miércoles, 7 de julio de 2010

EL TEATRO CANÍBAL DE MORALES LOMAS POR ANTONIO GARRIDO

(Recensión aparecida en diario Sur de Málaga el día 7 de julio de 2010:

http://www.diariosur.es/v/20100703/cultura/comeme-comeme-20100703.html)





¡Cómeme, cómeme!
Francisco Morales Lomas recurre al esperpento y el absurdo para construir 'Caníbal teatro', una manera de ver el mundo a través de una divertida serie de obras breves
03.07.10 - 02:19 -
ANTONIO GARRIDO
Francisco Morales Lomas es un escritor que se atreve con todos los géneros; en efecto, uso atreverse con toda la intención porque escribir es el ejercicio de caminar por el filo de la navaja de las palabras. Desde la década de los veinte del siglo pasado la coincidencia del profesor y del creador es perfectamente normal en nuestras letras. Morales es un buen ejemplo de lo dicho. El hecho de frecuentar todos los géneros hay que explicarlo como una necesidad de experimentación, como una necesidad expresiva del autor, como una manera de crear desde el conocimiento teórico de las formas de representación por medio de la palabra que eso es la literatura en lo esencial.
Conozco bien la obra de Morales, poética, ensayística y narrativa; menos, la teatral, de aquí mi sorpresa, grata, muy grata, vaya por adelantado, cuando me pongo a leer este 'Caníbal teatro' y no puedo dejarlo hasta el final. Se trata de un conjunto de obras breves que tienen como elementos comunes, el esperpento y el humor absurdo.
El título del volumen se corresponde con un concepto teórico así denominado por parte del autor que desarrolla en la 'Introducción'. El punto de partida es el instinto de comernos los pensamientos, los sueños, los cuerpos y las almas de los demás; devorar para mejorar, para poseer, como forma espontánea de actuación, como sacrificio ritual, como control, como forma suprema de amor. ¡Qué guapo eres, hijo! ¡Te voy a comer a besos! y la madre se lanza sobre los mofletes del infante.
El autor ofrece un teatro caníbal de ida y vuelta. Las obras se ofrecen como manjar al público y, a su vez, el público es devorado por el texto. El final del proceso es una gran bacanal en la que todos somos caníbales. El ex emperador Bokassa reconoció que practicaba el canibalismo sin conmoverse, cuando fue derrocado se encontraron cadáveres mutilados en los frigoríficos de sus palacios. Jeffrey Dahmer violó, asesinó, se comió y bebió la sangre de diecisiete jóvenes. El caníbal tenía preferencia por consumir los cerebros de sus víctimas como manera de hacerlos suyo.
No oculta el autor sus fuentes pues dedica el libro a Valle y a Mihura. El esperpento del primero y el humor absurdo del segundo combinados dan como resultado una visión vitriólica de la realidad, una manera de entender el mundo desencajándolo, rompiéndolo para denunciar sus horrores pero siempre desde el prisma del humor. Tengo publicado que Valle nos ofreció con el esperpento una visión de la historia mucho más eficaz y 'real' que la de la historia; baste leer 'La hija del capitán' y se comprende mucho mejor el militarismo que con cualquier tratado sesudo. Lo mismo sucede, en un plano más íntimo y menos externo, con el teatro de Mihura. Ellos son las dos columnas sobre las que se sustentan estas piezas que debe representarse como elementos de una obra más extensa formada por estas partes que adquieren una rigurosa coherencia entre ellas.
Agilidad del lenguaje
La esencia del teatro es el diálogo y las acciones representadas por los personajes que se mueven en la escena. Una característica común a estas piezas es la agilidad del lenguaje que sostiene la comicidad trágica de los hechos representados. Otro hilo conductor es la lucha contra los estereotipos, contra los tópicos. Un magnífico ejemplo es 'La yaya de Mauritania', última obra del volumen. El estereotipo está en el imaginario colectivo. Un emigrante que ha llegado para trabajar no puede tener cultura y, además, se tiene que aguantar con las condiciones que le ofrezcan aunque sean claramente abusivas.
La pareja, nuevos ricos, decide que una emigrante mauritana cuide a sus hijos. La joven Junia llama a la puerta y entra en la casa. El Hombre se sorprende de su belleza e inicia burdas tácticas de acercamiento que son claramente percibidas por la Mujer. A Junia, a la que le cambian el nombre por Yaya no le dejan hablar. El diálogo es una sucesión de tópicos. Por ejemplo, les llama la atención que Yaya tenga carrera y hable varios idiomas. Pensaban que sería una analfabeta muerta de hambre. La injusticia es manifiesta y el humor la hace más evidente.
En 'El urólogo' encontramos un buen ejemplo de diálogo absurdo. La pareja llega a la consulta y es interrogada por la Auxiliar que no hace preguntas clínicas sino del tipo de si al paciente, Pedro Pinta Pinta, catedrático de Derecho Procesal, le gustan los toros; a lo que responde que no, pregunta acertada porque al doctor no le agrada que a sus pacientes le gusten los todos; mientras que, por el contrario, sí le gusta que disfruten con los churros. Pedro ha ido al urólogo para que le introduzca el dedo en el ano y saber si le gusta o no. El desenlace es sorprendente.
La pieza que abre el volumen, 'El caníbal', es un ejercicio de extrañamiento. Un señor bien vestido, educado, amable, no es el modelo de caníbal pero lo es. La señora que le abre la puerta y que piensa que es un vendedor de biblias hasta que se aclara la situación se verá conquistada por sus encantos. Entran en el dormitorio y se acarician; de pronto, la sorpresa, el factor que hace más interesante la historia; en este caso tiene mucho que ver con Bocassa.
Un libro muy divertido, delirante en ocasiones, una manera de ver el mundo, un ejercicio de desmitificación. Allá van Jesús, don Quijote, Dulcinea y la Magdalena a comerse unas torrijas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy deseando devorar este "teatro antropófago". O quien sabe, tal vez me devore ese teatro a mí.
Iré a la representación con sal, como dicen algunos conquistadores españoles que hacían los indios en las batallas, pues al parecer mejoraba el sabor natural de los vencidos.
F.F.

Morales Lomas dijo...

Anónimo amigo/a, tu intento no será vano.
M.L.

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