sábado, 26 de abril de 2014

F. MORALES LOMAS PRESENTA "POESÍA VIVA. ENSAYOS DE POESÍA ESPAÑOLA"





El día 23 de abril Antonio Garrido Moraga presentó la obra de Francisco Morales Lomas, "Poesía viva. Ensayos de poesía española", un extenso ensayo de más de cuatrocientas páginas donde analiza un buen número de escritoras y escritores españoles.
Antonio Garrido Moraga destacó que "es un libro riguroso, filológico, de crítica y ensayo, lleno de libertad. Es un libro de creación".

Abajo reproducimos la información y algunas imágenes publicadas por JAVIER DE MOLINA EN DIARIOLATORRE.ES


ANTONIO GARRIDO MORAGA, FRANCISCO MORALES LOMAS Y FRANCISCO CAÑADAS (FUNDACIÓN UNICAJA)

El salón de acto de Unicaja, acogió ayer la presentación del último libro de Francisco Morales Lomas, “Poesía Viva. Ensayos sobre poesía española”, coincidiendo con el la celebración del Día Internacional del Libro.

La obra, editado por el Servicio de Publicaciones de la Fundación Unicaja, contó con la presencia del Director Cultural de la Obras Social de Unicaja, Francisco Cañada, y del Patrono de Unicaja y escritor, Garrido Moraga, que calificó la obra como “es un libro riguroso filológico, de crítica y ensayo lleno de libertad. Es un libro de creación, alejado de amiguismos y llenos de reflexión crítica” aseverando “es un magnífico libro de ejemplo de calidad, rigor y bien escrito, un libro académico, nada aburrido del que se aprende mucho y se lee muy bien”.

Por su parte el autor, resalto “la maravilla de la edición” tras un largo periodo de gestación, que no es una continua loa a los poetas y donde el lector de ensayos puede buscar sensibilidad y la visión del poeta.  Morales Lomas declaró como su intención la de “he querido crear algo dentro del ensayo, que revindico como un acto creativo”.

La nueva obra de Morales Lomas, bajo el título de “Poesía Viva. Ensayos sobre poesía española”, ofrece una imagen amplia, heterogénea y plural de la poesía española.

La mayor parte de los autores estudiados que se incluyen en este libro viven en la actualidad y desarrollan su obra con absoluto discernimiento, pero hay otros que nos han dejado. Algunos, recientemente, como Félix Grande, Miguel García Posada, Juan Manuel González o Manuel Urbano Pérez Ortega y, otros, hace años, como el siempre amado Cervantes, sobre cuya reflexión lírica existe un claro homenaje, o el malagueño Manuel Altolaguirre, a quien el autor dedicó un ensayo hace tiempo. Las páginas de este libro recogen una obra extensa, amplia y generosa obra en que se da una imagen de la poesía española, que siempre ha gozado de una gran riqueza y en el momento actual la sigue disfrutando. En este libro conviven generaciones diversas de poetas y pluralidad de estilos. Muchos de ellos consolidados en el panorama nacional como Manuel Alcántara, maestro de periodistas y gran poeta, pero también Pablo García Baena, Antonio Hernández, Hilario Tundidor, Luis García Montero, Julia Uceda, Antonio Carvajal, Rosa Díaz, Chantal Maillard, Rosa Romojaro, Carlos Álvarez, J. Benito de Lucas, Rafael de Cózar o la último Premio Nacional de la Crítica para Andalucía, Juana Castro. En algunos casos poetas más ignotos y, en otros, muy relevantes en el ámbito nacional.

El autor firmará ejemplares de su obra en el stand de Unicaja de la Feria del Libro de Málaga, el próximo 1 de Mayo, a partir de las 19,00 horas.

Como próximo proyecto, Morales Lomas anunció la presentación de su nueva novela ‘El Cautivo’, segundo volumen de su trilogía el ‘Imperio del Sol’, que ve la luz el próximo ocho de mayo, tras la anterior presentación de ‘Bajo el signo de los dioses’ que se complementa con la aún inédita ‘Puerta Carmona’, todas ellas basadas en las relaciones sociales de la España de los siglos XVI y XVII.

FRANCISCO MORALES LOMAS, ROSA ROMOJARO Y UN JOVEN QUE ESPERA LA FIRMA DEL LIBRO

F. MORALES LOMAS, ROSAA ROMOJARO Y ALGUNOS ASISTENTES AL ACTO A LA ESPERA DE LA FIRMA


 ANTONIO GARRIDO, FRANCISCO CAÑADAS (FUNDACIÓN UNICAJA) Y FRANCISCO MORALES LOMAS


ASISTENTES AL ACTO A LA ESPERA DE LA FIRMA DE POESÍA VIVA DE FRANCISCO MORALES LOMAS


ANTONIO HERNÁNDEZ, PREMIO NACIONAL DE LA CRÍTICA POR F. MORALES LOMAS




ANTONIO HERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE HONOR DE LA AAEC, PREMIO NACIONAL DE LA CRÍTICA

Nos congratulamos de la concesión de este premio a "NUEVA YORK DESPUÉS DE MUERTO" de nuestro querido amigo Antonio Hernández, con el que compartimos vida, azares y literatura.
Antonio Hernández es uno de los referentes de las letras andaluzas y muy merecido ganador del Premio Nacional de Literatura que ha conseguido por segunda vez a lo largo de su trayectoria como poeta.
Tan solo cinco poetas han alcanzado tal dignidad. Su significado es manifiesto pero nos avala todavía más en el que hemos realizado a lo largo de los últimos 20 años, analizando su obra en profundidad, como lo acredita el extenso estudio que dedico a la misma en "POESÍA VIVA. ENSAYOS DE POESÍA ESPAÑOLA", presentado este miércoles día 23 por Antonio Garrido Moraga y publicado por la Fundación Unicaja.

A continuación hago publico el análisis de la obra ganadora, ya publicada con antelación en otros medios.


ANTONIO HERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE HONOR DE LA AAEC, Y F. MORALES LOMAS, PRESIDENTE DE LA AAEC


NUEVA YORK DESPUÉS DE MUERTO
DE ANTONIO HERNÁNDEZ


F. MORALES LOMAS



La querencia de Antonio Hernández hacia la poesía de Luis Rosales viene de muy antiguo. Los unió una buena amistad y Antonio se consideró heredero del sentimiento y la técnica literaria del granadino. Pero en este nuevo poemario Antonio Hernández ha querido unir a esa querencia la de otro granadino universal, Federico García Lorca, y la no menos cosmopolita Nueva York.
Un triángulo mágico que determina la esencia de un poemario que formalmente aspira al mestizaje de géneros tanto como a la taracea de individuos, símbolos y valores que convergen en un Aleph para crear un poemario nuevo, insólito y rupturista. Se ha producido en él una convergencia, una interacción sincrónica entre forma y contenido desde un consciente claramente predeterminado que muestra un impulso poético generoso en la creación, con continuas referencias intertextuales que posibilitan los reajustes conceptuales, las gradaciones y los inestimables recursos expresivos de toda laya. Antonio Hernández aspira a esa unidad consciente desde la multiplicidad de sensaciones, espacios, técnicas, mixturas textuales y aciertos expresivos en una obra que se hace extensa, sinuosa y enérgica en su macroestructura y en su intenso ritmo.
Hay un acierto evidente en sus selecciones léxicas, en la fusión de simbologías diversas y en la yuxtaposición de mundos que se van cruzando al crear una malla semántica de afirmaciones, elisiones y sustituciones en aras de conducir el poemario por la vertiente totalizadora, poesía total que como en su momento Dos Passos en narrativa, aspira a la complementariedad como elementos que configuran el todo en la información reveladora, las acotaciones, los diálogos o los montajes.
En la Justificación inicial explicita el origen de este título: “Luis Rosales, mi maestro (…) quería terminar su obra con una trilogía titulada Nueva York después de muerto”. No lo pudo hacer y este es el mejor homenaje que en su centenario durante 2010 (y desde la desembocadura del Río San Pedro, en Puerto Real, Cádiz) Antonio Hernández quiso dedicar al maestro granadino, donde temáticas como Nueva York, el exilio, la mecanización, el automatismo, la desigualdad de razas… están presentes, como lo estuvieron en Poeta en Nueva York, del genial escritor de Fuente Vaqueros.
Los tres libros del conjunto no son sino la macroestructura textual que organiza este mundo desorganizado en el que se mueven las vías comunicativas formales y semánticas en un intento de dotarlo, desde ese triángulo mágico, de una perfecta armonía. Hay una forma interior que va a ir progresivamente elevándose desde esa pluralidad exterior, desde ese depósito de substancias temáticas e intelectuales resultantes y desde esa estructura tripartita en libros que se le presenta al lector.

El Libro Primero, que ocupa casi la mitad de la obra en su totalidad, lleva tres citas: una de Edith Wharton que alude a la mediocridad de los norteamericanos; otra de Enric González en la que define la idiosincrasia de Nueva York como ciudad que nació del comercio, apenas rozó la esclavitud y nunca brilló por su respeto a la autoridad; y, finalmente, unos versos de José Hierro sobre el desangramiento del poeta en su escritura. En definitiva, la esencia y la forma de descubrir esa esencia desde el artificio del poeta y su sangre en ebullición.
Esta primera imagen nos advierte de su voluntad de incidir en la ciudad de los rascacielos como Aleph del espíritu norteamericano y para ello opta por la retórica del discurso narrativo desde el inicial contacto con Luis Rosales, en los primeros versos, y Federico García Lorca hasta sus críticas aseveraciones sobre la realidad norteamericana actual y el Tea Party. Tras exculpar a Rosales de todos los ataques a que fue sometido por su intento de mancillarlo y acusarlo como corresponsable en la muerte de Lorca, crea el contexto de esa España, “Un país lleno de ratas y telarañas”, pero también de resentimiento y de odio. Antonio Hernández emplea el lenguaje en esos momentos con la aspereza del estilete y la templanza de los afectos hacia las personas amadas. Pero siempre surge con fervor la traslación de la palabra, su valor como apotegma y como reverente presencia y el homenaje a la casa encendida y la memoria de odios y cárceles.
Hay un discurso ensayístico con valor de proyección lírica tensa, cerrada y fuerte en donde la abstracción del léxico (cuadrícula, reglamentación, simbiosis) conviven con ese enmarque de la ciudad de Nueva York en los destinos de ambos poetas: Luis Rosales y Lorca. En este primer desafío hay una voluntad de amparo y salvaguarda clara del maestro. Para después, recurrir simbólicamente a esta Nueva York, este símbolo de la modernidad, con los emblemas y mestizajes de la palabra de Dos Passos y su Manhattan Transfer, al decir que fue este quien hizo protagonista también a la ciudad. Antonio Hernández acuerda ese despliegue de medios formales para conformar una imagen en la mente del lector que sintetice las contradicciones, las paradojas, el gran oxímoron de la ciudad de ciudades, de la Babilonia de la era poscontemporánea.
Busca la fortaleza de la representación semántica y crear una especie de cosmogonía mítica de la gran ciudad a través de una progresión selectiva de elementos. Pero antes de llegar a ello Lorca vibra en el poema como estandarte de una época de terror el nazismo, el miedo al anarquismo… y el americano que ama el dinero tanto como a su bandera. En esta simbiosis de símbolos diletantes, Antonio Hernández se revuelve crítico y adusto pero conmovedor y tierno en una singladura de distancias y contradicciones que convergen en la gran ciudad, que mixtura a la vez con sus experiencias personales (como aquella novia americana que tuvo) para después advertirnos de la génesis genealógica de razas y pueblos que convergieron en la gran ciudad: judíos, italianos, chinos… para componer esa detención a caballo entre el ensayo y la lírica de corte neoclásico en su afán patriótico y desmitificador de una realidad que nos presenta bajo múltiples aristas. En ese deambular del monólogo interior, que toma como estructura, surge la alegorización de su asesinato y la intertextualidad definitoria sobre la idiosincrasia española vía Antonio Machado (“Mala gente que camina”) y ese fascismo asesino, ese otro yo de la sociedad española.
En el errar por la ciudad de los rascacielos, los negros ocupan un espacio querido, a través de esa figura, de ese mito efusivo y delirante, que sirve de reclamo axiomático: Baltasar: “Baltasar, el músico, el poeta, el que no lleva oro,/ ni incienso, ese alimento de la soberbia,/ sino mirra aromática”. Es un deambular por la metafísica de los impulsos del espíritu, con la música ocupando un espacio solemne pero también la fina ironía y el sarcasmo agraz contra los sajones en la figura de Pound, ese fascista, nazi “carteleado por sus obsesiones/ de zarandeador dispuesto a devorar”.
Existe en sus impulsos de realismo deformador un íntimo deseo de construir la mecánica de las imágenes y realizar un cálculo casi naturalista de las insuficiencias, tanto como un ensalzamiento de los grandes escritores de la generación perdida. Pero su actitud crítica lo redime. Los escritores que forman el síndrome de su persistencia surgen con fortaleza por boca de Huxley o Poe, a los que con el bisturí de un Quevedo sondea y descuartiza con un lirismo a ratos deformador y a ratos sentimental. Y mientras los poetas son la cuna del verso, el pretexto es América y su definición de territorio en formación, “es un país sietemesinamente/ inmenso y autorrecetado/ (…) una ira de Biblia contra Europa,/ su vieja madre corrompida,/ su puta madre indolente,/ la filosofía estéril del pasado/ contemplando las nubes, perezosa./ Las maravillosas nubes que pasan”.
El objeto poético es América, su forma de pensamiento, sus grandes escritores y su voluntad de ser un país que crece y se multiplica como una especie de conmovedora alegoría deshumanizadora. La poesía de Antonio Hernández transfigura la normalidad activa de las cosas, crea la densidad poética del mito. Y en ese deambular por los grandes escritores tiene un lugar especial para Walt Whitman y sus Hojas de hierba. Whitman y su don de la transparencia, ese visionario extravagante y tosco, vocinglero que cultiva la espiritualidad de Asia en la América arrogante. La metáfora se apodera entonces del verso como una especie de arúspice que advierte del personaje y su rico mundo.
Hernández hace un recorrido de estancias y paseos, describe un mundo físico y mental, un espacio que sueña pero también un ámbito demoledor. A través de él pueden aparecer todos los emblemas de ese mundo como Central Park o los irlandeses y la presencia de Garrido Moraga mientras se habla de Eliot en la Hispanic Society. En esa suculenta peregrinación el universo se amplía y se metaforiza, se construye un mito cósmico, un mito universal en el que el poeta, en su apasionada ebriedad, se embriaga de ese mundo y nos ofrece la imagen de un sentimiento: “La vida es un sueño del que no podemos despertar”.
Y finalmente, en este recorrido casi canónico, casi laico de la ciudad de Nueva York, no pueden faltar los desarrapados de la manzana podrida, y tampoco esa ideología que los conduce hacia las tinieblas del Tea Party. Es curioso que Nueva York, en última instancia, confíe toda su esperanza al destino.
Antonio Hernández ha querido en este primer libro desenmascarar un espacio y unos personajes hundiendo certeramente el bisturí en los símbolos, como si se tratara de una historia que contar o recontar o difundir con toda la fuerza de la que la hace posible la literatura. Invariablemente oportuna y profundamente narrativa y enmarcada en su evolución de fascinante objeto poético, desde ese conglomerado personal y totalizador.

En el segundo libro hay una cita inicial de Kierkegaard que revela los peligros de arriesgarse o no en la vida como una forma de pérdida de equilibrio o de merma de sí mismo respectivamente, y otra de Quevedo en torno a una manera de nacer y muchas de morir. El centro es Luis Rosales y la poética como médula de su discurso metaliterario. Una poesía definida como holista, total, en diálogos de Rosales y Hernández, como realidad que enhebre todos los géneros en un magma comprensivo y sistémico o armónico. En esa creación las enumeraciones juegan el papel de relevante selección de nombres: Machado, Borges, Onetti… pero también Félix Grande y Paca, tan amigos del poeta granadino. Antonio Hernández se redime a través de la memoria de aquel diálogo en torno a la poética de Rosales tomando como avío esta especie de diálogo diferido en el monólogo, metafórico, rutilante, hurtado por el don de la ebriedad de la palabra dada. Hay frases que juegan al cripticismo del misterio y que solo él las conoce en el territorio que juega. Pero existe algo conmovedor que sirve de reclamo y acicate: el culto de la esperanza y su razón de ser como territorio que amplía nuestra mirada.
“Por eso ahora vamos a hablar/ como siempre de poesía/ -la poesía es la máscara/ que nos descubre-, vamos/ a hablar de nuestra catarata/ siempre cayendo, de esa tempestad del poeta”, dirá Antonio Hernández mientras trata de recordarse en aquellos momentos y a ese poeta joven con su corazón de campana. La metapoesía se convierte en el objeto de reflexión que reconozca la discursividad de las vivencias y el reclamo de la definición del poeta, de su acento, de su vivir dos veces. Y en este ámbito encuentra el camino para hablarnos de que la forma y la materia, el espíritu, deben estar al unísono en una armonía que produce la cadencia, pero también la emoción y cuanto el espíritu acomete: “Y, apréndetelo bien,/ que no se escribe, se ama/ con gozo y sufrimiento. Y ese es el corazón”. A veces se ha tenido la vocación de cerrarlo, de pensar que bastaban las palabras, pero realmente lo que basta es la vida y esa identidad esencial del discurso poético. Y en ese convencimiento, la figura de Federico surge relevante y reveladora en su alegría proclamada o en ese amor a la vida que era como la iconoclasia del ser en sí.  Como un emblema que se define y se acaricia: “Federico era un tropel/ y era agua bendita, la que cae de los ojos/ porque está bendecido el sufrimiento”.
A través de fulgores, los chispazos del alma, construye los poemas, nacen del protagonismo que tiene la palabra y el hombre, de la intuición y de la memoria del subconsciente y el ensueño, un misterio, una ilusión… que crean la dimensión de la inmediatez y la luminosidad. Porque eso es al fin y al cabo el poema: una lumbre en mitad del bosque y la hojarasca de la vida. Los recursos al humor, entiende el poeta gaditano, pueden ser un instrumento, pero también una trinchera o una daga.
Progresivamente se va apoderando de su poesía la voz de Luis Rosales, en cuya palabra se desdobla el poeta de Arcos para desde su sentimiento ausente proyectar parte de su mundo, elevando la experiencia humana sensible, acomodándose a su sensibilidad, convirtiéndose en el personaje Luis Rosales. Un poeta que habla desde la vida, desde la vejez y desde la muerte, “la congelación del sufrimiento”.
En ese ejercicio de desdoblamiento aparece un Rosales reflexivo que nos conduce por la experiencia vivida y su reflejo en la felicidad o su ausencia, en la fascinación del demonio o en las resultas de ese corazón que todo lo llena. Habla Rosales desde ese viaje de sombras y su visión de la muerte como si se mirara en un espejo. Hay en sus palabras un deje de tristeza, de recurrencia a la melancolía en esa búsqueda de sí y de lo que representan en su vida las grandes ideas, en esa hora poética de los símbolos y las evocaciones: “Mis amigos saben/ que siempre investigué/ en el color de los sueños”, dirá con la fortaleza que dan los años y la vida vivida, pero también de la decadencia del vivir, de eso que llaman vejez (“En la vejez llaman arrugas/ a las heridas”) y ese destierro sublime que nace de la desolación y el agotamiento de vida. Y en ese recorrido  reconoce que un día Antonio Hernández le confesó que no aguantara el dolor, “que el dolor/ que se aguanta apretando los dientes/ se instala en el cerebro”.
Luis Rosales habla de Antonio Hernández del que dice que le trae los libros de consulta, llama a un taxi o le cobra la propina en premios. Un Luis Rosales que se deja llevar por los consejos del joven poeta que lo acompaña por los centros educativos y las universidades y es leal sin excepción. Es una confesión en toda regla, sincera y sentida. Después habla de su mujer, María, María Fouz: “María era la juventud y tenía el nombre/ de la naturaleza que hace la vida/ íntima y luego rompe el molde”. Palabras generosas y definitorias que sirven de intermedio para esa continuidad de los actos de Antonio, que le lleva la silla de ruedas y lo acompaña y al que le cuenta historias de Granada, como aquel día con José López Rubio, que da pie para cerrar este libro con la memoria de Federico: “¿Y no has visto, maestro, a Federico,/ no estará entre las nubes su tumba?”.
En este segundo libro se nos conduce desde la metapoesía hacia la vivencia de Rosales y el recuerdo entrañable y siempre afable de Lorca desde el dolor. Hay un misterio que se evoca con la fortaleza de ese desdoblamiento pero con la melancolía de lo pasado, de esa memoria que deviene unas veces muerte, añoranza o entrañable recordatorio.

En el tercer libro toma una cita de Lorca: “Callar y quemarse es el peor castigo que nos podemos echar encima”. Mucho más constante la presencia de Lorca desde el inicio aunque, a medida que avance, la síntesis de ambos poetas será recurrente y operará como un conjuro, una valencia mítica de singularidades que se acercan y se van acomodando en una emoción que nos conduce en el poema final que nos presenta los últimos momentos vitales de Luis Rosales.
La sonoridad de los primeros poemas nos reencuentran con aquella musicalidad asonantada del escritor de Fuente Vaqueros y los símbolos de su Darro, Genil y Guadalquivir, los llantos de la guitarra y también los pobres y los males que los acosan. Es un claro homenaje en el soneto “No sé si fue morir más espantoso” con el que auspicia las grandes ideas que sobrevolaron su vida. La guerra, el tormento, el sufrimiento, el amor. Imágenes que adquieren una inmensa notabilidad estética como cuando se define a sí mismo en esa especie de desdoblamiento poético en Lorca. Los símbolos lorquianos aparecen con su fortaleza antigua, como la herida negra o el rey Baltasar y esa ironía de la economía como fondo: “Nadie es negro si es de oro,/ si es de oro su cartera”.
Alguna copla nos habla de ese lloro por la muerte del poeta y de su entierro, y otros, siguiendo el estilo del escritor granadino, recuerdan su lucidez y su simbología metafórica en torno a los niños gitanos o las navajas y la sangre: “No se saca una navaja/ si no se lava con sangre/ y con honor no se guarda”. Su estilo se hace más Lorca en sus ritmos y en su simbología de argumentos poéticos y metáforas que nos recuerdan al genial escritor.
Pero poco a poco ambos poetas se van acercando, Rosales y Lorca. Y cuando esto sucede surge el enorme reconcomio de Rosales en torno a su muerte, y ese sufrimiento heredado del que muchos lo hicieron depositario: “Si me hubiera expresado con mis mejores armas,/ me hubiera defendido con éxito, sin gloria,/ en lo de Federico, y no hubiera tenido que sufrir/ tanta calumnia, tanta grosería/ seudointelectual”.
Habla un poeta dolorido, acosado por la época y por ese mundo cainita. Pero también un poeta adulado en esa especie de sístole y diástole que es la existencia con sus desdichas y su materia sagrada. Aunque su dolor estará siempre presente como una ofensa que viene una y otra vez a través de sus palabras maltratadas: “Me han insultado en todos los idiomas”. O en la acusación de una señora en Buenos Aires de haber matado a Miguel Hernández y en Caracas de haber compuesto el Cara al Sol y Montañas Nevadas. Es un padecimiento que está ahí presente en la voz de Luis Rosales. Una confesión que a veces necesita, para no sucumbir, del sarcasmo y la ironía, como cuando dice que “yo siempre fui católico aunque degenerando”. Un poema en donde surgen con fortaleza las desmitificaciones de época con su proliferación de psicópatas y de desdichas, pero siempre con la idea de la ética como frontispicio: “Vale más una nota de honra en la fama/ que atasco en la cartera”. Achacable todo ese mundo a las envidias que todo lo adornan con sus iniquidades.  Ironías que van cerrando en el poema donde surge de nuevo aquel Nueva York del principio con intención de aclimatarlo al cierre cíclico: “¡Nueva York, esa libertad/ donde se tambalea el Universo!
El último poema, con la cita de Luis Rosales de que “Cuando todo termine quedará lo más nuestro”, retoma el discurso épico-lírico para contarnos los últimos momentos del poeta granadino y su llegada al hospital Puerta de Hierro, jadeando y con los ojos cerrados. Los familiares cercanos y “Juan Antonio Ceballos le cogía/ la mano con ternura de amigo/ que alentara a un padre”. Y esos versos transfiguradores y epistémicos ante la muerte del poeta amado: “Y al volver a cerrarlo presentimos,/ unificados por la voz del alma,/ que algo acababa de estrenarse/ arriba, en las estrellas”.

La poesía de Nueva York después de muerto de Antonio Hernández es uno de los poemarios más heterodoxos e iconoclastas que se han escrito en los últimos tiempos en la poesía española. Crea un mundo totalizador desde la síntesis de tres perspectivas que confluyen en un emblema con carácter de axioma. Un universo mítico que nace en la ciudad de Nueva York con su conformación de espacio épico-lírico para progresivamente ir conformando un lirismo sentido y un impulso antropológico en el que el hombre triunfa sobre el emblema haciéndose más humano. Desde la ciudad se confluye en el hombre y en su memoria, construida de afectos. Un enorme poemario que acredita una vez más la altura intelectual y humana de este gran escritor español.

ANTONIO HERÁNDEZ, Nueva York después de muerto, Ed. Calambur, 2013.

lunes, 14 de abril de 2014

ENTREGA PREMIO MORALES LOMAS Y RUIZ PLEGUEZUELOS EN DIARIO IDEAL DE GRANADA



ENTREGA DE LOS PREMIOS DE TEATRO JOSÉ MORENO ARENAS EN ALBOLOTE (GRANADA), DIARIO IDEAL DE GRANADA, 13 DE ABRIL DE 2014

EN LA IMAGEN F. MORALES LOMAS, JOSÉ MORENO ARENAS Y RAFAEL RUIZ PLEGUEZUELOS


sábado, 12 de abril de 2014

ENTREGA DEL PREMIO "DRAMATURGO JOSÉ MORENO ARENAS" A FRANCISCO MORALES LOMAS



IMÁGENES DEL ACTO DE ENTREGA DEL PREMIO E IMÁGENES DE LA REPRESENTACION


Representantes de la Fundación Francisco Carvajal,  F. Morales Lomas, ganador del premio de teatro breve, Rafael Ruiz Pleguezuelos, ganador del teatro mínimo, el dramaturgo José Moreno Arenas y Marta Nievas Ballesteros, la concejal de cultura del Ayuntamiento de Albolote.

José Moreno Arenas, Emilio Ballesteros y Marta Nievas Ballesteros


F. Morales Lomas minutos antes de recibir el V Premio de Teatro dramaturgo José Moreno Arenas

Entrega del Premio


IMÁGENES DE LA REPRESENTACION DE LA OBRA GANADORA, "EL DESAHUCIO" DE  MORALES LOMAS POR EL GRUPO TEATRO ZARZAMORA
DIRECCIÓN ANTONIO MORELL, TÉCNICO DE SONIDO: ANTONIO AMOR
ACTRICES: BELÉN GARCÍA PIQUERAS Y ROSI TORREALBA










LIBRO QUE RECOGE LA PUBLICACION DE LAS OBRAS Y LOS ganadoras Accésit


ACTOS LLEVADOS A CABO EL DÍA 11 DE ABRIL DE 2014


Pablo García Pérez, Alcalde de Albolote,
y Marta Nievas Ballesteros, Concejal de Cultura,
Tienen el honor de invitarle al de

ACTO DE ENTREGA DE PREMIOS
del
V Certamen de Teatro
"Dramaturgo José Moreno Arenas"

1 -. Presentación a cargo de D. ª Marta Nievas, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Albolote.  

2 -. Intervención de D. Antonio Sánchez Trigueros, Catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Granada y Patrono de la Fundación Francisco Carvajal.

3 -. Presentación del libro Conmemorativo de la V Edición del Certamen un cargamento de do prologuista D. Emilio Ballesteros, poeta, narrador y dramaturgo.

4 -. Intervención del dramaturgo D. José Moreno Arenas.

5 -. Entrega de premios.

6 - Puestas en escena.:

* El desahucio , de Francisco Morales Lomas (Premio Modalidad Teatro Breve), un cargo del Grupo de Teatro Zarzamora, de Albolote. Reparto: Belén García Piqueras y Rosi Torrealba . Dirección: Antonio Morell. Técnico de Sonido: Antonio Amor.

* Terapia de choque , de Rafael Ruiz Pleguezuelos (Premio Modalidad Teatro Mínimo), un cargamento de Garnata Teatro, de Albolote. Reparto: Beatriz Sánchez Agudo, Emilio Ballesteros y Rafael Leyva. Dirección: Francisco Zarza.

* El indio , de José Moreno Arenas. Reparto: Álvaro Blázquez. Dirección: Álvaro Blázquez.
               
7 -. Convocatoria de la Sexta Edición del Certamen y clausura del acto a cargo de D. ª Marta Nievas, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Albolote.

- Lugar: Sala Octogonal del Centro Sociocultural Fernando de los Ríos, de Albolote.
- Día: Viernes, 11 de abril de 2014.
- Horario: 20:00 h.


 ---------------------------------------------------------------


El ayuntamiento entregará Este viernes los premios del V Certamen de Teatro "dramaturgo José Moreno Arenas"
Tras la Entrega de los premios la concejalía de Cultura presentará La Sexta Edición del Certamen, Correspondiente A Este Ejercicio 2014
Miguel Nievas | 09/04/2014 - 18:04


José Moreno junto a la concejal de Cultura, Marta Nievas
Este prximo viernes, 11 de abril (20:00 h - Sala Octogonal de la casa de la Cultura de Albolote) el Ayuntamiento de Albolote Hara Entrega de los premios correspondientes a la V Edición del Certamen de Teatro "dramaturgo José Moreno Arenas", Edición 2013 .

Unos premios Que En Su quinta Edición recayeron en Francisco Morales Lomas, Con La obra "El Desahucio", en do Modalidad de teatro Breve. Morales Lomas es poeta sin Conocido, narrador, dramaturgo, ensayista, columnista y Crítico literario español, autor de Medio centenar de OBRAS Y Perteneciente a la Generación Conocida de Como de la Transición. Su poesía ha Sido DEFINIDA COMO fiel Representante del Humanismo Solidario, Por Su COMPROMISO personales y Valores suspensiones Esteticos. Su Teatro Pertenece a la Corriente literaria Llamada Canibalismo Dramático, fundamentada en La Realidad social. Es Especialista en literatura española de los Siglos XX y XXI, Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios y presidente del jurado Que conceden el Premio Andalucía de la Crítica y VICEPRESIDENTE de la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, doctor en Filología Hispánica, licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, profesor de la Universidad de Málaga. Forma a instancia de parte, Entre Otros, del Grupo de Investigación HUM 159 de la Junta de Andalucía Sobre "Recuperación del Patrimonio Literario Andaluz".

A Este jienense le acompañó el granadino Escritor, Rafael Ruiz Pleguezuelos, Que Con La obra "Terapia de choque", FUE EL GANADOR del Certamen en do Modalidad de teatro Mínimo. Ruiz Pleguezuelos es licenciado en filología Inglesa, Hispánica y Teoría de la Literatura Por La Universidad de Granada y de Galway (Irlanda). Compagina do Vocación de Como Escritor estafa la de profesor de Secundaria.

El Certamen, al Igual Que es Jahr Anteriores, Conto Con Dos accésit párr Ambas Modalidades: en la Modalidad de Teatro Breve ESTOS premios were párrafo la obra "De excursión", del Escritor, Jesús Romé Melero y "Sombras chinescas", de la Escritora asturiana, Alicia Andrés Ramos. Por Otra Parte, Y En La especialidad de Teatro MINIMO los accésit were párr Las Obras, "Ajuste de Cuentas", de la Autora Argentina, Celina Fernanda Ballón Patti y "Sueños de luna", de la Escritora, Virginia Campón Pérez.

Durante el acto, ademas De La Entrega De Los Premios (€ 300 y Edición de la obra párr CADA MODALIDAD), sí presentará el Libro Conmemorativo of this Edición V, la convocatoria de la VI Edición del Certamen y sí realizarán las Lecturas dramatizadas de las Obras ganadoras de un cargamento del Grupo de Teatro 'Zarzamora' y 'Garnata Teatro' y el Estreno de la obra, 'El Indio' de José Moreno Arenas e interpretado porción Álvaro Blázquez.

El Certamen de Teatro ", dramaturgo José Moreno Arenas", Creado en el Año 2009, Es Un Premio literario Que, ADEMÁS de Llevar el Nombre de this Escritor alboloteño, Es Un Reconocimiento institucional a la espectacular Trayectoria literaria de José Moreno Arenas, uno del de los Escritores de teatro Actuales Más Importantes Por La originalidad de do caracterizada obra Por Su especialidad en Teatro Breve y Mínimo. Con la Institución of this Premio el Ayuntamiento de Albolote ha querido HACER Una Apuesta pecado culturales precedentes Para La Promoción of this pisos de teatro y dar study Los Mejores Escritores de Nuestro País.

IMÁGENES DEL XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2014


OBRAS GANADORAS DEL XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2014
ADRIÁTICO DE EVA DÍAZ
UMBRALES DE OTOÑO DE MARILUZ ESCRIBANO
LAS FRUTAS DE LA LUNA DE ÁNGEL OLGOSO


Algunos miembros del jurado de XX Premio Andalucía de la Crítica en el Centro Andaluz de las Letras (Málaga), 28 de marzo de 2014

Algunos miembros del jurado de narrativa

Algunos miembros del jurado de poesía en el CAL (Málaga)

Algunos miembros del jurado de poesía en el CAL (Málaga)

Mesa Redonda dedica a los libros del XX Premio Andalucía de la Crítica 2014
José Sarria, Remedios Sánchez, Manuel Gahete, F. Morales Lomas, Rosa Díaz y Antonio Moreno Ayora

Cena del día 28 de marzo, jurado del XX Premio Andalucía de la Crítica

 Juan José Téllez (director del CAL), Manuel Gahete (secretario de AAEC), F. Morales Lomas (presidente de AAEC) y Francisco Cañadas (Fundación Unicaja)

Juan José Téllez, F. Morales Lomas y miembros de la AAEC

Comida del día 29, algunos miembros de la AAEC

Comida del día 29, algunos miembros de la AAEC

Algunos miembros del jurado, Playa de "El Palo" (Málaga, 29 marzo 2014)

Algunos miembros del jurado del XX Premio Andalucía de la Crítica

F. Morales Lomas (presidente de AAEC) y Francisco Cañadas (Fundación Unicaja)








NOTA DE PRENSA
XX PREMIO ANDALUCÍA
 DE LA CRÍTICA 2014

EVA DÍAZ PÉREZ, MARILUZ ESCRIBANO Y ÁNGEL OLGOSO OBTIENEN EL XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA EN LAS MODALIDADES DE NOVELA, POESÍA Y RELATO/CUENTO, RESPECTIVAMENTE.
           
Siendo 13:00 horas del 29 de marzo de 2014, en Málaga (España), se anuncia el  fallo del XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2014.
El jurado, constituido por Francisco Morales Lomas, Manuel Gahete, Antonio Hernández, Antonio Garrido Moraga, Rafael de Cózar, Carlos Clementson, José Sarria, Rosa Díaz, José Cabrera Martos, Paloma Fernández Gomá, Ricardo Bellveser, Remedios Sánchez, Juan Gaitán, Pilar Quirosa-Cheyrouze, José Antonio Santano, Francisco Huelva y Antonio Moreno Ayora concede el XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE NOVELA a la obra Adriático de Eva Díaz Pérez por la enorme reconstrucción histórica de ese gran fresco que conforma la necrópolis de Venecia y Trieste, un ejercicio artístico del pasado que conforma el presente y crea una alegoría desde sus despojos en una novela de gran potencial expresivo y una extraordinaria atmósfera decadente, con el culto de la sensualidad, los olores y la mirada a través del simbolismo de los vientos.
Eva Díaz Pérez Eva Díaz Pérez nació en Sevilla en 1971. Licenciada en Ciencias de la Información y columnista de opinión en el diario El Mundo. Como escritora comenzó su carrera literaria con la publicación del libro satírico "El polvo del camino. El libro maldito del Rocío" (2001). En el año 2005 la Fundación José Manuel Lara le publicó la novela histórica "Memoria de cenizas", por la que se le concedió en el año 2008 el Premio Unamuno. Ese mismo año fue finalista del Premio Nadal con su obra "El Club de la Memoria" (Destino). En 2006, nuevamente la Fundación José Manuel Lara, publicó "Hijos del Mediodía" que obtuvo el premio de narrativa El Público de Canal Sur. En 2011 publicó su cuarta novela “El sonámbulo de Verdún” (Destino) y en 2013 con "Adriático" obtuvo el VII Premio Málaga de Novela. Entre sus ensayos destacan "La Andalucía del exilio" (2008), la guía literaria “Sevilla, un retrato literario” (2011) y es coautora de la biografía "Salvador
Távora. El sentimiento trágico de Andalucía" (2005). Además de los premios citados anteriormente en 2012 ganó el XXIX Premio de Artículos Periodísticos Unicaja. También ha obtenido importantes premios de periodismo como el Ciudad de Málaga 2012, el Universidad de Sevilla 2008; el Ciudad de Huelva (1997); además de Accésit de otros cuantos premios.

 Igualmente, el jurado ha decidido conceder el XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE POESÍA a la obra Umbrales de otoño de Mariluz Escribano por su clasicismo expresivo y la fuerza y vehemencia de las emociones en una lírica que nace de la memoria y el sentimiento amoroso, el compromiso, la exaltación y la energía vital poblada por el recuerdo de amor y los afectos.

Mariluz Escribano Nació en  Granada (1935). Licenciada en Filosofía y Letras y doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, en la que ha ejercido como Catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación. Colaboradora habitual de revistas de Filología y Didáctica, simultanea sus estudios científicos con la creación literaria. Entre sus obras destacan Sonetos del alba, (1991), Desde un mar de silencio (1993), Canciones de la tarde (1995), Cartas de Praga (prólogo de Luis García Montero, 1999), Sopas de ajo (2001, 2ª ed.), Memoria de azúcar (2002), Ventanas al jardín (2002), El ojo de cristal (2004), Sonetos del alba (prólogo de Gregorio Salvador [RAE] y Estudio Preliminar de Remedios Sánchez García, 2005, 2ª ed.),Jardines pájaros (2007), Los caballos ciegos (Devenir, 2008) y Escuela en libertad (2009). Es columnista habitual de Ideal. Diario Regional de Andalucía desde 1971 como antes lo fue de Patria. Dirige y preside desde su fundación, en 2005, la prestigiosa publicación semestral  EntreRíos. Revista de Arte y Letras.

Igualmente se ha concedido el XX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE RELATO/CUENTO a la obra narrativa Las frutas de la luna de Ángel Olgoso por su caudal de experiencias narrativas y procesos escriturales, construyendo con maestría múltiples situaciones  que nacen de la irrealidad, la fantasía o lo que habita detrás de las cosas y sus símbolos. Profundidad, plenitud y versatilidad para un escritor que se mueve con agilidad y soltura en todo tipo de situaciones narrativas y crea mundos sorprendentes con una proyección universalista.

Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961). Estudió Filología Hispánica. Ha publicado, entre otros, La hélice entre los sargazos, Nubes de piedra, Granada, año 2039 y otros relatos, Cuentos de otro mundo, El vuelo del pájaro elefante, Los demonios del lugar (Libro del Año 2007 según La Clave y Literaturas.com y finalista del XIV Premio Andalucía de la Crítica), Astrolabio, La máquina de languidecer (Premio Sintagma 2009), Los líquenes del sueño. Relatos 1980-1995 (finalista del XVII Premio Andalucía de la Crítica), Cuando fui jaguar, Racconti abissali, Almanaque de asombros (Libro de 2013 según Fernando Iwasaki) y Las uñas de la luz (premio 2013 del Gremio de Libreros de Almería). Su trayectoria ha sido avalada por la inclusión de relatos suyos en cuarenta antologías sobre el cuento. Ha obtenido otros premios importantes como el Clarín y Caja España. La crítica lo considera un maestro del cuento en España: «Es uno de los autores de referencia del relato breve y fantástico en español».

La entrega del premio, que se llevará a cabo en Sevilla el próximo 19 de mayo. Consiste en la entrega de estatuillas creadas por el escultor, de fama internacional, Andrés Alcántara, y reproducidas por la Escuela del Mármol de Andalucía. Los premios cuentan con el patrocinio y la colaboración la Fundación Unicaja, la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla.






.







         





La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano