https://anthropos-editorial.com/DETALLE/DRAMATURGOS-ESPANOLES-ENTRE-DOS-MILENIOS-ATTL-057
https://issuu.com/anthropos-editorial/docs/dramaturgos_issuu
LA EDITORIAL ANTHROPOS PUBLICA
“DRAMATURGOS ESPAÑOLES ENTRE DOS MILENIOS” DE FRANCISCO MORALES LOMAS.
En esta obra se estudian las
grandes claves del teatro español entre dos milenios en Lorca, Sanchis
Sinisterra, López Mozo, Alonso de Santos, Martínez Ballesteros… a los que se
incorporan Alfonso Zurro, Moreno Arenas... y el canibalismo teatral. Se aborda
el teatro breve y surrealista de Lorca, origen de sus grandes obras dramáticas,
el papel del receptor teatral, la poética de la fragmentación o la función de
los paratexto en Sanchis Sinisterra, la
función de los recursos humorísticos en autores como Alonso de Santos y Martínez
Ballesteros, la hermenéutica de la cotidianidad y la humildad de Alfonso Zurro,
la dramaturgia comprometida de López Mozo, el teatro antropofágico de Moreno
Arenas, y el “teatro caníbal”, un nueva forma de entender el absurdo en el XXI.
INTRODUCCIÓN
Tras nombres tan significativos como Buero
Vallejo, Sastre, Arrabal, Martín Recuerda, Olmo o Gala hubo a partir de los 60
un teatro renovador que adquirió el marchado de “Nuevo Teatro Español” y en el
que se incluían nombres como Ruibal, Luis Riaza, Romero Esteo, Nieva, Martínez
Mediero, Miralles, López Mozo, Martínez Ballesteros, Sanchis Sinisterra, Alonso
de Santos o García Pintado… Era un teatro que había entrado de lleno en la
alegorización o la simbología con deformaciones caricaturescas y un especial
uso tanto de los recursos verbales como no verbales… así como un evidente
análisis de la sociedad española con la que eran muy críticos, diezmada por la
dictadura.
La muerte de Franco, sin embargo, no
supuso en el teatro un cambio espectacular. Y, aunque es cierto que la censura
dejó de brillar con la fuerza de antaño, se debe señalar la conversión de los
teatros independientes en teatros estables y la creación en 1978 del Centro
Dramático Nacional.
El Teatro Independiente tuvo también mucho
que decir durante estos años, sobre todo para consolidar nuevas perspectivas
teatrales y dar cabida a los nuevos dramaturgos que veían cómo iban pintando
canas y sus obras no se representaban.
Fernández
Insuela (1975: 312 y ss.)
especifica una serie de características propias de este importante teatro en el
periodo de Transición y más tarde durante la década de los ochenta que podemos
resumir en:
1) Superación del concepto
de teatro limitado solo al texto literario, a la literatura dramática.
2)
EI público. Frente
al teatro comercial dirigido fundamentalmente a un público burgués, capaz de
soportar los elevados precios de las entradas y la repetición de fórmulas
dramáticas anquilosadas, el Teatro Independiente busca llegar a todos los
públicos.
3)
Formación y modelos. Los grupos de Teatro
Independiente procuran organizar cursillos de perfeccionamiento, con el fin de
que sus integrantes conozcan las nuevas técnicas artísticas y las corrientes
teatrales más modernas.
Otra realidad bastante importante es que,
en una investigación dirigida por Juan Antonio Hormigón bajo el título Autoras en la historia del teatro española
(1975-2000), indicaba en el volumen III un abigarrado grupo bastante dispar
de mujeres que venían haciendo teatro y no tenían ninguna visibilidad.
Lo cierto es que durante las últimas
décadas del siglo XX se produce una gran
afluencia de dramaturgos y dramaturgas. Algunos ya procedían de la época
anterior y otros nacen al teatro ya en esta nueva década con un pensamiento
diferenciado, ya que la dictadura, que había sido un tema recurrente como
espacio dramático, va cediendo el paso, forzosamente, hacia otro tipo de
experimentos y vanguardias; si bien, los temas en torno al ser humano serán
permanentes: la soledad, la libertad, la identidad, la convivencia, los
problemas sociales…
Todos ellos y muchos más serán un caldo de
cultivo habitual sin que exista como en los años 60 un “nuevo teatro español”,
un teatro independiente que inicie una andadura diferenciada y novedosa, y sí
se produce cierto alejamiento del realismo, el simbolismo y la vanguardia en
general, como constataba Oliva (1989).
Es verdad que en muchos casos las obras
realistas, naturalistas o costumbristas vendrán con cierta renovación, al igual
que el esperpento, la farsa, el sainete y el teatro poético o fantástico:
Se hablaba por entonces de tres
grupos que ocupan la escena:
1)
Los que conquistaron el
teatro antes de llegar la transición: Buero Vallejo, Gala, Sastre, Ana
Diosdado, Juan José Alonso Millán…
2)
Autores que se dieron a
conocer en este periodo, aunque habían escrito durante la dictadura: Nieva,
Sanchis Sinisterra, Paco Melgares, Teófilo Calle, J. L. Alonso de Santos,
Ignacio Amestoy, Rodolfo Sirera, Fermín Cabal, Domingo Miras, Alfonso Vallejo,
Benet i Jornet…
3)
Autores que no escribieron
bajo la censura (los verdaderos autores de los ochenta): Eduardo Ladrón de
Guevara, Concha Romero, Maribel Lázaro, Manuel Gómez García, Guillem Jordi
Graells, Miguel Alarcón, José Luis Alegre Cudós, Teodoro García, Miguel
Murillo, Pilar Pombo, José Luis Carrillo, Antón Reixa, Ernesto Caballero,
Paloma Pedrero, Ignacio del Moral, María Manuela Reina, Nancho Novo, Marisa
Ares, Antonio Onetti, Leopoldo Alas, Adolfo Camilo Díaz, Segi Belbel, Maxi
Rodríguez, Ignacio García Mey, Moreno Arenas…
López Mozo (2007) afirmaba que a finales
de los 80 y durante la década de los 90 los productores establecidos y los
programadores sentían recelos por la dramaturgia nacional contemporánea y los
dramaturgos españoles comenzaron a desaparecer de los escenarios. Esto traerá
como consecuencia que autores tan prestigiosos como Francisco Nieva cree una
modesta compañía para dar a conocer su obra, pero también lo haría Ernesto
Caballero en 1983. Y otros como Paloma Pedrero y Alonso de Santos crearon
respectivamente Elmuro Producciones Teatrales y la productora Pentación, que se
ocupó de dar a conocer todas sus obras a partir de 1989.
Otro de los elementos también relevantes
de este periodo del siglo XXI es la importancia que adquiere el teatro breve,
el microteatro... Se han señaladao más del mil trescientas obras en el periodo
que va de 2000 a 2010 (y seguro que se deja muchas en el tintero)
pertenecientes a seiscientos autores y la mayoría han incursionado en el
género. Algunas han sido iniciativas recogidas en obras colectivas como Teatro contra la guerra (2003) a
criterio de la Asociación de Autores de Teatro u Once voces contra la barbarie del 11-M. Algunas han sido promovidas
por talleres y Escuelas de Arte Dramático, como por ejemplo, Matrimonios (2006) que surgió del
Laboratorio de Escritura Dramática que Guillermo Heras realizó en Alicante; o
el Teatro breve andaluz (2006) de
Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, o 60 obras en 1 minuto de 60 autores
dramáticos andaluces.
En definitiva, existe un panorama rico del
teatro español entre los dos milenios del que los autores que estudiamos son
tan solo una muestra. Con todos ellos el autor de estas páginas ha coincidido
en algún momento de nuestras vidas.
Con Sanchis Sinisterra queremos
adentrarnos en algunas de sus obras y titulamos su teatro como dramaturgia
“otra” por la constante apuesta de renovación en un autor que se aúnan su labor
como dramaturgo y como profesor de arte dramático que reflexiona
permanentemente sobre la práctica teatral y tiene en su teatro un ideario
preciso en torno al papel del receptor teatral, la poética de la fragmentación
o la función de los paratextos, los intertextos o el personaje y la acción
dramática en la obra teatral.
De Alfonso Zurro abordamos su dinámica
teatral general, haciendo un análisis somero de obras a lo largo de las últimas
décadas pero también de la función de sus personajes o de sus temáticas,
teniendo en cuenta que existe una hermenéutica de la cotidianidad y la humildad
que procede desde el teatro popular de finales de la Edad Media y el XVI,
aquella antigua farsa, que él trata de renovar y ahondar.
Un autor que comenzó a lo largo de la
década de los setenta también pero cuyo teatro comenzó a adquirir mayor
relevancia en los 90 es Moreno Arenas, cuyo teatro antropofágico es heredero de
una tradición enfática con autores como Martínez Ballestero o Martínez Mediero.
De él profundizamos en algunas situaciones relevantes de su teatro breve en esa
apuesta por las didascalias, las “pulgas” dramáticas o la llamada “indigestión
teatral” que adquiere un nuevo paradigma para la escena.
La dramaturgia de Ahlán, la obra de López Mozo, suficientemente reconocida por los
altos premios alcanzados y el largo recorrido en torno a ella, es objeto de un
análisis pormenorizado donde se abordan escenarios, personajes, temáticas y las
claves simbólicas e interpretativas de una realidad tan enormemente actual como
la inmigración que procede de Marruecos.
Otro de los autores del nuevo teatro
español, Martínez Ballesteros ocupa un espacio especial al examinarse los
recursos humorísticos de los que está impregnado su teatro. El humor ha sido
para muchos de estos autores (Sanchis Sinisterra, Moreno Arenas, Alonso de
Santos, Martínez Ballesteros…) un elemento de gran trascendencia que sirve de
catalizador de sus respectivas obras tanto como elemento axial donde los haya,
de ahí la necesidad de sumergirnos en estos recursos para ver cómo pueden
generar una obra de teatro sugestiva pero al mismo tiempo de profundidad ética.
Una idea que nos conecta también de
consuno con un nuevo apartado en donde se aborda el teatro de uno de nuestros
autores más relevantes y acaso más populares de las últimas décadas, Alonso de
Santos, con obras emblemáticas como Bajarse
al moro y La estanquera de Vallecas,
cuyas claves son analizadas en esta obra.
De novedad podríamos considerar el
análisis de la obra breve de García Lorca, cuya importancia no ha sido
suficientemente puesta de manifiesto. En una época en que el surrealismo estaba
en plena ebullición y en el autor granadino se estaba gestando lo que sería su
gran teatro posterior. Estos comienzos son relevantes y la importancia de obras
como El paseo de Buster Keaton y La doncella, el marinero y el estudiante
lo acreditan.
Y, por último, como adenda a este trabajo,
se analiza un fenómeno significativo en los últimos veinte años, la aparición
del “Teatro Caníbal”, del miembro de la Academia de Artes Escénicas, Morales
Lomas, cuyo análisis es llevado a cabo por cuatro profesores de universidades
españolas, tres de ellos además dramaturgos, que tratan de dar las claves
interpretativas del mismo y la alegoría en torno a los sistemas de poder que
nos gobiernan, en un sentido acaso foucaultiano, y pueden ocultarse acaso bajo
el adjetivo “caníbal”: Adelardo Méndez Moya, María Jesús Orozco, Miguel Ángel
Jiménez Aguilar y Antonio César Morón.
Biobibliografía
F. Morales Lomas
Escritor con una larga trayectoria y
una centena de obras en poesía, narrativa, teatro y ensayo. Catedrático de Lengua
y Literatura Españolas. Doctor en Filología Hispánica. Licenciado en Filología
Hispánica y Derecho. Profesor Titular de Universidad. Académico en varias
academias. Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos
Literarios (AAEC) desde 2006 y de la Asociación Internacional Humanismo
Solidario desde 2013, vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de
España (ACE) en su sección de Andalucía. Ha dirigido congresos y cursos de
verano. Algunas de sus últimas obras: Poética
machadiana en tiempos convulsos (2017), El
hilo de Ariadna. Literatura y crítica contemporáneas (2018), Modelos infames, magia y adoctrinamiento
(2019), Caníbal Teatro, Volumen V
(2019), Las edades del viento (2020),
El espejo vacío (2019), Esencia y
retórica del poder en la dramaturgia de Carmen Resino y José Moreno Arenas (Ed.), (2020), Dramaturgos españoles
entre dos milenios (2020)…
REDES SOCIALES:
Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Morales_Lomas
Facebook: https://www.facebook.com/moraleslomas/
Twitter: https://twitter.com/moraleslomas
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/francisco-morales-lomas-b687b85b/
Instagram: https://www.instagram.com/moraleslomasfrancisco/
FERNÁNDEZ
INSUELA, A. (1975). «Notas sobre el teatro independiente
español». AO, XXV, 303-322 .