martes, 5 de abril de 2022

FRANCISCO MORALES LOMAS, ACADÉMICO CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE ARTES Y CIENCIAS DE ANTEQUERA

 

 

 


 

REAL ACADEMIA DE ARTES Y CIENCIAS DE ANTEQUERA

 
Estoy infinitamente agradecido a la Junta General de la Real Academia de Artes y Ciencias de Antequera, presidida por D. José Escalante Jiménez, por la generosidad y magnanimidad al nombrarme académico correspondiente. 
 
Es todo un honor que agradezco con toda humildad. 
 
Entiendo que valoran el trabajo que he venido realizando a lo largo de los últimos cuarenta años y puedo seguir aportando algo en su ámbito. Ojalá así sea en el futuro. 
 
Desde luego es una razón especial para seguir persistiendo en el mismo, con toda la sencillez, pero con el convencimiento de que la literatura es un camino extraordinario de encuentro con “el otro”, una mirada al mundo, a los otros/as y a nosotros mismos. Muchísimas gracias.
 
 
 
FRANCISCO MORALES LOMAS
 

domingo, 3 de abril de 2022

Juan Francisco Ferré reseña El ojo del huracán de Francisco Morales Lomas en Diario Sur de Málaga

 

 


 

Historias demasiado humanas

Morales Lomas ha recopilado al completo su ficción breve, compuesta de un centenar de relatos

JUAN FRANCISCO FERRÉ

https://www.diariosur.es/culturas/historias-humanas-20220219000245-ntvo.html

El mundo se construye con ladrillos de historias. Versiones de la realidad que dan sentido a nuestro modo de habitar el mundo cuando se transforman en historias, en narraciones, en actos de habla narrativos. El contador de historias no es un fabulador, sino un catalizador de relatos, un transformador de corrientes narrativas y ficciones electrizantes. El narrador, como insistía Walter Benjamin, es la voz de un sujeto experimentado y experto en vidas ajenas que reclama la atención de los presentes para transmitirles con sabiduría el hilo inveterado de las historias que hacen del mundo un lugar habitable y humanizado. Cambia el contexto cultural, pero no cambia el designio del acto sacramental de narrar.

En todo este bagaje de ideas sobre el arte narrativo hace pensar el mamotreto de historias de varia lección donde Morales Lomas ha recopilado al completo su ficción breve, compuesta de un centenar de relatos. Dos metáforas focalizan el propósito global del libro. Una va cifrada en el título y la comentaré más adelante. La otra aparece en el relato 'El telescopio de Bedford', tan inspirado en planteamientos de Borges y Cortázar: en el desenlace, el protagonista descubre que el ojo del gran voyeur, el mirón omnipotente, ese gran hermano que refleja en sus pupilas las imágenes de todos los hombres y las mujeres que se cruzan con él, es una imagen de sí mismo, es decir, un doble de su figura como narrador y la del autor que construye el caleidoscopio de personajes e historias de este bestiario humano.

Estas historias ordinarias y su peculiar modo de narrarlas, tan apegado al rasero popular de la lengua vernácula, permiten entender también el poder de la palabra sobre los relatos. Morales Lomas escribe sus historias demasiado humanas en el «mero español» del desdeñoso Borges. Historias llanas, nunca esdrújulas, como corresponde a la tendencia innata del idioma nativo, escritas a menudo con llaneza de estilo y otras con agudeza grotesca e ingenio chistoso.

'El ojo del huracán', la metáfora inscrita en el título, explica la posición nada privilegiada del narrador en la mayoría de las historias. Personaje que vive sumido en las turbulencias de la existencia pasional o pulsional, o las observa desde muy cerca, pero acierta a integrar en los relatos, pese a la cacofonía y el caos del mundo, la inteligencia de la palabra y la lucidez de la mirada analítica. El narrador, bajo todas sus máscaras, es de una ingenuidad casi primitiva, de una prístina inocencia. Esa perspectiva genuina adorna sus estrategias y enriquece historias en las que la ausencia de malicia e ironía fomenta la colaboración perversa del lector.

La placentera lectura de muchas de estas historias ha coincidido en el tiempo con mi revisión de una teleserie de culto de ciencia ficción, 'Battlestar Galactica', por uno de esos azares que nuestros dioses literarios Borges y Cortázar nos enseñaron a amar. En los primeros episodios de la serie, el ojo de una tormenta estelar protege a los humanos en fuga de los ataques de los androides enemigos, ya que estos, víctimas de la intensa electricidad de la tormenta, ven alterados sus programas y circuitos. 'El ojo del huracán' de Morales Lomas funciona igual, como una tempestad eléctrica en el cerebro del lector, potenciando el lado humano y desactivando el robot que se oculta en el interior.

Este es el gesto humanista que conecta, al final, todos los relatos y las historias. Solo por ello, la lectura de este libro, moral e inmoral al mismo tiempo, ya estaría más que justificada.

sábado, 2 de abril de 2022

Reseña de Francisco Morales Lomas sobre Toda la violenciad de Abraham Guerrero Tenorio

 

 

 

 

Publicada en Cuadernos del Sur de Diario Córdoba el 26 de marzo de 2022

https://www.diariocordoba.com/cuadernos-del-sur/2022/03/26/piedad-cotidiano-64262684.html

 

 

LA PIEDAD DE LO COTIDIANO

TODA LA VIOLENCIA DE ABRAHAM GUERRERO TENORIO, PREMIO ADONAIS 2020

 

F. MORALES LOMAS

 

Con Toda la violencia de Abraham Guerrero Tenorio se adentra por asuntos cotidianos que nos afectan como seres humanos, en su violencia, en su fiereza o en su pálpito, y los singulariza tratándolos con una mirada propia, y acaso desconocida, y dotándolos de un sentido nuevo con un discurso coloquial e imágenes desnudas, siendo lo humano el discurso que las anima y permite ver el latido profundo de una existencia.

Está estructurado en cinco apartados (“violencias”) que van desde el ámbito más familiar al más social. En aquel se hallan presentes las relaciones padre-hijo, con un deje de ironía. Un lenguaje a veces descarnado donde mezcla una visión bastante realista con sensaciones poderosas que hablan de violencia, venganza y la rémora del ser. También hay referencias al abuelo a punto de morir, a la abuela, a la madre… con una extraña ternura, como cuando describe a esta y finalmente dice: “Qué lástima cuando ya no esté,/ mi madre,/ con todo lo inmortal que es la palabra madre”. A veces este ámbito se llena de incomunicación familiar y por momentos con una áspera visión crítica.

También el mundo de la mujer se halla muy presente en su cansancio, en su desgarro, con un lenguaje que aglutina enumeración de sintagmas para precisar una atroz violencia (ese principio que guía el libro), incluso trasladada al acto amoroso: “El tacto de una lengua roja sobre/ un cuerpo oscuro. El tiempo fustigado./ Las uñas en la carne. El resuello/ de dos pechos sonando en el silencio”.

Tiene la habilidad para la creación de imágenes impactantes como en “Ave rapaz”, con la simbología de una empatía tan consistente. En otras puede ser una especie de oda a las zapatillas abandonadas en cualquier lugar y con las que hace el símil de dos ataúdes. En todas las situaciones siempre hay un recóndito sentimiento que late en el poema en torno a situaciones existenciales que causan todo tipo de zozobra o solidaridad en el escritor, con un lenguaje directo y un tanto despojado o de un singular lirismo muy cautivador, como en “La caricia”, donde nos muestra la imagen de alguien que se asfixia en los brazos del sujeto poético mientras avanza en su ojos la muerte: “Y se los fui cerrando lentamente,/ con las yemas heladas de mis dedos/ cayendo/ sobre sus párpados,/ como si mi caricia fuera/ el peso rotundo y sombrío/ de una losa de mármol”.

El poemario va surcando sutilmente por toda suerte de imágenes que nos anuncian algún tipo de dolor o muerte con la tranquilidad de todo lo cotidiano, con su humanidad y su daño. Pero también puede haber momentos para la ironía, como en “Pilates”, o la referencia a los padres que continuamente hablan de sus hijos pequeños mientras el sujeto poético se centra en la crematística y vulgar realidad.

El discurso metaliterario desmitificador se halla presente en “Escribir” al definirlo como: “Es esperar/ la quimera de un premio,/ el dinero preciso que convierta el poema/ en una nómina,/ números que exhibir con mis amigos/ para que así se crean que hay trabajo/ en mi silencio”. Y siempre con la ansiada búsqueda de la autenticidad y el milagro de la palabra sobre cosas importantes. Recuerda a Borges y el mundo del ciego, la angustia de no poder dormir, o a Bolaño y su hijo sobre las rodillas mientras escribe y esa imagen de la deriva de la noche y el resplandor de la pantalla del ordenador. Y desde luego la contemplación de la muerte con absoluta naturalidad como “Treme”: “Si he de morir que ocurra en Treme/ y que mi muerte sea una anécdota que mis hijos/ cuenten a sus amigos, mientras juegan/ y comen gumbo en el porche grande/ de la casa de madera blanca que siempre soñamos”.

Lo social está muy presente en el último apartado, en poemas como  en “Ceceo” o “Chicos de barrio”, donde la sombra del paro se hace presente: “Hoy algunos, en paro y sin salida,/ sentados en los bancos de la plaza/ se miran las uñas y se preguntan/ qué hacer con tanta tarde entre las manos”. La realidad de los jóvenes que tratan de fabricarse su destino en “B2”, la búsqueda del funcionariado en muchos de ellos, los problemas para poder cuidar a los hijos, o bien los bienes que sus padres les ofrecieron a sus hijos y los que ellos les ofrecen: “Nosotros,/ estirpe de padres sin hijos/ ofrecemos nuestras manos vacías”.

Un poemario que aborda la cruda realidad del presente con su desgarro, con su ternura, con su desolación y violencia, acaso con una naturalidad lírica que en su sencillez potencia el acto creador y le da alas.

 

 

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano