Alberto Torés y F. Morales Lomas
SUR. REVISTA DE LITERATURA. NÚMERO 2, JULIO 2014 (ISSN 2341-4804)
LA POESÍA DE LA ESPERANZA
Albert Torés
Puerta del mundo
Francisco Morales Lomas
Ediciones en Huida, Sevilla, 2012
Con el autor, el lector asume como propio la idea de “la esperanza como el quicio de una puerta que se abre al mundo donde todo está por descubrir”.A todas luces, Francisco Morales Lomas aplica, de manera práctica y desde la perspectiva poética, la hoja de ruta de lo que viene conociéndose como el Humanismo
Solidario.
Puerta del mundo que es el poemario que nos ocupa, aunque en general, toda su producción escrita, poética esencialmente, muestra siempre un manifiesto vitalismo, mejor aún, una esperanza que se fundamenta
en la tradición para en su recorrido de creer y descreer presentarse ante el futuro con eternos y renovados signos de libertad. Sin duda, la poesía es el espacio por excelencia de la libertad, pero no sólo la palabra poética le deja ver el mundo con una mirada libre. La palabra poética es también una gozosa y sustanciosa manera de conocer, de mantener un diálogo con la poesía desde un eclecticismo inteligente y también, cómo no, de interiorización. El anhelo de expresar lo íntimo, lo no dicho, lo no sabido, el secreto, en suma, lo
más profundo del ser.
Puerta del mundo es una plena emanación de la vida con el sólido registro de la historia
como Pilar pero especialmente con un sentido agradecimiento hacia los padres del poeta, lo que
enfatiza un solidario lazo con las raíces, unas emotivas imágenes que en su contemplación ofrecen
unos textos impecables. Una emoción intensa que contagia al lector y que se va a ir reconstruyendo
a partir de contradicciones, cruzando tiempo y duracion, efectos y creaciones, para enmarcar
categóricamente que la palabra piensa. “Las mejores palabras en el mejor orden” que diría
Luis Cernuda, quizá al comprobar que las palabras tienen un primer sentido y un segundo figurado, La poesía de la esperanza que además en materia poética, dispondrá de un tercer sentido, el libre fluir del pensamiento expresado para unirse a nuestras existencias, a nuestro pasado, a nuestras maneras de amar, a lo vivido y proporciona un sugerente, universal y bello poemario con el que poder identificarse.
Sería una osadía afirmar lo evidente, esto es, considerar a Francisco Morales Lomas como un
escritor incontestable y radicalmente necesario. Un escritor humanista en la más clásica acepción
del término, pero dada la belleza de la desobediencia, lo afirmo. Me limitaré a deciros
www.moraleslomas.com
En efecto, acabáis de comprobarlo. El humanismo moralesiano abarca tantos géneros como
inquietudes humanas.
La reflexión filosófica y el discurrir literario en ensayos, la novela, el teatro, la columna
periodística, los manifiestos político y poético, los tratados didácticos, las prácticas docentes, la
poesía, es decir, el placer del estudio y la creatividad como justificación para dar sentido a nuestro
paso por este escenario. El hombre es el punto de partida de la escritura de Morales Lomasny es
también el punto de llegada de las acciones humanas.
Puerta del Mundo piensa esa doctrina centrada en el hombre con el descubrimiento del otro,
sin escapar al tejido relacional con el medio. Con la certeza de estar asistiendo a un nuevo orden o
al menos a una sociedad en plena transformación, quiere dotar al poema de significación máxima,
como medio de enriquecimiento de la condición humana en todos los planos al alcance, cultural,
reflexivo, artística, estético, ético. La imagen del árbol tan recurrente no sólo en el ámbito literario,
tiene aquí plenos poderes en cuanto a relevancia simbólica se refiere.
Juan Goytisolo desarrolla su idea de la literatura con esta imagen del árbol de las letras al que cada
escritor agrega una rama, una semilla o una hoja por su propio acervo y experiencia posibilitanto el
enlace con otras partes del árbol, con la totalidad, porque ha representado la vida del cosmos, su
densidad, generación y regeneración; de igual modo, se le reconoce una esencial transmutación, un
divagar de eje entre los mundos. En el poema II de la II parte :
Vago de un mundo a otro, de ilusiones
me nutro y absorbo el ruido de los sueños
y cada vez soy más canto heroico
que en la noche busca el himno que emociona.
No me habléis de sueños, ya los he vivido.
Vago de un mundo a otro, clandestino.
De manera más categórica también, el árbol de la ciencia indica el proceso evolutivo, el
crecimiento de la idea, la vocación, la puesta en marcha de la imaginación creadora. Una unión
marcadamente interdisciplinar lleva al conjunto del árbol a representar caminos completos.
Consciente de ello, el poeta localiza el fondo del humanismo solidario y escribe en el poema VI de La poesía de la esperanza la II parte:
Hombre, me dijeron, y me hice árbol,
tronco vigotoso, raíz que se hunde
en tierra y horada los profundos mares.
Localiza el tropel de músicas, los impulsos cálidos, los enigmas de la patria, la fragilidad de
la tristeza, las palabras inexplicadas, las sonrisas de las madres, las dudas, los héroes vencidos, el
vértigo de la fatalidad, la historia prisionera, la calma quietud, las quimeras solemnes, lo intangible
y lo material, los interrogantes y las respuestas, el orden de las cosas y lo efímero de los tiempos,
inicialmente como producto de un clima pesimista: la crisis económica, la guerra ideológica, la
angustia, los progresos técnicos, la consideración del hombre como individuo productor y
consumidor, la sensación de pérdida de referencias, la muerte que por más que forme parte de
procesos naturales y tengamos conciencia de ello, nunca se está lo suficientemente preparado para
su aceptación.
Sin embargo, Morales Lomas busca el territorio para que el hombre no sea lanzado sin razón
a un mundo desprovisto a veces de sentido, y para que participe en la historia y sociedad.
Por tanto, si el existencialismo aunaba esas dos tendencias, la de poner en valor lo absurdo de la
vida y la de destacar la solidaridad, el compromiso, el servicio social, por más que los críticos
interesados resaltaran únicamente el primer aspecto, nuestro poeta dueño de sus actos, destino y
pensamientos lo expresa con una fuerza y una belleza incuestionables en el poema VI de la I parte:
Cielo azul de mi infancia, los árboles distantes,/la vida, que despierta de un profundo
letargo,/se rebela suave en su impávida belleza./Miro al mar sin dueño, sus celajes de sal,/el sueño
de la arena, su memoria de rosa/seca que dulce embriaga la bondad de este canto.../Por un
momento soy Dios en la calma suave/de las olas que laten junto a mí con dulzura../Y siento que
también yo soy un sueño lejano/que de tarde en tarde llega hasta mí y palpita/ y corea ufano la
alegría de ser.
Son los escalones de la nostalgia y la palabra dada al mundo los componentes del nuevo
poemario de Morales Lomas, pero sobre todo, el deseo de hallar la serenidad en el espacio y en el
tiempo, con una respuesta y no un murmullo expresada desde lo más íntimo. Siempre he
considerado esa virtud de Morales Lomas para hacer brotar de los profundos surcos de la memoria
imágenes que se fijan en la página en blanco con una brillantez asombrosa. No hay silencio ni
siquiera deseos de traducir silencios, ofrece más bien su verso minucioso, cómplice de irónica
ternura a veces para rendir homenaje a las raíces, al amor de los padres.
¿Te acuerdas de la primera lluvia?/Mucho antes de la declaración de la renta,/de que el
corazón se consumiera/en una odisea de instancias,/de que el corazón escandalizara/el paso del
tiempo.La poesía de la esperanza
Es indudable que estamos ante una escritura meditativa, reflexiva y que el tono poético que
no desea titularse. De ahí que no figuren títulos, sino 5 partes, cada una con 7 poemas salvo una de
cinco textos. Se trata de una reflexión sobre el tiempo realizado desde varios flancos, desde varios
tiempos, aunque destaca una conciencia personal ligada estrechamente a la temporalidad individual
del sujeto lo que nos lleva a la reflexión sobre el tiempo como uno de los ejes temáticos de su
poesía, y en concreta de este poemario.
No es casual que una de las llamadas externas sea la de Octavio Paz, es decir, la asociación
más evidente con la palabra “humanismo”, un humanismo dialogante y crítico. También juega un
papel relevante la mención del poeta Auden cuya dimensión ética es un paradigma del humanismo
solidario. No digamos ya cuando Ángel González encabeza el apartado de citas, en el relieve del
paso del tiempo, en la temática amorosa diversa y cívica, con una escritura con la esperanza como
telón de fondo.
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