RECORDANDO A GIL DE
BIEDMA
F. MORALES LOMAS
“Que
la vida va en serio”.
Hombre
culto y burgués. De la escuela de Barcelona. A los 7 años leía El Quijote.
Lenguaje llano y claro. Poesía como comunicación frente a la poesía del
conocimiento. Era un hombre atormentado, que le daba vueltas a todo. Paradigma
de la exquisitez. Alegre, vitalista y hedonista. Fue un poeta que maduró tarde.
Con 19 años. En la lectura que hizo de Guillén, pero que nunca hablaba a la
familia de sus libros.
“Me
odio a mí mismo porque tengo que envejecer, porque tengo que morir”.
Desde
que los poetas de la nueva sentimentalidad conectaron con los poetas del 50,
sobre todo Ángel González y Gil de Biedma, el escritor catalán se acabó
convirtiendo en un icono cuando hasta ese momento pocos se habían hecho eco de
su poesía.
Se
ha dicho que Gil de Biedma planificó escribir una obra muy corta pero que
soportara estoicamente el paso del tiempo. Los jóvenes le decían: "Jaime,
¿por qué no escribes?", y él siempre respondía que "lo normal era no
escribir". Es un claro ejemplo de Bartleby, un escritor del "I would
prefer not to" como decía el personaje de Melville. Pero la preferencia
por la no escritura le pilló con algunos poemas ya escritos. Poemas que muchos
recordamos todavía porque tienen una garra y una fuerza indiscutibles, como
recordaba Luis Ordóñez.
Nació
en Barcelona el 13 de noviembre de 1929. Después, Navas de la Asunción
(Segovia) en la guerra civil. Ciudad y campo. Vida burguesa y vida de campo. Ha
determinado su situación personal. Murió el 9 de enero de 1990 de sida. A la
familia le habían dicho que tenía una enfermedad tropical.
“La
vida es tan breve…”
Siempre
tuvo admiradores. Su padre (conservador) y la madre (liberal) veraneaban en San
Rafael y se trasladaron a la Nava. Fueron los años más felices de su vida antes
de los diez. Eran muy queridos los Becerriles (les llamaba en el pueblo a los
Gil de Biedma) en el pueblo de la Nava. El Pinar de los Alisos es otro espacio
mítico de la familia: “Los pinos son más viejos…” Con un aire machadiano.
Le
gustaba salir a caballo todos los días. Pertenecía a estos lugares de un modo
que no imaginaba. Y de la Nava a Barcelona, en la calle Aragón con los seis
hermanos hasta que alquiló su sótano:
“Media
España ocupaba a España entera”.
En
1946 (con 17 años) entra en la universidad. Derecho. Porque Filosofía y Letras decía
que lo estudiaban las monjas y los curas. Escribe sus primeros poemas.
Poeta,
intelectual y hombre de izquierdas.
Alberto Oliart decía que iba siempre impecable, muy elegante. Hacía por
entonces unos sonetos perfectos que no llegó a publicar porque el poeta
afirmaba que eran muy malos. La primera poesía que le leyó a su familia era
sobre unas mujeres que lavaban en el río.
Fabián
Estapé le dijo que comenzara a escribir sonetos y Gil de Biedma le respondía: “Coño,
es muy difícil”.
Yvonne
Barral, mujer de Barral y los amigos del grupo de amigos: Juan Marsé, José
Agustín, Jaime Salinas, Luis Marquesán, Carlos Barral… Tenía una unión
intelectual muy fuerte con ellos, excepto cuando estaban borrachos. Un grupo
que se reunía con mucha frecuencia. Se
pasaban todas las horas muertas y se presentaban en casa de los Barral a tomar
copas y charlar. Unos intrusos que hablaban de literatura y de cuestiones
intelectuales.
“Quiero
deciros cómo todos trajimos nuestras vidas aquí para contarlas…”
En
1953 (24 años) publica Según sentencia del tiempo, conciencia crítica y juego
lírico. El mismo año que se fue a Oxford para perfeccionar inglés. Quería ser
diplomático. Y se topó con la poesía inglesa: Auden, Elliot…
Paco
Mayans acogió a Gil de Biedma con los brazos abiertos en Inglaterra.
El
invierno de 1957 pasaron juntos con Gabriel Ferrater y Federico Aguilar a Nava.
Allí pasaron cuatro semanas muy importantes.
Y hablaban sobre todo de poesía. José María Castellet era el estratega y
él fue el puso en funcionamiento Veinte
años de poesía española en el que lo incluyó.
En
el BAR CLUB hacían una tertulia larga.
Su
orientación sexual le cerró la entrada al Partido Comunista. Manolo Sacristán
se lo impidió. Decía Sacristán que echó mano de una carta de Lenin que afirmaba
que a la hora de ingresar en el partido nunca un homosexual porque eran presa
de otras personas.
Suspendió
oposiciones a diplomático para lo que se había preparado, entre otras cosas en
Inglaterra, e intentó dar clase en la universidad pero su situación personal se
lo impidió.
No
era nada luchador.
En
1955 (26 años) acepta entrar en la compañía de Tabacos de Filipinas. Su padre
era el director. Manila y el archipiélago serán el centro. Trabajará ahí toda
la vida.
La
gente le tenía un gran respeto, aunque disfrutaba de una muy reservada vida
personal. Se tomaba muy en serio este trabajo. Era impecable en él y muy
eficaz.
A
los amigos y compañeros de viaje. Blas de Otero, José Agustín, Pepe Caballero…
Señoritos de nacimiento. Escritores de poesía social. Los irá conociendo
durante esta década de los cincuenta e intimará profundamente con ellos.
Con
30 (1959) años su actividad es frenética. En febrero tomará parte del homenaje
en Colliure a Machado. Carlos Barral pensó que a través de la editorial se
crearía un grupo para enfrentarse a la poesía social de entonces con la poesía
realista. Les unían las procedencias familiares, universitarias, el consumo de
bebidas, gustos estéticos y… sobre todo, la lucha antifranquista.
Camilo
José Cela lo invita a Formentor. Había publicado Compañeros de viaje (1959) y se presentan en sociedad en Madrid con
Carlos, Jaime y José Agustín. Ellos iban de poetas exquisitos, europeos. Eran
políglotas, petulantes y seductores. Diferentes a los de Madrid.
Gabriel
Ferrater y Jaime Gil de Biedma: explicarse a ellos mismos para explicar la
sociedad y explicar el mundo.
Temas
fundamentales: paso del tiempo y la experiencia amorosa.
“Todo
lo que había esperado de la poesía era nulo, puro engaño (…) Perdí la fe en la
poesía como actividad que le ayuda a uno mismo para construirse y llegar a
ser”.
Así
pensó al final de su juventud. Su idea se le acabaría cuando acabara de contar
su biografía personal.
En
la primavera del 67 (38) dice que escribe el mejor poema de su vida: “No
volveré a ser joven”
No volveré a ser joven, de Poemas póstumos
" Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único
argumento de la obra. "
Era
un hombre cariñoso, pero podía ser impertinente. También era brillante, pero a
veces exceso en la brillantez y podía ser hosco (según José Manuel Caballero
Bonald). Burgués convencido, pródigo en la risotada, vital, alegre y divertido.
Con mucha familia decía que triunfaba el que hablaba mejor y él hablaba hasta
la saciedad.
En
1974 publica Diario de un artista
seriamente enfermo y su obra completa de 1975 Las personas del verbo con las que comienza a despegar su nombre.
Él
era consciente de que se definía como un poeta singular, con características
personales y que creaba escuela, aunque no le dieron ni un solo premio. Estuvo
nominado para varios y no le dieron ninguno.
En
1985 se le diagnostica el sida. Muere en 1990. El último verano lo pasó en la
casa de Juan Marsé. Fue incinerado su cuerpo en Cerdanyola. Sus cenizas reposan
en el panteón familiar en Nava.
Decía
que “escribía poesía para no morir del todo”. Por encima de todo ser feliz. “Un
libro de poemas es la historia de un hombre, que es su autor, elevada a un
nivel de significación en el que la vida de uno es la vida de todos los hombres
o por los menos (…) de unos cuantos entre ellos”.
DE
VITA BEATA
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
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