Agradezco
profundamente a la Fundación Unicaja el haberme nombrado patrono de
didcha Fundación junto a tan importantes personalidades. Trataré por
todos los medios de aportar mi trabajo y mi visión sobre la cultura.
Muchas gracias.
El próximo martes 17 de enero Francisco Morales Lomas presentará la poesía reunida. La paradoja del caminante 1981-2021 en el CENTRO ANDALUZ DE LAS LETRAS DE MÁLAGA.
Me acompaña mi querida amiga, la poeta y catedrática de la Universidad de Málaga, Rosa Romojaro. Será un placer poder saludarte.
Profesora Titular con Acreditación de Catedrática de Teoría de la
Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Málaga, y con
anterioridad Catedrática de Enseñanza Media, Rosa Romojaro ha
desarrollado una intensa labor universitaria tanto en Málaga como en
diversos Centros de Investigación y Universidades europeas y nacionales
(Passau, Tours, Complutense de Madrid…), donde ha ejercido como
Investigadora y Profesora Visitante. Investigadora, asimismo, en
Proyectos y Grupos de Investigación de reconocido prestigio (RETCULT
FF2010-15160; DETTLI CCHS/CSIC; Recuperación del Patrimonio Literario
Andaluz HUM-159; Teoría y Estudios Literarios HUM-824), Coordinadora de
Máster Universitario, Directora de numerosos Cursos, Simposios y Ciclos
de Formación Superior y de Postgrado, algunos de ellos dirigidos al
conocimiento del orbe artístico y de la creación literaria de la mujer,
su actividad académica ha merecido distintos reconocimientos
institucionales de proyección social, como el galardón Día de Andalucía
de las Letras.
Sus investigaciones abarcan ámbitos de relevancia
en la Teoría y Crítica Literaria, con aportaciones que han sido
consideradas fundamentales en los campos tratados. Así, sus novedosos
estudios teóricos y metodológicos sobre mito y literatura, en los que se
establece por vez primera una sistematización del funcionamiento del
mito en la poesía del Siglo de Oro, resuelta en volúmenes como Lope de Vega y el mito clásico (Universidad de Málaga, 1998), actualmente en proceso de reedición con suplementos, o Funciones del mito clásico en el Siglo de Oro (Garcilaso, Góngora, Lope de Vega, Quevedo)
(Barcelona, Anthropos, 1998), ampliamente reseñados y recogidos en los
catálogos de mayor índice de impacto, junto a los numerosos artículos
dedicados a esta materia, publicados en reputadas revistas
especializadas, y a los dedicados a la crítica de la obra de autores
contemporáneos, algunos de ellos pioneros en cuestiones sobre el
imaginario y simbología de poetas, como Altolaguirre (Revista de Literatura, 58, 116, 1996), que culminan en varios libros posteriores: Lo escrito y lo leído. Ensayos sobre literatura y crítica literaria (Barcelona, Anthropos, 2004), Bibliografía de Manuel Altolaguirre (Málaga, E.d.a, 2007), La poesía de Manuel Altolaguirre (Contexto. Claves de su poética. Recepción)
(Madrid, Visor, 2008); estudios significativos sobre José Moreno Villa,
precedidos, en este caso, de la edición anterior de este autor: Antología poética (Sevilla,
Editoriales Andaluzas Unidas-Don Quijote, "Biblioteca de la Cultura
Andaluza", 88, 1993); los trabajos sobre José María Hinojosa, recogidos
en varios volúmenes conmemorativos; e, igualmente, fruto de sus
investigaciones citadas sobre Manuel Altolaguirre, las ediciones Islas del aire (Sevilla, Renacimiento, 2008) y Versos originales (Sevilla, Renacimiento, 2010). Unido a estas aportaciones, el volumen posterior Teoría poética y creatividad
(Barcelona, Anthropos, 2010) recoge sus teorías sobre la Poética
histórica a través de movimientos como el Manierismo, o aspectos de la
figuración retórica y literaria, así como sus indagaciones en la
Poética moderna y actual, tanto en sus formas líricas, como en sus
formas narrativas, a través de ejemplos concretos.
En la prosa ensayística, el libro Rodear la tarde (Málaga,
Sarriá, 2003) se constituye mediante una extensa selección de
artículos periodísticos de carácter literario, cultural y de actualidad,
publicados en el diario Sur (Málaga), donde fue colaboradora
durante varios años, compaginando esa colaboración con artículos de
crítica literaria en suplementos ymedios nacionales como ABCD la Artes y las Letras, entre otros.
Su
creación literaria, por otra parte, y en profunda conexión con su tarea
investigadora y también docente, abarca distintos géneros: como
narradora ha publicado una novela, Páginas amarillas (Barcelona, Anthropos, 1992), y distintos relatos, algunos de ellos recogidos en su libro No me gustan las mujeres que lloran y otros relatos (Fundación José Luis Cano, 2007).
Entre sus poemarios figuran: Secreta escala (Málaga, Universidad, 1983); Funambulares mar (Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1985); Agua de luna (Málaga, Diputación Provincial, Colección Puerta del Mar, 1986); La ciudad fronteriza (Granada, Don Quijote, 1988), que recibió una Ayuda a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura; Poemas sobre escribir un poema y otro poema (Málaga Digital, 1999), editado con motivo de la concesión del Premio Manuel Alcántara; Zona de varada (Sevilla, Algaida, 2001), que obtuvo el Premio Ciudad de Salamanca; Poemas de Teresa Hassler (Fragmentos y ceniza) (Madrid, Hiperión, 2006), Premio Jaén de Poesía; Cuando los pájaros (Madrid, Hiperión, 2010), Premio Antonio Machado en Baeza y Premio Andalucía de la Crítica; y Mirar el mundo
(Málaga, etc el toro celeste, 2014). Sus poemas han sido recogidos en
antologías nacionales e internacionales, y su obra es objeto de
numerosos estudios. Asimismo, varios de sus libros han sido traducidos
al italiano, francés y alemán, a la par que selecciones de su poesía lo
han sido además al inglés, árabe y chino.
Junto a los
reconocimientos señalados por sus libros, en febrero de 2006 recibió en
Málaga el mencionado Galardón Día de Andalucía de las Letras (Junta de
Andalucía), por su trayectoria profesional, e igualmente, también en la
reciente conmemoración del mismo Día, este año de 2016, el Ayuntamiento
de Algeciras le ha impuesto la Insignia de la Ciudad. Forma parte de la
Real Academia de Córdoba y de la Real Academia de Antequera, así como
del Patronato del Centro Andaluz de las Letras, y de otros colectivos y
consejos de entidades culturales y científicas.
LA LUZ EN LA POESÍA COMPLETA DE FRANCISCO MORALES LOMAS.
La Diputación de Jaén ha publicado La paradoja del caminante que recoge toda la poesía completa de Francisco Morales Lomas,
ensayista, narrador, poeta y hombre de larga trayectoria en las letras,
siendo, desde hace muchos años, profesor en la Universidad de Málaga.
Es, además, académico de Buenas Letras de Granada, de las Artes
Escénicas de España, de la Real Academia de Córdoba, de las Nobles Artes
de Antequera, etc.
Con
una trayectoria como la suya, tan completa y llena de méritos,
acercarse a su poesía es un reto, y, más aún, cuando nos hallamos a su
poesía completa. El título ya nos dice que nos hallamos ante un hombre
que camina, como la cubierta de este voluminoso libro donde vemos a un
hombre o una mujer caminando por un paisaje. Es el paisaje la vida que
ha ido construyendo, el tapiz que ha ido componiendo, desde la
creatividad enorme que ha cobrado su obra, con tantos libros publicados y
artículos en revistas, como el esfuerzo por la docencia que cultiva
desde hace muchos años. El telar que ha tejido, con mucho esmero, ve la
luz en este tomo donde está su pensamiento, sus indecisiones, sus dudas
existenciales, su temor y su dicha ante la vida.
Como
es imposible abarcar todo el libro, sin hacer un estudio completo, que
llevaría a un libro, quiero sintetizar su mirada en algunos poemas y en
algunos libros, que despiertan ese asombro del poeta que uno es y que
reconoce en el otro sus mismas dudas existenciales.
La
literatura, como una corriente de luz que atraviesa el tiempo y que nos
va dejando huellas en el camino: tantas lecturas que ya forman parte de
nuestra vida, cobra en este libro su resplandor. En el libro Basura del corazón que data de 1985, cito unos versos del poema “Paisaje ictérico”, cuando dice:
Todo ofrece un singular cambio
desde que la sangre se ha hecho paisaje.
El mar surgió de pronto falaz
como un silencio que golpea nocturno,
como una infección de crepúsculos,
Sin
duda alguna, ya late el hombre que ve al mundo como un paisaje herido,
además la grandeza del mar que es símbolo de la vida y que va unido a su
tejido existencial por su universo andaluz, de su tierra malagueña,
vive y respira en el poema. Y el silencio que está presente, porque
Morales Lomas sabe que la vida también es oquedad, lentitud, miedo y
sombra.
Y la idea de la canción está presente en toda su obra, dice: «La canción nocturna se repite sin cesar…». Esa canción del agua que es el tiempo, esa copla que nos habla ya del Sur y de la luz y la sombra de la vida. Incidirá en ello en Surcos en la almohada (1987) cuando expresa en el poema “Cinta de fuego”, estos versos:
Carne de hojas
y en tu mirada
la sombra.
Cinta de fuego
y en tu desierto
mi cuerpo.
Solitaria sierpe que en la corriente del agua
me vence.
Solo en ti mi espejo
y el eco del viento.
Morales
Lomas expresa el vivir como ese espacio donde la sombra crece, como un
árbol que lo cubre todo, además, en el desierto, nace la voz del hombre
que anhela la felicidad. Y de nuevo el agua, porque es el símbolo de la
vida, como aquellos enamorados, en las cantigas de amigo, que buscaban
en la fuente el encuentro amoroso. Hay tradición andaluza en la obra
poética de Francisco Morales Lomas, pero también de todo lo hispano, de
lo folclórico, de lo tradicional. Y su pasión por el mar, cuando dicen en el poema del mismo libro «Aliento marino»: «¡Qué lejos el mar! / y el agua salada que va cayendo / despacio por mis ojos / como un manantial antiguo».
En Aniversario de la palabra (1998) pulsa el tema de la soledad en el poema titulado «La soledad te mira»: «El espejo es tu guía, el báculo / que asiste al entierro de las horas, / ese paseo por la eternidad de un instante». Consciente
el poeta de la felicidad como un instante, conoce que el espejo es
también el vidrio donde uno mira el tiempo, donde ve pasar la vida,
donde todo se recoge, donde vuelven los padres, el olor a la tierra, la
luz de la mañana.
Hay en toda su obra una duda existencial, que va componiendo una poesía que es un telar, un tapiz lleno de luces y sombras.
Habla
de su padre en «La camioneta de la niebla» porque vierte el pasado a su
voz cansada, donde los ecos de los que no están vuelven de nuevo. La
poesía se convierte en demiurgo para atravesar el tiempo y hacer de los
instantes de evocación una luz que ciega, un resplandor que abraza.
En La isla de los feacios
(2002), dedicado a sus hijos, recuerda a la madre, ese resplandor de su
mirada, esa luz que abría las sendas de la vida. El poema «Un cántaro
de brasas» nos dice: «¡Mamá!, te llamaba, y eras
agua abierta, / La sensación de un cántaro en los labios, / Agua que
retorna a su quebrada luminosa / Como las golondrinas regresan al
verano».
La
vida que asombra con el eco de un mundo gris, donde se vivían «abrazos
de esparto» y le arropaban «brazos de viento», que eran los de la madre
en la pobreza que convierte luego su vida en un halo de generosidad y de
grandeza personal. Todo ese tejido está en
libro, late en cada verso, porque la madre tiene «nombre de cántaro»,
esa que vuelve e ilumina y ciega con el resplandor del abrazo y de la
mañana donde crecen sombras llenas de ternura.
En Puerta del mundo
(2012), dedicado a su padre, donde respira el tiempo, que ya va
encontrando el sosiego, todo se resucita con la voz del poema,
convertida ya en brasa de un tiempo amado. Cito estos versos: «Cielo
azul de mi infancia, los árboles distantes, / la vida, que despierta de
su profundo letargo, / se rebela suave en su impávida belleza».
El
poeta se convierte en “Dios”, enamorado del mundo, comprendiendo que
nuestra oportunidad está en el instante, en la eternidad de contemplar
el mar, de dejarse llevar por el ritmo de las olas o por un recuerdo de
la niñez. La Naturaleza cobra esplendor y convierte el poema en un
recuerdo que vuelve y torna al niño en adulto para que vuelva a ver el
mundo con los mismos ojos de entonces.
Y de su último libro El año del cielo
(2021), ya ha encontrado la calma, el sosiego suficiente para vivir la
vida con placidez, cito unos versos del poema dedicado al gran poeta
José Sarriá titulado «Este silencio de ahora», cuando dice:
Este silencio de ahora
nace del polvo,
del pálido reflejo
de no querer mudanza.
Es un silencio que viene de antiguo.
Completa
así, hasta la actualidad, una obra en la que conoce muy bien el sentido
de la vida, su sosiego, la importancia de la memoria, del mundo que
esplende fuera, todo cobra relevancia.
Estamos
ante una obra donde hay ecos de una Andalucía amada, hay querencia del
mar, de la infancia, de esos tiempos pasados y de la descendencia que es
la promesa de un tiempo mejor. Gran poeta, Francisco Morales Lomas, que
convierte al poema en un tejido fino y sensible por donde transitamos
como el caminante ante el desvelo de la vida. Hay ecos de Machado, de
Cernuda y de tantos otros, pero, por encima de todo, amor a la vida, que
es llama que se enciende en cada verso de esta poesía completa de un
sabio de nuestro tiempo.