En primer lugar congratularnos el día de hoy de que el Premio Cervantes 2012 haya sido
concedido a J. M. Caballero Bonald, un andaluz de pro y el premio nacional de poesía a Antonio Carvajal, al que recientemente le entregamos el Premio Andalucía de la Crítica en Córdoba.
Hoy conmemoramos en día de las librerías y
nos alegramos de que así sea porque cualquier fecha que pueda posibilitar la
publicidad en torno al libro permite pensar que es buena para aumentar sus expectativas y su adquisición.
Se sabe que hay más de un 40% de personas que no han leído nunca un
libro. Según los datos publicados de 2011 ha habido un 5.3% de
menor número de ejemplares publicados y en los últimos cinco años la cifra
total de facturación ha descendido un 11,2% y el número de ejemplares vendidos
un 20,3%, llegando a cifras cercanas a las de 2003. Y, aunque en el último año
aumentaron en un 3.5% los títulos en castellano descendieron en catalán y
gallego. El precio medio de los libros
ha aumentado (es verdad que poco 1,21 de media) sin embargo los recortes
en las familias han sido tremendos en los últimos años. Algo que habría que
tenerlo en especial consideración.
A la tremenda crisis existente desde
2008 se une, como es vox populi y se
denuncia constantemente en los medios la desregularización de lo digital (y la
correspondiente piratería), la inexistencia de un marco estable y de fácil
acceso a la oferta electrónica, la
incertidumbre que provoca el aterrizaje de gigantescos hipermercados globalizados
en los que el libro es solo un producto más y que podrían presionar para
modificar el statu quo jurídico que
regula su venta, han venido a sumarse a problemas que se arrastran de más lejos
y que la persistente crisis iniciada en 2008 no ha hecho más que agravar.
Las
librerías españolas tienen que vérselas con una monstruosa e inabarcable oferta
(80.000 libros en 2010), la gestión y devolución de los invendidos (¡en torno
al 34 %!), el espectacular descenso de las ventas institucionales y de los
libros de texto, la concentración de las ventas en pocos títulos, y una disminución
del consumo como venimos diciendo: las ventas de los últimos meses no han sido
precisamente para echar las campanas al vuelo, a pesar de la publicación de
algunos best sellers .
Pero hay algo
con lo que luchan los libreros de continuo:
a) el delirante mercado del libro que impone novedades cada
semana y les impide a los libreros tener libros de fondo,
b) la competencia de las grandes superficies y el incipiente
auge de la venta por internet y de las editoriales digitales
c) La ausencia de un 41% de individuos que nunca leen nada.
Y en el ámbito andaluz este sector atraviesa
unos de los momentos más difíciles.
Son datos fríos
que nos deben ayudar a la reflexión y, aunque es cierto que han aumentado
considerablemente los datos de los préstamos bibliotecarios en un tanto por
ciento elevado.
Pero si vender
libros en España hoy día es llorar, no menos cierto, desde la perspectiva de mi
asociación habría que decir con Larra que Escribir en España o en Andalucía es llorar. Llorar como síntoma
de impotencia, como presagio de rabia contenida ante la imposibilidad de que la
maltrecha situación cambie.
Los escritores de provincias, sean de Huelva o de Almería, saben que la
extensión de su obra, las ediciones mayoritarias de sus libros y la amplitud de
miras de la misma pasa por Madrid o por Barcelona. Existen grandes escritores
en Andalucía. No vamos a descubrir ahora nada nuevo. Pero, ¿se puede decir lo
mismo de las grandes editoriales que apuesten por ellos? ¿Se puede decir lo
mismo de que las librerías andaluzas acogen los libros de los autores
andaluces?
Ni el tejido editorial andaluz está en
condiciones de competir con editoriales de Barcelona o Madrid, ni los reinos de
taifas existentes, que luchan entre sí por obtener una porción de las ayudas a
la edición (y poder sobrevivir), pueden dar respuesta a esa necesaria promoción
del libro andaluz (cuando esas ayudas existían).
La lógica en las grandes editoriales
mundiales es reducir el número de nuevos títulos, y cuando una editorial reduce el número anual
de nuevos títulos, la lógica de la rentabilidad lleva de manera automática a
optar por aquellos más seguros, de éxito más probable y de menor riesgo comercial.
Vemos entonces como, en las grandes empresas editoras, las decisiones de
contratación han pasado del área editorial al departamento comercial, algo que
sucede en todos los países”[1].
Sin ninguna duda, estamos asistiendo a un
proceso de globalización también en el ámbito del libro y la edición, y a la
consiguiente concentración de grandes grupos editoriales que tienen como
objetivo contratar los best sellers internacionales que tienden a tener
los derechos universales del autor y a su macro-producción urbi et orbe.
La literatura, como objeto de consumo que es, depende, por consiguiente,
de ese mercado, “se habla demasiado de literatura: y tal vez nunca la
literatura haya interesado menos que en nuestros días. Se habla de literatura,
fundamentalmente, desde los intereses del mercado (...) ¿Es hoy el autor una
víctima más del mercado a través de sus intermediarios, agentes literarios,
distribuidores, vendedores de libros? (...) Las grandes superficies acaparan la
mayor parte de la venta de libros. El libro, para ellas, es solamente un objeto
de consumo más, como un detergente. Si resulta rentable, ocupa un determinado
espacio. Si no, se le guillotina”[2].(Palabras
de Andrés Sorel)
Su
producción quedará condicionada a satisfacerlo: “El mercado señala, el mercado
pauta, el mercado impone. Ya casi no existen esos editores que, hasta hace diez
o veinte años, editaban para señalar tendencias, enriquecer y aportar. ¿Para
qué correr riesgos con libros de éxito
dudoso, si se puede editar libros de éxito garantizado? Esta verdad,
indiscutible desde la lógica del inversor, resulta aberrante desde la lógica
cultural (...) Siguiendo el mismo razonamiento, ¿Quién publicaría, hoy en día,
a un jovencito colombiano que inventara historias medio mágicas y hablara de
cien años de soledad? Nadie. Hoy no podría surgir García Márquez, ni muchos
otros escritores innovadores y exitosos.”[3].
Mientras tanto, ¿qué hace el escritor con
una obra recién creada? : “Para el joven poeta Julio Santiago, que se
autofinanció la edición de sus primeros poemarios –y que ha publicado con
Vitruvio sus últimas cinco obras–, las posibilidades de publicación en este
país se reducen a tres: 'O ganas un premio que conlleve la edición del texto
ganador, o envías decenas de borradores que nadie leerá a decenas de
editoriales que ni te contestarán, o te autofinancias la edición de tu propia
obra' ”[4].
Pocas son las vías que tiene el escritor
para tratar de llevar su obra al público y, sin ser tan extremos como el poeta
citado aunque muy cercanos a él, señalaríamos las siguientes:
La
autoedición: es habitual en
el ámbito de la poesía. Gran parte de los poetas han comenzado a publicar su
primera obra de este modo. Si, por ejemplo, nos remitimos a la historia de la
literatura de muchos miembros de la Generación del 27 así comenzaron, y lo
hicieron, por ejemplo, en la prestigiosa colección que inauguró Manuel
Altolaguirre.
Presentarse
a un concurso literario:
este controvertido asunto de los premios literarios que tienen dotación económica quizá tenga
mucho sentido para aquellos jóvenes cargados de quimeras e idiocias. ¿Acaso no
hubo un escritor que tituló una obra Los Premios Literarios, ¿cosa nostra?[5]? El escritor estadounidense Paul Auster[6]
discriminaba entre los premios para descubrir a jóvenes talentos y los dados a
escritores afianzados, y afirmó en su momento, en la ciudad mexicana de Oaxaca,
que los premios concedidos a los escritores consolidados "no significan
nada" porque son "un juego irrelevante".
Acudir
a una agente literaria[7]: la existencia de los agentes literarios en
el marco de la sociedad mercantilista y capitalista en la que nos movemos son
una pieza esencial. Cada vez se exige una mayor especialización, un mayor
conocimiento del mundo editorial... y las personas que pueden estar al tanto de
este conocimiento y de ser intermediarios entre el escritor y el editor son los
agentes literarios. Desgraciadamente de nuevo tenemos que irnos a las agentes
literarias de Barcelona o Madrid (donde se concentran la mayoría). Es necesario,
por tanto, emigrar también en esa dirección para obtener un resultado
esperanzador. La agente literaria es la encargada de conseguir la mejor
editorial para el autor y su obra y de mediar entre el código de funcionamiento
del escritor y el del editor-empresario. Por mejor editorial debe ser entendido
un amplio espectro de cuestiones no ajenas a la edición ni baladíes, como son,
en consecuencia, la distribución y comercialización del libro, la inversión que
se realizará en el lanzamiento, el control de los derechos subsidiarios
(ediciones electrónicas, adaptaciones...), la duración del contrato y los
compromisos contraídos. Pero también debe estar al tanto de la información de
ventas y la liquidación de derechos.
Como dice el agente literario
Guillermo Schavelzon,[8]
“tan importante se vuelve la función del agente literario en el contexto
actual, que en los grandes mercados no hay escritores que no tengan agente.
Convertirse
en francotirador y buscador de causas perdidas: hay escritores que tienen necesidad ellos
mismos de enviar sus manuscritos a las editoriales y esperar su respuesta. Son
escritores tenaces que, en el mayor de los casos, han de esperar meses enteros,
quizá un año, antes de recibir una respuesta que, en la mayoría es negativo, y
siguiendo la consideración siguiente “Lo sentimos mucho pero su obra no está en
la línea de nuestra editorial”. Para estos escritores se produce un proceso de
naufragio y tarde se dan cuenta de que el proceso de creación de un libro no
pasa exclusivamente por su elaboración escrita sino que hay otros muchos
factores más poderosos desde el momento en que se escribe el punto final de una
obra.
- Un
revulsivo sería desde nuestro punto de vista el poner en funcionamiento el
proyecto L.E.A. (La lectura de Escritores Andaluces en Enseñanza Primaria,
Secundaria y Universidad). Se debería firmar un gran acuerdo entre
Consejería de Cultura, Educación e Economía, Innovación, Ciencia y Empleo
que permitiera esta promoción del libro andaluz. No se conocen los
escritores andaluces.
- Crear una
programación en la televisión andaluza que promocione el libro de autores
andaluces a través de concursos de centros escolares y otras posibilidades
didácticas.
- Sin embargo, es un momento para dejar patente la
actitud humanista solidaria, y fomentar políticas de apoyo a escritores de
la tierra, aprovechando que muchos de sus docentes son profesores, no
estaría mal pensar en un acuerdo que permita ejecutar proyectos con la
distribución asegurada de 5000 centros, por ejemplo, nuestra idea posterior
al manifiesto y al corpus teórico, el elaborar un libro con esa
perspectiva de materisles curriculares que hagan ver la necesidad de
cambiar algo de las programaciones de lengua y literatura.
Trabajar también en dirección tecnológica, los ebooks y aplicaciones de androide. - Crear un
foro permanente de análisis de las posibilidades de promoción del libro de
autores andaluces.
- Continuar
las ayudas a la edición de las editoriales andaluzas.
- Aumento de
tiradas a precios más asequibles a los lectores.
[1] Schavelzon, G. (1999) La función del agente
literario. Ponencia presentada al Encuentro Iberoamericano de Mujeres
Narradoras, Lima, agosto 1999. También se puede encontrar [en línea]
[2]
Sorel, A. (2009) ¿Agoniza la literatura? República de las Letras, 5,
febrero 2009, p. 5.
[3]
Schavelzon, op. cit.
[4] Azancot, N.; Francisco, N. de (2006) La historia
oculta de la autoedición encubierta y la edición subvencionada. El
Cultural-Letras, 10 de febrero 2006: “Más clarificador es
el caso de Francisco Romero, último ganador del premio Río Manzanares de Novela
con Papel carbón (Calambur). Finalista de varios premios, se cansó de
mandar sus novelas a editoriales prestigiosas que no le contestaban, y creó su
propia editorial, Baobab. Con la ayuda de un amigo diseñador, una imprenta, su
tienda y su experiencia como fotógrafo, se autoeditó sus tres primeras novelas.
'Me edito los libros y los vendo en mi tienda. Y como realmente funciona el
boca a boca, algunos autores desconocidos me han pedido que les edite yo, algo
que no entra en mis planes. Lo peor es que engañan a muchos autores dispuestos
a pagar lo que sea por ver su libro impreso –insiste Romero–. Les dicen que se
van a ver en librerías, y no mencionan que si eso ocurre, y no es lo normal,
estará en una repisa escondida' ”.
[5] Hernández, A. (1976) Los Premios Literarios, ¿cosa nostra? Madrid:
Akal, 1976.
[6] En la Feria Internacional del Libro de
Oaxaca (México) el día 6 de noviembre de 2008, [en línea]
[7] Y lo digo en femenino porque la realidad se
impone y son las mujeres en su mayoría las que con criterio están llevando a
cabo esta función social que puede llevar al escritor a un conocimiento más
profundo del mundo editorial y su publicidad.
[8] Schavelzon, G. (1999) La función del agente
literario. Ponencia presentada al Encuentro Iberoamericano de Mujeres
Narradoras, Lima, agosto 1999. También se puede encontrar [en línea]
NOTICIA DEL DIARIO SUR DE MÁLAGA
LETRAS
Málaga se suma al Día de las Librerías
Ofrecen descuentos y actividades especiales hasta las 22.00 horas
30.11.12 - 14:36 -
Los libreros están hoy de fiesta. En todo el país se celebra el Día de las Librerías, con descuentos del 5% y ampliación de horario hasta las 22.00 horas. También en Málaga, donde diversos establecimientos ofrecerán a lo largo del día actividades especiales. En Teseo (Fuengirola), durante toda la jornada se realizarán talleres para hacer minilibros y un decatlón de preguntas literarias. Esta tarde, en Rayuela, de 18.00 a 22.00 horas, Antonio Soler, Pablo Aranda, Miguel Ángel Oeste, Jacqueline de Barros y Alejandro Villén mantendrán un encuentro con los lectores. En la misma librería, de 20.00 a 22.00 horas, Mercedes Delclós presenta el poemario 'Mar de Cantos'.
En Proteo, Oeste firmará ejemplares de su novela 'Bobby Logan' a partir de las 18.00 horas. Y, en QproQuo, de 20.00 a 21.00 horas, la Lecto-Criatura de Arantxa Sonsu propone la lectura dramatizada de 'Historia de Cronopios y de Famas', de Julio Cortázar. Toda la programación se puede consultar en la web www.diadelaslibrerias.es.
El objetivo es acercar el sector a los ciudadanos. "Reivindicar nuestra profesión, que no es un trabajo cualquiera", aseguraba esta mañana el presidente de la Federación Andaluza de Libreros, Juan Manuel Cruz, en la presentación de esta iniciativa que se celebra anualmente en todo el país el último viernes de noviembre. Junto a él, han asistido al acto, celebrado en el Centro Andaluz de las Letras (CAL), el director general de Industrias Creativas y del Libro de la Junta de Andalucía, David Luque; el presidente de la Asociación de Editores de Andalucía, Álvaro Luengo; el presidente de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios, Francisco Morales Lomas; y el presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España en Andalucía, José García Pérez.
Convencido de que "hay que seguir mirando al futuro", Juan Manuel Cruz recordó que el sector del libro fue uno de los primeros en "hacer uso de la tecnología para ponerla al servicio del cliente". Y quiso hacer hincapié en el proyecto www.todostuslibros.com, una web que permite consultar títulos en más de cuatrocientas librerías y que en su primer año de funcionamiento recibe más de 600.000 visitas mensuales. Un dato positivo teniendo en cuenta que, como advertía Morales Lomas, el efecto de la crisis en el sector editorial "se ha notado muchísimo". No obstante, el también escritor destacó el aumento de las ventas digitales y los préstamos bibliotecarios. Por eso, Morales Lomas reclamó la necesidad de un marco estable de regularización y apostar por los autores andaluces frente a los grandes grupos editoriales. Y es que, como ha avisado David Luque, "las librerías nunca pueden desaparecer". A su juicio, "una sociedad que no lee es una sociedad condenada al borreguismo".
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