ANTONIO OREJUDO, madrileño, y profesor en la Universidad de Almería pertenece a la última hornada de novelistas y con sus tres novelas ha comenzado a ser considerado como uno de los grandes descubrimientos de finales del XX y comienzos del XXI.
Ha publicado tres obras: Fabulosas narraciones por historias (1996), que obtuvo el premio Tigre Juan, Ventajas de viajar en tren (2000), muy bien acogido por la crítica, Premio Andalucía, y Reconstrucción (2005). Sobre todo su segunda obra motivó que se hablara con mucha frecuencia sobre él y se le reconocieran una serie de valores literarios.
Fabulosas narraciones por historias (1996) fue saludado con interés por la crítica. Se destacaba su diversión y entretenimiento así como la apuesta por la iconoclastia, la sátira más que la historia narrativa y el humor brutal y disparatado; aunque se le reprochaban sus excesos: mucho diálogo, mucho discurso y aluvión general. Desarrolla la historia de tres amigos: Patricio, el escritor que desea fervientemente publicar su novela; el pueblerino Santos, enamorado de la pornografía y las mujeres entraditas en años, y el sobrino de Azorín, Martiniano. Los tres viven en la Residencia de Estudiantes en el período más interesante de ésta, cuando se encuentran los Lorca, Dalí, etc. Allí, como si se tratara de un colegio mayor de niños-bien, viven la algarabía de los años veinte en Madrid: sabotajes de conferencias, enfrentamientos con otros grupos de estudiantes, novatadas, tertulias de la época..., creando como una especie de complot y no siendo conscientes de que ponen en peligro la creación del 27. En la obra aparecen escritores y personajes históricos muy conocidos de la época (Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, José Moreno Villa, José Antonio Primo de Rivera...) de los que se ofrece bastante fiabilidad y sobre los que ironiza constantemente, y a los que irreverencia con denuedo: por ejemplo, de Lorca dice que era culón y de piernas cortas...
Orejudo logra crear una narración perspicaz y sutil, asistida formalmente por técnicas diversas: descripciones esperpénticas, recursos a la novela sentimental disfrazada o a la histórica deformada, notas de periódico, cartas a diarios pornográficos de la época, citas de memorias (reales y falsas, aunque esta distinción no existe como ya se verá) y la tradicional narración omnisciente en tercera persona. Juan Murillo[1] dice “No hay duda, la novela es valiente, en varios sentidos. Orejudo no tiene problema en desmitificar e incluso vilipendiar a todos los grandes intelectuales de España. Para que un escritor haga eso en España, siendo español, hay que ser temerario, ya está visto que lo que a uno lo hace reír al siguiente lo hace rabiar. Pero además de correrse el riesgo de indignar a los espíritus almidonados que no se saben reír, Orejudo decide meterse de vez en cuando con el resto de los mortales. Se siente en ese momento una temeridad casi suicida donde pareciéramos ver al autor acercarse al borde del precipicio y quedarse ahí meditando si sería capaz de saltar (...) Una novela inteligente pero también divertida. Ha escrito una novela que satisfará igualmente al que busque reírse con una narración divertida y fabulosa y al que busque el trasfondo filosófico de esta”.Y Rafael Conte añadía: “Singular apuesta en la que el disparate roza la locura, el terrorismo se convierte en crítica literaria, el sexo atenta contra todos los amores, y el canibalismo final disfrazado de gastronomía no es sino la imagen metafórica de una guerra fratricida y total, de la que hasta el autor, que ni siquiera la ha rozado, parece disculparse al decir que su libro es”[2].
Orejudo logra crear una narración perspicaz y sutil, asistida formalmente por técnicas diversas: descripciones esperpénticas, recursos a la novela sentimental disfrazada o a la histórica deformada, notas de periódico, cartas a diarios pornográficos de la época, citas de memorias (reales y falsas, aunque esta distinción no existe como ya se verá) y la tradicional narración omnisciente en tercera persona. Juan Murillo[1] dice “No hay duda, la novela es valiente, en varios sentidos. Orejudo no tiene problema en desmitificar e incluso vilipendiar a todos los grandes intelectuales de España. Para que un escritor haga eso en España, siendo español, hay que ser temerario, ya está visto que lo que a uno lo hace reír al siguiente lo hace rabiar. Pero además de correrse el riesgo de indignar a los espíritus almidonados que no se saben reír, Orejudo decide meterse de vez en cuando con el resto de los mortales. Se siente en ese momento una temeridad casi suicida donde pareciéramos ver al autor acercarse al borde del precipicio y quedarse ahí meditando si sería capaz de saltar (...) Una novela inteligente pero también divertida. Ha escrito una novela que satisfará igualmente al que busque reírse con una narración divertida y fabulosa y al que busque el trasfondo filosófico de esta”.Y Rafael Conte añadía: “Singular apuesta en la que el disparate roza la locura, el terrorismo se convierte en crítica literaria, el sexo atenta contra todos los amores, y el canibalismo final disfrazado de gastronomía no es sino la imagen metafórica de una guerra fratricida y total, de la que hasta el autor, que ni siquiera la ha rozado, parece disculparse al decir que su libro es
Ventajas de viajar en tren es una novela irónica y frenética que muestra, como decía Domene[3], la relación entre la locura y la escritura, las desviaciones sexuales y la hipocresía. Es una historia de historias donde el psiquiatra protagonista defiende desde el principio que la escritura es la mejor terapia contra la esquizofrenia. Desarrolla la historia de una mujer que ingresa a su marido en un hospital psiquiátrico cuando descubre que es coprófago. En el viaje de vuelta en tren, Helga Pato, la mujer, conoce a Ángel Sanagustín, psiquiatra del hospital donde está ingresado su marido. Este encuentro le servirá para conocer múltiples historias y voces que se cruzan en las que aparecen mundos insólitos, pero reales, con conspiraciones literarias y gubernamentales, pornografía, tráfico de drogas y órganos, perversiones sexuales, inmigrantes. Todo un cóctel de la realidad que exige un conjunto de conocimientos profundos y una previa labor de indagación y búsqueda documental de información, un poco en la línea también de los narradores decimonónicos, pues se deben imbuir de unos extensos conocimientos que forman base esencial de la intriga. Sobre el proceso de creación de esta obra decía el autor: “Uno no sabe cómo concibe una novela. En mi caso, que tengo un modo caótico de trabajar, rescribiendo la novela una y otra vez, recordar cuál fue la idea inicial es una tarea poco menos que imposible. Sí recuerdo que quería hacer una novela con muchas voces entremezcladas, muchas historias cruzándose y contaminándose. De hecho, la primera versión de la novela se titulaba Selva. En la versión final se han eliminado muchos personajes, voces e historias. El resultado, como en mi novela anterior, es una narración que provoca incertidumbre”[4]
En este sentido hay que decir que se adentra en la realidad, pero también su narrativa es una síntesis entre la tradición y la posmodernidad teniendo a Cervantes como guía. En este sentido Juan Antonio López Rivera[5] ha relacionado su obra con la de Cervantes (aunque ya de hecho el propio autor había hablado de ello en algunas entrevistas, como cuando decía “el rechazo de toda trascendencia en la escritura es otra de las actitudes que he aprendido de Cervantes, y que está presente en la mayoría de los escritores que admiro”[6]) y ha destacado cuatro componentes esenciales:
a) El conflicto realidad/ficción: Ventajas de viajar en tren presenta una historia donde la realidad y la ficción se entrecruzan y confunden constantemente.
b) Metaliteratura: Ventajas de viajar en tren comienza de la siguiente manera: “Imaginemos a una mujer que al volver a casa sorprende a su marido inspeccionando con un palito su propia mierda...”
c) ¿Novela o conjunto de relatos?: Ventajas de viajar en tren puede leerse como una novela o como un libro de relatos. En esto se relaciona con las dos “novelas ejemplares” más populares de Cervantes, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros.
d) Ruptura de la verosimilitud: Otro fuerte vínculo entre Cervantes y Orejudo es su poco apego a un elemento que tradicionalmente se ha considerado requisito imprescindible en todo texto de ficción: la verosimilitud.
También es una novela donde se pretende recorrer el ámbito de la cultura posmoderna y donde lo socialmente correcto e intelectual está muy lejos de la “basura” por la que somos invadidos.
Reconstrucción (2005) es ya una novela histórica ambientada en el siglo XVI, en la ciudad alemana de Münster, en un debate entre los seguidores de Roma y los partidarios de Lutero que van imponiendo sus condiciones. En esta geografía centroeuropea surge la figura de Bernd Rothemann, jefe de una revuelta contra la jerarquía católica, en el momento en que el obispo, maestro y amante se dispone a recibirlo para ser consagrado como sacerdote. Se trata, por tanto, de una obra que analiza las luchas de poder. Brend Rothmann durante su juventud defiende con fuerza inusitada sus ideas anabaptistas y a medida que cumple años sigue una nueva vida con otro nombre. Su seudónimo es Joachim Pfister. Estas dos vidas, como dice, Álvaro Colomer[7] (una como reformista y otra como tipógrafo) “sirven de ejemplo para entender cuáles fueron los dos hechos más importantes de la época: el desgaste de la Iglesia católica y la culturización del pueblo gracias a las imprentas. Estos dos elementos marcaron la aparición de nuevas interpretaciones bíblicas y, por tanto, la división de los cristianos en distintos grupos (a veces sectas). De alguna forma, lo que narra esta novela es lo que resumen estas líneas: ‘La actual división de la cristiandad es la consecuencia de no haber querido o de no haber sabido adaptarse a los nuevos tiempos’ (p. 97)”. La novela, como en sus obras anteriores, es una reconstrucción de un periodo en su existencia, pero también de un desengaño. Orejudo sigue en las tres novelas una técnica bastante similar: la conformación de sus historias desde materiales diversos son reconstrucciones arquitectónicas. En este caso la novela va dando saltos de un lugar a otro (también lo hacía en Ventajas de viajar en tren y en su primera novela) con intención de mostrar una realidad plural y amplia. Tras afirmar la bonhomía de la novela, Rafael Conte[8] al respecto decía que “es curioso que utilizando los moldes trágicos de la novela histórica con absoluta corrección y fidelidad a prueba de bomba –aunque anacronismos y disparates vengan a minar tanto formalismo de manera sorda y disimulada- el fondo histórico sea dinamitado por la tremenda severidad de la historia contada, con lo que viene a dar la razón cuando afirmaba que (...) Quizá la respuesta de Orejudo sea la adecuada: verter en moldes viejos las fábulas de verdad, y darle la vuelta a esa hecatombe sombría de crímenes, canibalismos y violencias sin final y así manda a los dos últimos protagonistas (uno es el mismo del principio) por la calle de Miguel Servet con que le ha honrado Ginebra”.
[1] Murillo, Juan: “Fabulosas narraciones por historias, Antonio Orejudo” [en línea ] Dirección URL:<>. (Consultado el día 3 de mayo de 2008).
[2] Conte, R. (1997): “Fabulosas narraciones por historias” en ABC Cultural, nº 281, p. 11.
[3] Domene, P. M. (2001): “Terapia tranquila” en Cuadernos del Sur, núm. 687, p. 10.
[4] Gómez Espada, A. (2004): “Entrevista a Antonio Orejudo”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 7.
[5] López Rivera, J. A. (2006): “Una novela para el siglo XXI: Ventajas de viajar en tren de Antonio Orejudo” en Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 12.
[6] Gómez Espada, A. (2004): “Entrevista a Antonio Orejudo”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 7.
[7] Colomer, A. (2006): “Reconstrucción de Antonio Orejudo”, [en línea] Dirección URL:<>. (Consultado el día 13 de mayo de 2008).
[8] Conte, R. (2005): “Orejudo contra la historia” en Babelia, nº 689, p. 15.
[1] Murillo, Juan: “Fabulosas narraciones por historias, Antonio Orejudo” [en línea ] Dirección URL:<>. (Consultado el día 3 de mayo de 2008).
[2] Conte, R. (1997): “Fabulosas narraciones por historias” en ABC Cultural, nº 281, p. 11.
[3] Domene, P. M. (2001): “Terapia tranquila” en Cuadernos del Sur, núm. 687, p. 10.
[4] Gómez Espada, A. (2004): “Entrevista a Antonio Orejudo”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 7.
[5] López Rivera, J. A. (2006): “Una novela para el siglo XXI: Ventajas de viajar en tren de Antonio Orejudo” en Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 12.
[6] Gómez Espada, A. (2004): “Entrevista a Antonio Orejudo”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, núm. 7.
[7] Colomer, A. (2006): “Reconstrucción de Antonio Orejudo”, [en línea] Dirección URL:<>. (Consultado el día 13 de mayo de 2008).
[8] Conte, R. (2005): “Orejudo contra la historia” en Babelia, nº 689, p. 15.
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