Manuel Altolaguirre. Impresor y editor, Consejo Social Universidad de Málaga y Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Málaga-Madrid, 713 págs.



No es sólo un ensayo sobre Manuel Altolaguirre. Reducir las setecientas trece páginas de esta magna obra a la figura de Altolaguirre sería como reducir la inmensidad del océano a un simple mar cerrado. Altolaguirre es amplio pero esta obra es generosa y plural en extensión con un periodo trascendente en la historia de la literatura española contemporánea. En consecuencia, la obra amplía las expectativas y lejos de centrarse sólo en Manuel Altolaguirre se adentra por los vericuetos de una generación tan trascendente en la historia de la literatura del siglo XX, hecho que deja de manifiesto el autor en la Introducción con la pretensión de penetrar en «el conocimiento de la realidad de la literatura española de su época».
Julio Neira, su autor, es profesor titular de Filología en la UNED y anterior director del Centro Generación del 27; en la actualidad coordinador general del Centro Andaluz de las Letras; ha desarrollado una importante labor ensayística sobre el 27. Su último ensayo fue galardonado con el Premio del Consejo Social de la Universidad de Málaga, que coeditó la obra con la Residencia de Estudiantes.
Fruto de un arduo trabajo de investigación durante años, pero también de recopilación y búsqueda, es esta obra que se conforma de los siguientes apartados: Introducción, Etapa de Formación, Litoral y la imprenta Sur, Entre Málaga y París, Concha Méndez y la etapa republicana, Una imprenta en guerra, El exilio de América, El legado de Altolaguirre, impresor y poeta, Un apéndice (índices completos de las revistas que publicó, el catálogo de libros, los pliegos y plaquettes), una bibliografía y un índice alfabético.
Advierte Neira de una imagen que se ha proyectado siempre de Altolaguirre: el poco aprecio que han tenido muchos sobre su poesía y la inmensa generosidad, la simpatía, entrega y lealtad en la amistad de la que él hizo gala. El concepto de ángel aplicado a su persona fue un tópico que creó historia, al igual que el hecho de que desde los cinco años sintiera esa necesidad estética de expresar sus inquietudes a través de la imprenta. De hecho sólo han llegado a valorar en profundidad su obra poética la profesora Laurence Breysse-Chanet y Rosa Romojaro —en este momento, la Universidad de Málaga tiene en prensas el ensayo Invitación a la libertad. La poesía de M. Altolaguirre de la que son autores F. Morales Lomas, Alberto Torés, Rafael Ávila y Eduardo S. Vila— y sólo hay aproximaciones fragmentarias de su actividad como impresor y editor. De ahí el propósito de Julio Neira y también lo que le lleva en la Introducción a decir: «Estúdiese su poesía, seamos capaces de sacar a la luz sus muchos valores, su originalidad, la rareza de su espiritualismo, la nitidez de su acento...»
Neira ha seguido una base documental profunda y enciclopédica, entre cuyos datos se hallan cartas, epistolarios, libros de memorias, aportaciones personales, artículos periodísticos, entrevistas... Y ha construido una obra siguiendo una estela lineal desde la revista Ambos hasta su periodo de La Habana y las publicaciones de México entre 1953 y 1950.
Ambos es el primer encuentro importante con la imprenta, aunque la paternidad de la revista se la atribuyó José María Souvirón. Sin embargo, afirma Neira que hay datos para defender un papel destacado de Hinojosa en su dirección y en su financiación. Revista que desaparece con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera.
Tras el intento de suicidio de Prados y su regreso a Málaga, se consolida su amistad con Altolaguirre que advierte en una carta a Gerardo Diego de 17 de junio de 1925 la proyección de Litoral junto a Rafael Alberti y José María Hinojosa. Y en ella aparecerá una literatura sobre el mar. El capital inicial para el funcionamiento de la Imprenta Sur debió proceder del padre de Emilio y de Altolaguirre. Desde entonces el librero León Sánchez Cuesta será su difusor y vendedor, amén de consejero. Junto a la revista también se anunciaban suplementos de García Lorca, Bergamín, Alberti...

Manuel Altolaguirre
Neira con absoluta meticulosidad va paso a paso descubriendo cronológicamente los momentos, los entresijos, las cartas, las entrevistas de unos y otros, las dificultades, los retrocesos... hasta la consolidación de este hermoso alumbramiento. El primer número tendrá muchas erratas, hasta el punto de que genera un enfrentamiento con Lorca, que confiesa en su Epistolario que el día que recibió la revista estuvo llorando al ver diez erratas en sus romances. Sin embargo, a pesar de las erratas y de los descuidos inherentes a la escasez de medios con los que trabajan la revista, es un éxito, como lo confirma en una carta León Sánchez Cuesta: «Sus libros editorialmente son un gran éxito». Siendo la belleza tipográfica el distintivo de la Imprenta Sur.
En las cuatro primeras entregas de la revista todos los poetas españoles a los que les habían pedido algo colaboran menos Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas, que dijo a Guillén: «Agradable revistita. Mandaré algo», aunque nunca lo haría.
Neira se adentra progresivamente en los demás números de la revista hasta el nueve, que fue el último en publicarse el 9 de junio de 1929. Y profundiza en el análisis de los suplementos de Litoral con las obras de Emilio Prados, Canciones del farero; de Rafael Alberti, La amante; de García Lorca, Canciones; de José Bergamín, Caracteres; de Luis Cernuda, Perfil del aire; de Vicente Aleixandre, Ámbito; de Emilio Prados, Vuelta; de José María Hinojosa, La rosa de los vientos; de Josefina de la Torre, Versos y estampas; de Fernando Villalón, La Toriada; de Manuel Altolaguirre, Ejemplo; de José Moreno Villa, Jacinta la pelirroja...
Sin embargo, la empresa nunca tuvo una buena administración: «Se abría el cajón, se apartaba lo de los obreros, y el resto se dispendiaba, tarde a tarde, en vino y chanquetes». Sin embargo, Málaga ignoró esta revista desde el inicio a pesar de su consideración en el resto del país, como recuerda José Luis Castro, algo muy sintomático en esta ciudad. Sin duda que uno de los eventos más trascendentes será la elaboración de los números 5-7 dedicados a Góngora, aunque buena parte de este número señero quedara sin distribuir y almacenado en la imprenta: las suscripciones no se renovaron y el esfuerzo económico no fue compensado. Se empezaron a publicar fuera de colección y había muchos libros que se autofinanciaban por los autores.
En mitad de esta vorágine también se generaron disputas, sinsabores y problemas. Por ejemplo, uno de los más sonados fue la mala crítica que hizo Gerardo Diego de Vuelta que sumió a Emilio Prados en un silencio editorial hasta el 36; o bien, la recepción crítica negativa de Perfil del aire de Luis Cernuda, que obsesionó al autor sevillano durante toda su vida.
La crisis se producirá en 1928. Los fracasos económicos se suceden y Prados busca la ayuda de Hinojosa (en realidad del padre de Hinojosa) que evitará el fracaso total y será el que decidirá muchas cosas en esta segunda época. Entonces los beneficios de un libro servirán para editar el del compañero sin recursos. Con motivo de la visita a Málaga de Luis Cernuda, en septiembre de 1928, hablarán de una posible Antología de la nueva poesía española.
Destaca la ausencia de los poetas profesores en esta segunda época, a pesar de la petición de Prados. Y comienza a aparecer el surrealismo entre las pretensiones de algunos autores: Cernuda, Aleixandre, Prados, Moreno Villa e Hinojosa. Y fruto de ello será el número 9, muy cercano al surrealismo, aunque Altolaguirre se mostrara lejano.
Como en todos los grupos, también en éste surgirán las envidias. Así lo constata Aleixandre en una carta a Dámaso Alonso: «Como siempre, veo envidias de unos y otros, malquerencias, feos gestos, toda la lira». Alberti, Villalón y Bergamín contra Cernuda; y éste, intransigente, excomulgando a los otros. Las deudas acaban engullendo el proyecto. Sin embargo, Litoral acabará porque había dejado de significar un proyecto colectivo y perdió su razón de ser.
Durante la etapa de 1930-31 aparece Poesía: de ésta dirá Julio Neira que será en ese periodo la única publicación española de calidad y algunos –como Rafael Osuna- llegaron incluso a decir que el número IV fue el mejor que jamás se había confeccionado de una revista española. Saldrá de una máquina de imprimir que compró Altolaguirre con su propio dinero, ahorrando, y demuestra una voluntad innata y un elogioso empeño del malagueño para, con medios ridículos, llevar a cabo una gran labor. Salinas, que no colaboró nunca en Litoral, ahora lo hace en Poesía. Y esto, entre otras cuestiones, se debe a que su opción estética se mantiene fiel a la poesía pura que representa Salinas y la estela enorme de Juan Ramón Jiménez. Le ayudarán Guillén y también Alfonso Reyes... Y fruto de ello será una serie que tendrá como protagonista a Hispano-América.
Seguirá pasando apuros económicos y, unido a sus fracasos amorosos, decide marchar a París, donde conseguirá seguir imprimiendo y escribiendo, aunque se queje: «Ahora estoy más pobre que nunca y me convendría recibir algún ingreso». Su trabajo es precario e inviable, no tiene licencia de impresor ni empresa legal que comercialice sus publicaciones, casi es un trabajo clandestino. Juan Ramón incluso criticó las famosas faltas de ortografía de Altolaguirre.
Entre 1931 y 1936 inicia la etapa republicana junto a Concha Méndez en Madrid y Londres. Entre 1932-33 la revista Héroe en Madrid; entre 1934-35 la revista 1616 en Londres; y entre 1935-36, Caballo Verde para la Poesía en Madrid, revista que dirigirá Pablo Neruda.

Julio Neria

En verano de 1932 se casa con Concha Méndez, que será «quien da a la máquina», joven y fornida deportista, antigua campeona de natación, que llevará la imprescindible perspectiva financiera y comercial. Sin ella no hubiera habido imprenta y fue la socia capitalista. Algunos criticaron esta unión, como Morla, que dijo que Manolito se había casado con su tía o su mamá. Salinas le escribirá una carta terrible; le llamaba insensato y a su mujer monstruo, que se pelea con él por ser mejor poeta: «Yo creo que Manolo se casó por distracción (...) ¡Pero bien se está enterando el infeliz ahora! A mí me da mucha lástima de él (...) Ella, en vez de ayudarle lo llama idiota, estúpido...» Sin embargo, son llamativas las infidelidades de Altolaguirre a Concha con la cubana María Luisa Gómez Mena. Llama la atención la desaparición de Emilio Prados en la nómina de los colaboradores, entre los que sí se encontrarían Juan Ramón Jiménez, Salinas, Lorca, Aleixandre y Cernuda... En definitiva casi todos los amigos del grupo, incluido Alberti, aunque Alberti había roto con Salinas y Guillén, que rechazaron sus poemas sobre la Unión Soviética; también es significativa la ausencia de Hinojosa. Héroe destacará por su belleza tipográfica y resulta una revista de gran interés con aspectos innovadores y con la síntesis entre elementos clasicistas y surrealistas.
En 1933 salen para Londres Concha y él para estudiar la poesía espiritualista inglesa. Pero pronto comienzan con una nueva revista, 1616, año de la muerte de Shakespeare y Cervantes, la revista más bella, delgada y lujosa que se publicaba en Londres. En ella pretenden vincular la poesía española y la inglesa, de la cual el principal benefactor fue Ramón Pérez de Ayala, embajador de España en Londres por entonces. Fueron en total diez números en los que aparecerán textos de Byron, Shelley, Stirling, S. Richardson, Perry, Keats... junto a los amigos de siempre y la novedad de Pablo Neruda.
El 19 de junio de 1935 regresan a Madrid, se inicia la etapa de Caballo verde para la poesía y nace Paloma, su hija. Se dice, no obstante, que Neruda fue su director simbólico, pues la gestión comercial de la revista la hizo Concha Méndez. Surge ahora con fuerza la poesía impura, que se tomará como un revulsivo y una invectiva contra Juan Ramón Jiménez. Llegarán los ataques contra Neruda, al que tildarán de «descuidado escritor realista de desorbitado romanticismo». Juan Ramón los llamará «apocalípticos nebulósicos cósmicos». Tampoco el chileno se quedará atrás en sus ataques, llamando a Juan Ramón Jiménez «barbudo confitero poético» y a los puristas «viejos artistas estilizados que se agarran a la rosa y la ejecutan en interminables aforismos de odio senil». Sin embargo, los jóvenes (Rosales, Panero, Vivanco y Miguel Hernández) seguirán a Neruda.
De Caballo verde para la poesía se publicaron cuatro números con textos de los amigos y de poetas en formación como Panero, Miguel Hernández, Serrano Plaja, Chacel, Mediano Flores... y el recuperado Prados. Jiménez Millán descartó el «carácter militante» de Caballo... Y Juan Gil-Albert reprochó a Neruda su no profundización en el compromiso social. Finalmente, Ramos Ortega hablará de una síntesis entre el surrealismo y la poesía comprometida o rehumanizada.
Más tarde llegará la colección Héroe, en 1936, donde aparecerán textos de Neruda, Cernuda, Moreno Villa, Altolaguirre, Miguel Hernández, Concha Méndez, Alberti, Prado, Chacel, Vivanco, Panero, Bleiberg, Serrano Plaja, Juan Bautista Arriaza... Comienza a surgir con fuerza la temática religiosa, que no había tenido presencia significativa hasta entonces y, en el otro polo, la acción política y revolucionaria con textos de Alberti...

Julio Neira, Andrés Soria y F. Morales Lomas
Hay un capítulo dedicado a la imprenta en guerra. Destaca el alineamiento de Méndez y Altolaguirre con la República y contra los sublevados, y su posicionamiento con la ideología izquierdista es patente, afirma Neira, trabajando con la Alianza de Escritores Antifascistas que le encargó la sección teatral de La Barraca y del Teatro español. Y en 1937 funda en Valencia (junto a A. Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Juan Gil-Albert y Ramón Gaya) la revista Hora de España. Llegaron a publicar veintitrés números. Fue una revista comprometida con las ideas republicanas y abarcó todos los campos del pensamiento, la literatura y el arte. En ella participaron escritores de diversas promociones: A. Machado, Benavente, Unamuno, Ernestina Champouncín, Miguel Hernández, Octavio Paz...
También durante este tiempo colabora con la revista de Valencia Nueva Cultura, y en las Ediciones Españolas, que pretendían una claro apoyo a la República; algunos números fueron impresos por él. Y en ese ámbito creo la Nueva Colección Héroe. Durante el tiempo que estuvo en Barcelona sustituyó a Corpus Barga como jefe de Relaciones Culturales del Ministerio de Instrucción Pública. A los 33 años será movilizado, junio del 38, y se hará cargo de la imprenta del XI Cuerpo del Ejército junto a Juan Gil-Albert, Bernabé Fernández-Canivell, Darío Carmona y Walter Reuter. Surgirán Los Lunes de El Combatiente.
En La Habana, a partir de 1942, se iniciará una nueva etapa con la imprenta La Verónica, que publicará una gran cantidad de obras de todo tipo y la revista La Verónica que aparece los lunes, entre el 26 de octubre de 1942 y el 30 de noviembre, donde aparecerán textos del propio Altolaguirre y de Unamuno, María Zambrano, Lidia Cabrera, Guillermo Owen, Rafael Alberti... Pero antes, como decimos, estarán los suplementos de La Verónica, dos colecciones de libros poéticos. La primera será El Ciervo Herido, que pretende vincular la tradición poética hispana con la cubana a través de su iniciador José Martí. Está dedicada en su origen a poetas muertos: Lorca, José Martí, Jorge Manrique, Miguel Hernández, Garcilaso, José de Espronceda, Antonio Machado.
Pero casi al mismo tiempo aparece Ediciones Héroe, que le da la localización de Madrid, La Habana, Londres. Ésta se dedicará a la publicación de autores cubanos: Emilio Ballagas, Juan Marinello, Alberto Riera, Manuel Navarro Luna... También en La Verónica se llevó a cabo la publicación de la revista Nueva España, la primera que puso en marcha el exilio republicano. La Verónica publicó muchas obras de las que se hace noticia Neira en profundidad y también fuera de colección.. Pero no sólo poesía, también publicó novelas... Muchos trabajos de encargo, etc. Imprimirán La espuela de plata, la revista de Lezama Lima, Danza, Atentamente... Todo ello permite ver que La Verónica, a la altura de 1941, imprimía a buen ritmo.
A partir de 1943 y hasta 1959 es el periodo mexicano. Altolaguirre vivió dieciséis años en México. Se iniciará la tercera época de Litoral el 1 de julio de 1943, con sólo tres números: el tercero, un especial dedicado a Enrique Díez-Canedo. Aparecerán también la Antología de España en el recuerdo, la colección Aires de mi España, las ediciones Isla con números sobre los Siglos de Oro y los modernos, etc. Realizará múltiples oficios: guionista, exhibidor, productor, articulista, editor, conferenciante y director cinematográfico. En el ámbito personal, el año 1944 significa la separación de Concha Méndez por la cubana María Luisa Gómez Mena, que marchó desde Cuba a México para estar con él. Esta etapa se interrumpirá dos años más tarde, a causa de los celos de Altolaguirre; y en 1949, María Luisa volverá a reunirse con Altolaguirre. Durante estos años publicará Poemas de las islas invitadas, una selección de toda su obra. En México se reunió con el grupo malagueño: Emilio Prados, José Moreno Villa, Francisco Giner de los Ríos, el cordobés Juan Rejano, etc. con los que iniciaría la etapa de Litoral aludida. En ella se observa una influencia decisiva de Juan Ramón Jiménez, que ahora sí va a colaborar a fondo y la adopción de una estética místico-simbolista. Su amor por los clásicos españoles se materializará en Ediciones Isla. Pero su nueva pasión será el cine, desde octubre de 1946, con éxitos importantes como Subida al cielo, la película dirigida por Buñuel y el galardón de los Periodistas Cinematográficos de México a Altolaguirre por su argumento.
En el último apartado, Neira se centra en el legado como editor e impresor de Altolaguirre: «La impresión fue para él una profesión y una manera de ganarse la vida y sostener a su familia». Los recuerdos de Canales aparecen cuando regresó a Málaga en 1950; y de nuevo Litoral, una vez desaparecido Altolaguirre, de la mano de José María Amado en 1968.
En definitiva, llevado por una labor profunda de investigación e indagación en la correspondencia de diversos escritores y en documentos privados Julio Neira ha llevado a cabo una concienzuda labor de organización de la vida laboral y escritural de un poeta al que no se le han dedicado aún los estudios completos suficientes sobre su obra que se merecen. Esta obra significa una recuperación de toda su labor como editor pero indirectamente Julio Neira rescata con pasión la figura de un Manuel Altolaguirre extraordinario al que injustamente muchos han considerado como el mejor de los poetas menores de la Generación del 27.

sábado, 16 de mayo de 2009

ANTOLOGÍA DE POESÍA ANDALUZA




Foto de Ideal de Granada (22/05/2009) Presentación en Casa de los Tiros


Ediciones Carena (Barcelona) ha publicado Entre el XX y el XXI. Antología poética andaluza, de la que es autor F. Morales Lomas. Es una obra publicada en dos volúmenes que reúne a veinte poetas andaluces contemporáneos nacidos entre, aproximadamente, 1965 y 1945. No se trata de una generación sino de una muestra de escritores pertenecientes a diversas sensibilidades literarias y con propuestas estéticas diversas.


Las personas que tengan interés en recibir la obra pueden hacerlo en la siguiente dirección:



Algunas páginas que dan la noticia:






José Membrive (editor) y F. Morales Lomas, presentación en Granada 21/5/09 en Casa de los Tiros


Diario Sur de Málaga 27/05/09:






Fotos de la presentación en Málaga, José Membrive y F. Morales Lomas en la Librería CincoEchegaray
José Sarria y Rosa Romojaro en un momento de la lectura de poemas en CincoEchegaray.

La Opinión de Málaga, 30/05/09. Reseña de R. Jiménez Ruce sobre La última lluvia y Entre el XX y el XXI




























Revista digital de Jerez de la Frontera El Callejón del Gato: http://elcallejondelgato2006.blogspot.com/2009_03_01_archive.html



Información aparecida en la revista digital La Biblioteca imaginaria que dirige Cristina Monteoliva García: http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php



Foto de La Biblioteca imaginaria: Antonio Enrique, Fernando de Villena y F. Morales Lomas en Granada 21 de mayo de 2009, presentación de La última lluvia y Entre el XX y el XXI. Antología poética andaluza.


Información en la página de la Consejería de Cultura:


http://www.juntadeandalucia.es/cultura/web/publico/general.jsp?pag=ficha_actividad.jsp&codf=10595



Noticia en malagaes.com: http://malagaes.com/noticia.asp?id=18805


En 2007 se publicó el volumen I que contenía a los siguientes escritores: Felipe Benítez Reyes, Juana Castro, Rafael de Cózar, Rosa Díaz, Manuel Gahete, José Lupiáñez, Manuel Moya, Antonio Rodríguez Jiménez, Ana Rossetti y Juan José Téllez.





En 2009, hace apenas unos días, ha visto la luz el volumen II que contiene a los siguientes autores: Luis García Montero, Domingo F. Faílde, Antonio Jiménez Millán, Aurora Luque, Antonio Enrique, Rosa Romojaro, Alberto Torés, Álvaro García, José Sarria y Fernando de Villena.


Presentaciones de esta obra:

Granada: Jueves 21 de mayo a las 7 de la tarde en Granada, Casa de los Tiros.
Málaga: Martes 26 de mayo, librería Echegaray 5 (C/ Echegaray) a las 8 de la tarde.
Jerez de la Frontera: 28 de mayo.

Ambos libros forman parte de un proyecto más ambicioso que traerá como consecuencia una serie de antologías de las diversas comunidades autónomas y nacionalidades que ofrezcan una muestra amplia de la poesía que se escribe en España en la actualidad desde una óptica plural y abierta a corrientes y personalidades diversas.

viernes, 15 de mayo de 2009

RECITAL DE POEMAS CON UNICAJA

El pasado 14 de febrero de 2009 los escritores Manuel Alcántara, José García Pérez y F. Morales Lomas dimos un recital en la Casa de la Cultura de Alhaurín de la Torre. Fuimos acogidos magníficamente por el alcalde Joaquín Villanova Rueda, acompañado por la concejal de cultura, Marina Bravo Casero, y de educación, María José Sánchez Garrido; además del poeta Francisco Acosta (que nos entregó sus magníficos Perfiles flamencos y Entre el poema y la copla) y el director del diariolatorre.es, Javier de Molina, entre otras personalidades que acudieron al acto como los escritores José Sarria, Carlos Benítez Villodres y Antonio J. Quesada.

(La Noticia que sigue a continuación la reproducimos directamente de diariolatorre.es: http://www.diariolatorre.es/index.php?id=39&tx_ttnews[tt_news]=11109&tx_ttnews[backPid]=1&cHash=3b32612093


Fundación Unicaja reunió en Alhaurín a tres poetas de lujo en un acto literario sin precedentes
Manuel Alcántara, José García Pérez y Francisco Morales Lomas leyeron obras suyas en el Centro Cultural. Este ciclo recorre siete ciudades andaluzas y Madrid.

F. Morales Lomas, Manuel Alcántara y José García Pérez

Tres poetas de primerísimo nivel participaron ayer en el Centro Cultural Vicente Aleixandre en un acto literario sin precedentes en Alhaurín de la Torre y que dejó un inmejorable sabor de boca. Organizado por la Fundación Unicaja, dentro de su segundo ciclo '...De poesía con Unicaja', el acto reunió a reconocidos poetas nacionales, como el Premio Nacional de Literatura, escritor y columnista de prensa Manuel Alcántara; José García Pérez, presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Sección Autónoma de Andalucía) y columnista de Diariolatorre, y Francisco Morales Lomas, presidente de la Asociación de Críticos Literarios de Andalucía. La intención es la de acercar este género literario al público e inducir a un diálogo y contacto directo entre el autor y el lector a través de su propia obra creativa.

El alcalde, Joaquín Villanova, presente en el acto junto a varios concejales e introductor de Alcántara, agradeció a los poetas y a la Fundación Unicaja el haber elegido “nuestro pueblo para honrarnos con un recital literario de ese calibre”.

El malagueño Manuel Alcántara leyó algunas de sus creaciones líricas más antiguas y rememoró sus tiempos de niño, “cuando venía a este pueblo con mis padres de excursión, porque entonces parecía quedar muy lejos de Málaga”.




F. Morales Lomas, Joaquín Villanova, Manuel Alcántara y José García Pérez


Pérez recitó un poema, muy aplaudido, Elegía a Andalucía, en un hermoso recorrido histórico que denunciaba sus carencias y problemas desde el siglo XIX hasta hoy. Este autor sorprendió al auditorio al declamar una soleá que resultó ganadora en el Concurso de Letras Flamencas de la Peña Torre del Cante hace años.

Por su parte, Morales Lomas anticipó algunas de las piezas que forman parte de su próximo poemario, cuya presentación tendrá lugar el próximo 26 de mayo en la Librería 'Echegaray 5' de la capital.

El acto fue seguido por escritores, poetas y miembros de colectivos culturales de la localidad.

Este segundo ciclo comenzó el pasado día 8 en Melilla, tuvo su segunda jornada ayer en Alhaurín de la Torre y aún debe recorrer otras seis ciudades: Marbella (día 20), Madrid, Úbeda, Jerez de la Frontera, San Fernando y Algeciras.

LA ACTIVIDAD DEL ESCRITOR POR F. MORALES LOMAS

(El texto que sigue es un fragmento de un extenso estudio sobre la realidad del escritor en el momento actual. Formará parte de la siguiente obra: Actividad productiva y empleo en la cultura


Índice

1. Introducción
Hernández Pavón, Enrique. Profesor Titular de Economía Aplicada. Universidad de Sevilla.

Aspectos transversales

2. El empleo cultural en la era digital.
Greffe, Xavier. Catedrático de Economía. Universidad Paris I – La Sorbonne.

3. Nuevas posibilidades de empleo en el sector de la cultura.
Carrillo Benito, Emilio. Experto Internacional en Desarrollo Local.

4. Análisis de la productividad en el sector de la cultura y el ocio.
Rausell Köster, Pau. Profesor Titular de la Universidad de Valencia.

5. La gestión del conocimiento en el empleo cultural (La gestión cultural en el Espacio Europeo) .
Ariño Villarroya, Antonio. Universidad de Valencia.

6. Financiación de proyectos culturales
Bonet Agustí, Lluis. Profesor Titular de Economía Aplicada. Director postgrado en Gestión Cultural. Universidad de Barcelona.

7. La colaboración con instituciones, organizaciones y empresas culturales
Cáceres Salazar, Antonio. Director del Centro Cultural de la Fundación ELMONTE

8. El mercado de trabajo en el sector cultural de Andalucía.
Hernández Pavón, Enrique y González Limón, Myriam. Universidad de Sevilla.

9. Rasgos productivos de la empresa cultural en Andalucía.
Ruíz Navarro, José. Catedrático de Economía de la Empresa. Universidad de Cádiz.

10. Aspectos jurídicos de la producción cultural por los profesionales autónomos.
Cruz Villalón, Jesús. Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad de Sevilla.

11. La contratación de artistas en el ordenamiento jurídico español.
Valdés Alonso, Alberto. Profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad Complutense de Madrid.

12. Situación de la fiscalidad de los artistas en el ordenamiento tributario español.
García Novoa, César. Catedrático de Derecho Financiero y Tributario. Universidad de Santiago de Compostela.

13. La formación y el ámbito laboral de los técnicos superiores en animación sociocultural.
Carles Monclús Garriga. Profesor del Ciclo Formativo de Grado Superior de Animación Sociocultural.

Aspectos sectoriales

13. Creación y trabajo en el mundo audiovisual
Checa Godoy, Antonio. Director del Departamento de Comunicación Audiovisual. Universidad de Sevilla.

14. La actividad del escritor
Morales Lomas, Francisco. Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios.

15. La situación actual del artista en las artes escénicas
Virgili Belda, Concepción. Catedrática de Sociología. Universidad de Barcelona

16. Actividad y empleo en el flamenco.
Hernández Pavón, Enrique . Universidad de Sevilla.

17. Prevención de riesgos laborales en los proyectos arqueológicos. Carmona, Carlos. Abogado. Maestranza Consultores.

18. Empleos en la difusión del patrimonio: especial referencia al ámbito de la museología.
Gregori Berenguer, Joan J.. Director Administrativo de la Xarxa de Museus. Diputación de Valencia.

19. El empleo en la restauración de los bienes culturales
González López, María José. Profesora Titular de la Universidad de Sevilla.

20. La actividad profesional de los restauradores.
Parrado Ramírez, María José. Conservadora y restauradora de bienes culturales.

21. La actividad laboral en las artes plásticas
Carrasco Gimena, María Teresa. Profesora Titular de Dibujo. Universidad de Sevilla.




(FRAGMENTO)

El escritor y su función social


El escritor cumple una función social: convierte el mundo en objeto artístico. Esta capacidad para subjetivar la realidad con sentido o sin él, es decir, con el absurdo del arte, que sería el mayor de los discernimientos, convierte al escritor en un demiurgo. Y adquiere el bagaje de la creación. Toma sus bártulos y se echa al camino para conquistar la verdad del hombre o su tontería, su bondad o su maldad, su personal comprensión o concepción de lo observado. El escritor, a su modo, es un dios pequeño, un dios vago y estéril que trata de encontrar acomodo en la creación. Intenta descubrir «objetos» que adquieran forma definida. La reinvención de la realidad o su acomodamiento a la misma (su mimesis) con otros ojos es el ministerio del escritor y, en consecuencia, cumple la función de dotar a la realidad de múltiples sentidos y de ampliar su punto de partida, su recepción múltiple. Decía Antonio Machado que la poesía es diálogo del hombre con el tiempo, y esta dimensión temporal del escritor va en relación con su transitoriedad pero, sobre todo, y también, con la proyección de su obra ad límine, en otras épocas, con objeto de que sirva de comprensión novedosa de su visión en la tierra.
Este afán testimonial ha permitido hablar del escritor como artista transformador o revolucionario y de la literatura con un afán claramente instigador, la palabra como un arma cargada de futuro en versión de Blas de Otero, Gabriel Celeya o José Hierro. Y así fue en determinados momentos, sobre todo cuando esta podía coadyuvar en la transformación del statu quo. Quizá por ello el arte (y la literatura como tal) no es para Marx una actividad humana accidental sino un trabajo superior en el cual el hombre despliega sus fuerzas esenciales como ser humano y las objetiva o materializa en un objeto “concreto-sensible”, como bien nos decía Adolfo Sánchez Vázquez en Las ideas estéticas de Marx[1].
Pero no siempre fue así. En muchas ocasiones el escritor lo que trata es de comprender el mundo y transmitir su visión de esa comprensión, que no tiene el porqué ser verdadera o cierta, pero sí personal y única. En consecuencia, mucho hay de transitoriedad en la labor del escritor y disposición a ser testigo de una época. Y como no todas son iguales, la literatura es informadora siempre de un momento histórico, aunque la comprensión de una realidad en un momento histórico determinado pueda sentirse en otras circunstancias ad futurum o al menos puede apreciarse su voluntad de objeto artístico permanente. Y esto sucede así porque la literatura es la recipiendaria de un sentimiento. Y los sentimientos son históricos: pertenecen a una coyuntura, nunca son eternos.
El escritor dota de sentido a la observación de lo contingente y perecedero. Su trabajo es apasionante porque su encuentro con la materia es doble: por una lado, lo observado; por otro, la praxis de la escritura[2], su voluntad de ordenar el mundo desde el verbo: al principio fue el verbo, y el verbo habitó entre nosotros: “El poeta que va a hacer un poema tiene el vago sentimiento de que parte hacia una cacería nocturna en un bosque muy lejano”, dirá García Lorca[3] para expresar esa dimensión ignota del hecho creador.
Esta plenitud tenebrosa de la creación literaria ofrece para el escritor una sugestión extraordinaria, la verdadera motivación de la escritura (o al menos una de ellas) pues sucumbe a la seducción ex nihilo: crea algo que no había antes. Pero también es cierto que, en esta búsqueda y tránsito por un mundo inédito, el escritor también se enfrenta solitariamente a la creación en su dimensión dramática, en absoluta soledad y con la intuición de que la creación a la que se ha encomendado lo sitúa frente al problema de su propia existencia, su libertad y el lugar que ocupa en el mundo, material o espiritual, que quiere representar, como decía Pérez Rizzi[4].
Pero en su poder de creación, en esa consistencia de demiurgo, la vocación estética procede del objeto observado: “La obra de arte adquiere verdaderamente una existencia propia, que le permite imponerse como individualidad estética, sólo en la medida en que parece habitada por una especie de necesidad interna, que debe traducirse en una adecuación rigurosa de la forma al material y viceversa. En la obra acabada se da como un equilibrio milagroso que el menor desplazamiento podría romper y que corresponde a la perfecta materialización de la forma”[5]. Pero también la literatura aporta una dimensión colorista al dar una visión esperanzadora (al menos así la ha visto Alan Woods) pues el arte (y la literatura lo es) en todas sus formas “nos hace abrir los ojos, aunque sea sólo por un momento fugaz, ante nuestra monótona existencia cotidiana, nos hace sentir que hay algo más en la vida, que podemos ser mejores de lo que somos, que las relaciones entre las personas pueden ser humanas, que el mundo puede ser un lugar mejor. El arte es el sueño colectivo de la humanidad, la expresión del sentimiento arraigado de que nuestras vidas no deberían ser así y que deberíamos luchar por algo diferente”[6].
El artista debe huir de su propia persona y situarse en un plano superior sobre el que contemplar el teatro del mundo. El artista es el único que puede desprenderse del guión establecido y sentarse en el auditorio para contemplar cómo los simples mortales interpretan su papel. Él puede llegar a comprender el guión y situarse en la verdadera realidad, fuera del tiempo y el espacio. Sobre todo fuera del tiempo, que para Schopenhauer no tiene una existencia absoluta, no es una manera de ser en sí de las cosas y no es más que la forma de conocimiento que tenemos de nuestra existencia. De este modo tiene el artista la capacidad de situarse en un plano externo al mundo, contemplando y entramando sus leyes con la posibilidad de salirse de ellas, dejando a un lado las apariencias del espacio y del tiempo. Sin tiempo la palabra muerte no tiene sentido ya que sería el fin de la vida y no puede haber principio o fin si eliminamos el tiempo. Comprendemos la vida cuando nos enfrentamos a la muerte, a la ausencia del tiempo, y el arte puede hacernos comprender esto aunque sólo en determinados instantes.




Situación profesional de los escritores

Partiendo de esa importante función social que cumple el escritor, ¿cuál es en la actualidad la situación profesional de los escritores en España y Andalucía? ¿Qué contrariedades tienen los escritores andaluces en la actualidad? ¿Cómo se enfrentan a ellos? ¿Qué dinámica se sigue...? ¿Cuál es, en definitiva, su situación profesional?
Sin duda que las primeras palabras que nos vienen a la escritura en este momento son las pronunciadas hace dos siglos por Mariano José de Larra[7] cuando pretendía explicar instantáneamente lo que suponía para un periodista decimonónico intentar ejercer su oficio de un modo digno y honesto, sin caer en la tentación de descerrajarse un tiro en la sien. Vano empeño como a la postre se demostró. Y dijo entonces aquellas palabras para la historia que bien se podían extender (y con más razón) a cualquier lugar del país: “Escribir en Madrid es llorar”[8]. Llorar como síntoma de impotencia, como presagio de rabia contenida ante la imposibilidad de que la maltrecha situación cambie. Y durante el siglo XX, Luis Cernuda en su poema “A Larra con unas violetas” hizo la glosa de las mismas y añadió que escribir en España es morir:

Escribir en España es llorar, es morir,
Porque muere la inspiración envuelta en humo,
Cuando no va su llama libre en pos del aire.

Esta llama de la escritura a la que alude Cernuda es la gran madrastra que mantiene a los escritores andaluces en una absoluta diáspora. Díganme si no a cuántos escritores conocen en la actualidad que no hayan tenido que emigrar fuera de Andalucía para ser conocidos en su propia comunidad o para que se reconozca su obra fuera de su ámbito territorial...

[1] SÁNCHEZ VÁZQUEZ, A. (2006) Las ideas estéticas de Marx. Madrid: Siglo XXI, 2006. Afirma que para Marx el hombre lo es en la medida en que crea un mundo humano, y el arte en general aparecería como una de las expresiones más altas de este proceso de humanización y como trabajo superior eleva las condiciones de ese ser. Por supuesto, muy interesante en este sentido es la obra de MARX C. Y ENGELS F. (1968) Sobre arte y literatura. Madrid: Editorial Ciencia Nueva, 1968.
[2] El elemento técnico (la techne para Aristóteles) es consustancial al hecho creativo. García Lorca decía que él era poeta gracias a Dios y a la técnica. Y también decía Kant que “Genio es el talento (dote natural) que da la regla al arte”. La dimensión genética o deífica, y la dimensión léxica y la capacidad de organizar el mundo a través de la palabra. Como dice LABRADA, M. A. La racionalidad en la creación artística. [en línea]
[Consulta: 30/04/2009] que cita a su vez a HEIDEGGUER, M. (1961) Nietzsche. Tübingen: Neske, vol. 1.°, p. 96, “como es sabido, el término «arte» —en el sentido usual hoy de creación, deriva del término «techne» empleado por Aristóteles y que los latinos tradujeron por «ars». Del mismo término aristotélico (techne) deriva asimismo el actual de «técnica», y es, precisamente, esta proximidad de los términos «arte» y «técnica» lo que plantea problemas para distinguir el significado de ambos: «el arte es la techne. Se ha sabido después de mucho tiempo que los griegos denominaban con este nombre tanto el arte como el oficio, y según este término denominaban también al artista y al artesano con el nombre de technites...»”
[3]GARCÍA LORCA, F. La imagen poética, citado por IBÁÑEZ LANGLOIS, J. M. (1964) La creación poética. Madrid: Rialp, 1964, p. 221. Aunque también dijera García Lorca en Juego y Teoría del Duende, que: “El ángel guía y regala…vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia y el hombre sin ningún esfuerzo realiza su obra… La musa dicta y en algunas ocasiones sopla… despierta la inteligencia.”
[4] PÉREZ RIZZI, M. A. El problema de la creación artística. [en línea]
[Consultado: 30/04/2009].
[5] LADRIERE, J. (1978) El reto de la racionalidad. Salamanca: Sígueme, 1978, p. 151.
[6] WOODS, A. El marxismo y el arte. [en línea]

[Consultado: 28/04/2009].

[7] En la misma línea recientemente el periodista GUTIÉRREZ, J.L. Sobre Larra, automóviles y poder. Leer, núm. 200, marzo 2009. También [en línea]
<> [Consultado: 22/04/2009].
José Luis Gutiérrez traía a colación la famosa frase de Larra para referirse también a la labor del periodista en relación a la Ley de Prensa: “Si Larra resucitara hoy en España, sin duda el susto de lo que contempla le llevaría de nuevo a la tumba, no sin antes parafrasearse a sí mismo: «Escribir en España es llorar». Sobre todo al conocer que el régimen jurídico de la Prensa –él, tan fustigador de la censura y la mentira– en nuestro país se regula a través de normas del régimen anterior, muy especialmente de la Ley de Prensa de Franco, vigente en todo su potencial censor”.
[8] El fragmento en el que iba inserta la famosa frase es el siguiente:“Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir un libro de memoria, es realizar un monólogo desesperadamente triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar.”(”El artículo literario y periodístico”, pp. 46-47). Los versos que siguen reiteran una vez más un sentimiento que no era solo pasajero sino arraigado incluso en la lírica:

¿Cuándo, Delio, insensato he de mirarte
libro y pluma arrojar y en el tintero
dejar metido entre algodón el arte?
¿Estudias en España majadero?
¿No tienes experiencia? ¿Estás demente?
¿Tan poco aprecias, bárbaro, el dinero?

viernes, 8 de mayo de 2009

LOS SIETE LIBROS DEL MEDITERRÁNEO DE FERNANDO DE VILLENA POR MORALES LOMAS





El pasado 24 de abril entregábamos a Fernando de Villena el XV Premio Andalucía de la Crítica de Narrativa por su obra El testigo de los tiempos en Baeza, una obra que les recomiendo fervientemente y a la que el jurado consideró acreedora indubitable de tal galardón.
Hoy, en cambio, hablamos de poesía. Y es que la versatilidad y la creación de Fernando de Villena en estos dos campos de la creación tienen una larga trayectoria desde finales de los setenta. Doctor en Filología, miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada y profesor de literatura, Fernando de Villena es hoy un referente de la escritura que se hace en Andalucía. Hay escritores que viven de la literatura y otros que viven la literatura. Fernando de Villena, del que me considero amigo desde hace treinta y cinco años, vive la literatura intensamente, como una adicción. Es adicto a la literatura y a la vida. Vida y literatura que están presentes con una fortaleza inusitada en Los siete libros del Mediterráneo: “La Vida es no pensar,/ no sentir ni deseo ni temores;/ la vida en plenitud ya no precisa/ ni siquiera palabras;/ basta el Mediterráneo”.
Hoy es el Mediterráneo el protagonista de su obra, y en él se residencia el símbolo que puede concederle el secreto a la vida. En él y en sus orillas cercanas se han fundado las civilizaciones más importantes de la antigüedad. Hoy no. Este lago inmenso (mar en medio de tierras), que como tal se ve si lo observamos desde la altura celeste, es un microcosmos cerrado en sí mismo y hace tiempo centro de la historia de la humanidad aunque hoy haya sido sustituido por los EE.UU. de América. De hecho afirma en el prólogo que en esta obra pretendía oponer la cultura y la vida latinas (una vida remansada, sabia, sensual y contemplativa) a la cultura y la vida anglosajonas que hoy pretenden imponernos en todos los ámbitos.
Desde siempre el Mediterráneo fue lugar de encuentros. También de desencuentros. Hoy, lugar de olvido. Desde hace unos años Fernando de Villena ha llevado a cabo el rescate del Mediterráneo como literatura y, sobre todo, como sentimiento. El rescate de la memoria que trasciende al hecho literario en sí para adentrarse por la singladura de la historia de las emociones, que es la historia de este mar, de sus conquistas y de sus derrotas.
El autor se embarca en la nave de la palabra desde el momento en que abandona Granada (“la ciudad ingrata”) y se hace “homo viator” para conducirnos por el mar que se abre ante él:
Vincularé Tu nombre al mío humilde,
Tu nombre azul y altísimo
De sueños y de gestas,
De dioses y de efímeras banderas...
Un mundo a caballo entre la épica de los afectos y la lírica de la conmoción, porque no hay palabra en esta obra por la que no rezumen en tropel todo tipo de sensaciones, sacudidas y estremecimientos. Desde Granada llega en su andadura al sur de Francia, Ventimiglia, Florencia, Venecia. Sobre la que dice:
Toda mi vida he deseado en vano
Vivir aquí en Venecia.
La sencillez expresiva, la contención formal y la necesidad de descender a los rudimentos más emotivos de las turbaciones y fascinaciones personales surgen en esta lírica desde el yo como una declaración a pecho descubierto en este recorrido por la mar que encarna todas las mares, todas la vidas y todas las muertes.
Lepanto, Corinto, Delfos o Atenas son nuevos puntos de encuentro y en cada escaramuza, como en Estambul, “la vida borbotea/ como la sangre de una herida decisiva,/ como la miel que escapa de una panal”. Fernando de Villena ha querido construir el libro de libros, la esencia de una conmoción interior pero sobre todo esa conducción viajera y barroca del ser humano de la cuna a la sepultura: la cuna en Granada; la sepultura siendo cenizas acunadas por el Mediterráneo de Málaga.
Ángel Moyano, Fernando de Villena, F. Morales Lomas y Tomás Hernández
Troya, Esmirna y Chipre, y de vez en cuando la ingrata Granada, que aparece una y otra vez en el horizonte de la casa interior del poeta como un conflicto personal no resuelto.
En ese recorrido llega hasta Tierra Santa y por un momento es “un hombre humilde/ que lucha cada día por la vida”. Un hombre sencillo que sigue ese ideal machadiano que reflejó con tanta solvencia en su retrato: “a mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito/ el pan que me alimenta y el lecho en donde yago”.
Jericó, Jerusalén, y el Ashaverus de su obra, testigo de los tiempos como en su novela, que tanta relación tiene con esta obra de la que escribimos. Surge con fuerza esa vena del creyente y esa declaración amorosa hacia la divinidad. El muro de las lamentaciones, Belén... y el mar muerto: “Soledades de sal bajo el sol fuerte”.
En cada poema, en cada ciudad, en cada pueblo siempre hay un motivo para adentrarnos en el mar diverso, el mar plural, los matices del mar, los ricos bordados de luz de su azul intenso y, cómo no, Kavafis en Alejandría. Es un mar diferente y constante, un mar que en su plenitud nos aparece distinto y múltiple, siempre cobijándonos, siempre cercándonos, prisioneros de él por querencia y afecto.
Sin embargo, aunque el Mediterráneo sea el centro y el hilo conductor de la obra, no se puede olvidar la imagen que proyecta de las ciudades, de esas ciudades históricas o legendarias que han conformado la llamada civilización occidental y la piedra como elemento constructor, como elemento que define la trascendencia del hecho poético: Trípoli, Cartago, Orán.
Y la invariable presencia de descripciones perennes y persistentes con todo tipo de tonalidades y rigores, definiendo ese tiempo de luz y sombras que va haciendo la historia de un sentimiento, la historia de una patria. Y Málaga siempre como referente final, como último puerto.
En el Libro II, titulado Helénicas, surge el mundo griego y el mar se toma la calma de la parábola, se cruzan las sensaciones heterogéneas y puede adquirir los matices de un bosque clausurado, y los días que se quedan gozosos a medias, la sensación de la palpitante oscuridad y la necesidad de no fiarse del mar: “No fíes de la mar/ por ver ahora su engañosa calma/ bajo el clemente cielo”. A veces el sueño y las alegres canciones de jóvenes diversas y claras nos hacen detenernos y repensar nuestra historia, centrarnos en los días breves que amainan en la orilla, en esa metáfora de todas las vidas y la necesidad de seguir cada uno nuestro propio camino haciendo caso omiso a los cantos de sirena.
A pesar de esa búsqueda, subyace sin embargo un pesimismo barroco cierto y la sombra y tortura de la muerte: “Es sombrío el camino/ que entre campos de loto/ poco a poco desciende/ tal la lenta serpiente hasta su presa”.
Sin embargo es una muerte aceptada como en el poema del mismo título e incluso esperada. Por un momento uno puede contemplar las sensaciones que tuvo al leer a Virgilio, y descubrir que el mundo en su magia, puede perfectamente no pertenecernos.
En todo este proceso del homo viator las veleidades de la fortuna y el paso del tiempo se van apoderando progresivamente de los poemas que dejan de ser ciudades para convertirse en miradas interiores hacia la vida, la muerte y los afectos. Y la necesidad de manifestar que los hombres no han nacido para sufrir sino para contemplar la bondad de la creación.
Según el libro que trate, bien el mundo romano o el griego, la noche medieval o la diáspora judía, el siglo de oro o los tiempos finales, en la poesía de Fernando de Villena hay una adaptación solemne al estilo de cada época y al espíritu que la anima. Sabe metamorfosear su lenguaje y hacerlo cercano pero siempre existirá esa aventura de encuentro con la cultura y el mundo, con la voluntad de ir construyendo la historia de la reciente humanidad.
La turbadora presencia de la muerte se acerca en los poemas dedicados al siglo de oro y el cansancio de vivir en tanto se asume la vida como un trayecto que conduce siempre al mar: “Pues la muerte y el mar son uno mismo”. Llegan los sonetos con su cadencia solemne y la sensación de vida, la muerte presente como una obsesión. Entonces Miguel de Cervantes puede escribir al conde de Lemos, o Joseph el sefardí de Tesalónica.
A medida que avanza la obra, sobre todo en el libro VI, existe una inmersión en el ámbito crítico y social, la tragedia de la inmigración en patera, pero también el mar como solución de los conflictos vitales (“Mas ahora yo siento la delicia/ de los lentos minutos frente al agua”) o el estilo meditabundo y reflexivo o moralizador: “En un mundo en que el triunfo es de los listos/y en el que los más fuertes sobreviven”. Existe la metáfora del hombre que va y viene en este mundo sin acabar de encontrarse y el concurso de lo cotidiano, el día a día y la resolución contemplativa de muchos conflictos, siempre con el mar como tabla de salvación. Los encabalgamientos se adueñan de los versos y se estiran creando un lenguaje meditabundo y ensimismado. Desde la cotidianidad aspira a la trascendencia, desde los detalles más nimios, desde la observación de lo diario. Pero este estilo no se compadece con guiños permanentes a Juan Ramón Jiménez en la nostalgia y en el aire neorromántico, en la temática del viaje definitivo; y machadiano en el tema del paso del tiempo, en la permanencia del camino como elemento de unión y los tópicos habituales de la literatura áurea: contemptus mundi, homo viator, tempus irreparabile fugit, memento mori, peregrinatio vitae, quotidie morimur, vita mare... Y siempre el mar como principio de los sueños.
En definitiva, una obra amplia, generosa, rica en matices, en la que Fernando de Villena construye la imagen del camino, la imagen de su vida, la imagen de todas las vidas, de toda la humanidad y la audacia cotidiana de nuestra existencia.

lunes, 4 de mayo de 2009

PRESENTACIÓN EN LA DIPUTACIÓN DE JAÉN DE UN ENSAYO SOBRE MARTÍNEZ MENCHÉN

Noticia aparecida en Diario Jaén el día 29/04/2009.


El pasado día 28 de febrero de 2009 a las 8 de la tarde fue presentado en el Aula de Cultura de la Diputación Provincial de Jaén el ensayo Fantasía y compromiso literario. La narrativa de Antonio Martínez Menchén, publicado por el Instituto de Estudios Giennenses en 2009 ha sido presentado en Jaén por los autores, Francisco Morales Lomas y Luis A. Espejo-Saavedra, acompañados por el profesor de la Universidad de Jaén, Pedro Galera.




F. Morales Lomas, Pedro Galera y L. A. Espejo-Saavedra



El narrador linarense Antonio Martínez Menchén es junto a L. Martín Santos uno de los escritores que más ha renovado la narrativa a partir de los años 60. Sin embargo, su nombre no ha gozado de la atención necesaria; y pocos dudan del olvido, el descuido, la marginación o la desatención a la que ha sido sometida su obra. El objetivo de los doctores Francisco Morales Lomas y Luis A. Saavedra-Santa Eugenia es situar a Martínez Menchén en el lugar de la literatura que se merece y para ello han llevado a cabo el estudio más profundo y completo que existe de toda su obra literaria. El trabajo está organizado en varios capítulos. En un primer apartado, se estudia la vida y la obra del escritor haciendo un camino por los acontecimientos vitales y el proceso de creación. En segundo lugar, se lleva a cabo un análisis pormenorizado de cada obra narrativa valorando aspectos estructurales, temáticos, semánticos, puntos de vista, de organización de la materia narrativa, simbolismos y discurso crítico. En tercer lugar, se abordan las temáticas más significativas de su obra; en cuarto, un estudio resumido de diversos aspectos narrativos que puedan ser interesantes para abordar como compendio explicativo la obra del escritor andaluz; y, por último, una bibliografía actualizada sobre el autor con los estudios que han hecho referencia a su obra y otros en los que él ha participado como creador directamente


Pedro Galera, L. A. Espejo-Saavedra, Manuel Urbano y F. Morales Lomas

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano