domingo, 1 de diciembre de 2013

UNA HISTORIA VIOLENTA Y EL TERRITORIO SOLER POR FRANCISCO MORALES LOMAS







Siempre dije que Antonio Soler se encuentra magnánimo y oferente como narrador en su propio territorio: Málaga y la infancia-adolescencia. El territorio Soler no lo entiendo solo como espacio, sino también como tiempo y como personajes que deambulan, nacen y crecen en ese periodo de la vida, y forma un todo, un conjunto cotidiano y doméstico. Ese elemento totalizador que da sentido a su obra es el territorio Soler.
Podría entenderse como un territorio cualquiera sobre el que se permite una simbología o se crea un paradigma, como puede ser Macondo para García Márquez o Celama para Mateo Díez... De hecho, cuando así ha sido definido, se ha identificado con un territorio concreto: Málaga, camino Suárez, Eugenio Gross… Pero no es así totalmente: la particularidad de este territorio no es el espacio en sí mismo, sino su proyección, su impulso y su conexión con el bildungsroman o la novela de iniciación. Es decir, el crecimiento, su evolución o progresión. El territorio Soler tiene sentido como levadura narrativa, su iniciación (una forma de ir comprendiendo lo desconocido y lo secreto, un viaje iniciático; así dirá: “Hace un tiempo en el que yo creía que las cosas eran de otro modo”), su  crecimiento como individuo: el narrador de esta novela lo es en cuanto inaugura o estrena su propia identidad como individuo que trata de comprender el mundo que lo rodea. El discurso narrativo de Soler tiene plenamente sentido y vigencia en este territorio, que es una especie de tautología en sí misma, porque su vida, su historia sentimental y personal, junto con los aportes precisos que incorpora todo narrador, se hacen presentes y se configuran para el canon o paradigma.
Su valor como narrativa nace del crecimiento y progresión de los personajes y, a medida que estos van comprendiendo el mundo y su realidad vital, la novela progresa y se expande fruto de esa levadura narrativa. Así este territorio, ese espacio que puede ser la calle Lanuza, o cualquier otro en otras novelas, deviene finalmente un paradigma universal. Si quieres ser universal habla de tu aldea, dijo Tolstoi.
Y, a partir de ahí, la sintaxis narrativa desde ese círculo inicial donde es arrojada la primera piedra, va creciendo y amplificándose en círculos concéntricos como si fuera una laguna sobre la que se ha arrojado ese primer guijarro con efecto de sonido amplificador.
El discurso narrativo de Soler, en terminología de la semiología crítica, es un mundo elegido por él y reducido a un puñado de personajes, a un espacio (en esto coincide totalmente con algunas novelas de su amigo Garriga Vela, que desde Muntaner 38 hasta Pacífico, se encuentra a gusto en espacios cerrados) y a un tiempo, aunque este no sea otra cosa también que espacio configurador y amplificador.
La historia está subordinada al discurso. Los hechos van acumulándose por efecto del monólogo interior y esa estructura en círculos concéntricos hasta llegar al estallido final (no lo desvelamos por el bien del lector y de la obra), que es una especie de explosión narrativa con un perfecto equilibrio entre la coda que sirve de remate y la traca de la tragedia como elemento álgido y conmovedor.
Aunque concurren tres partes (que nos retrotraen a Aristóteles y su Arte poética), existe una única conmoción narrativa, un conjunto de sensaciones que nos ayudan a configurar una  sensibilidad de época y también una identidad, tanto en el sentido personal de cada miembro, como colectivo. Porque la novela aspira a fusionar lo individual con lo colectivo en una especie de urdimbre precisa. De modo que las tres partes las entiendo como un efecto estructurante clásico con valor de cadencia narrativa: pelea, herida, veneno (introducción, nudo y desenlace, no en tanto argumento, historia o discurso sino sensaciones). Y estas tres partes, en esa gradación narrativa formal, nos anuncian conflicto, dolor y, finalmente, muerte. Es una historia violenta, no lo olvidemos. Y en esa violencia que puede llevar desde lo cotidiano al absurdo de la vida, que no tiene por qué adentrarse en explicaciones sino acaso en sus antítesis, en sus absurdos… la gradación se impone y la cadencia narrativa también, ese honda expansiva de los círculos concéntricos del lago desde la piedra inicial.
El núcleo narrativo primigenio (La Pelea) es una introducción: el narrador en primera persona es un chico que va presentando a sus amigos y familiares, y, a su modo, va creando un lenguaje de expectativas, anunciando en pequeñas dosis y periódicamente que algo sobrevendrá. Esos amigos (Ernestito Galiana y Mauri) son el primer círculo narrativo desde el que comienza ese escenario inicial y progresivamente se irá extendiendo a los familiares de estos y del propio protagonista, cuyo padre, madre y hermana irán surgiendo. Cumplen un valor fundamental (sobre todo Ernestito), como elementos proyectivos y simbólicos y, acaso, como artífices, sin querer, de ese absurdo de la existencia en las últimas páginas.
Sigue una trayectoria realista en su configuración de tipos sociales pero destacamos siempre en Soler esa tendencia suya a la descripción apreciativa, expresiva, hiperbólica, caricaturesca que procede claramente de autores barrocos, por ejemplo, de Quevedo, y que en el siglo XX heredó Valle-Inclán. Por ejemplo sobre la cara del padre de Ernestito dirá: “Su cara no estaba mal pintada ni tenía desconchones ni viejas marcas de lluvia, aunque una mancha de color rosado, un lago pálido, ocupaba parte de su mejilla derecha y desde el pómulo bajaba, mansa, hermosa y limpia hasta perderse bajo el cuello impecable de la camisa”. En esta descripción observamos uno de los valores de la prosa de Soler: la conformación de un acto concreto de habla que crea un mundo propio y diferente, personal, como cuando dice metafóricamente: “Los días son maletas viejas, abiertas y amontonadas”. Ha sido uno de los grandes valores de su prosa, que como diría Valle, tiene estilo propio, como la tenía el gran creador de la prosa en los últimos años: Francisco Umbral, muy denostado como creador de historias pero ensalzado como dominador del lenguaje expresivo.
Don Guillermo Galiana (padre de Ernestito), Tusa (la tía de Ernestito), doña  Julia, don Rodri (tío de Ernestito), la Popi (símbolo sexual), el padre del narrador (siempre tomado como elemento irónico y diana de sus ataques con su tendencia a contarle el cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones de modo reiterativo: “Mi padre no era ladrón, pero robaba cosas”), la hermana del narrador… personajes que desde el principio son protagonistas y como elementos simbólicos de esa narración a través de los que va creando su pequeño mundo, un mundo de iniciado en el arte de la vida, el de un niño que trata de reconocerse y reconocer el misterio de los que le rodean.

ANTONIO SOLER, RAFAEL BALLESTEROS Y F. MORALES LOMAS



Y en tanto esto sucede, surgen los deseos (Tusa, que opera como ángel sensual y, acaso, amor utópico. Sobre ella dirá: “Aparecía allí tumbada, con sus caderas y sus palidez destacando encima de aquella roca, desnuda (…) Me latía el corazón. Me latía literalmente como un tambor mal tocado”) y los miedos de la infancia, que son siempre terribles presagios. Soler ausculta y pulsa con fortaleza esta tecla de los niños como fiel representante del máximo creador de la infancia de este país: Miguel Delibes.
Pero, aparte de los personajes, desde el principio otra clave narrativa es el tono del narrador: todo un canto a la oralidad. De hecho esta se va creando a través de las estructuras paralelísticas (que abundan), pero también de los elementos de repetición, como el empleo de la anáfora sintáctica, la concatenación, o incluso la anadiplosis… que en un texto narrativo pretende crear ese espacio para la oralidad.  Incluso en la conformación de un estilo ágil creado por frases cortas y raudas que junto a los cambios en las escenas (totalmente cinematográficas) y las situaciones crean una prosa rápida y un ritmo narrativo veloz, a lo que contribuye también el paso de una a otra escena sin solución de continuidad y sostenidas por el monólogo interior que en sus asociaciones semánticas diversas operan de subterfugio narrativo.
En esa primera parte, el elemento final, la pelea, adquiere un simbolismo asociado a la existencia, como comenzar a darse cuenta de lo que esta significa. De ahí el recurso a hablar del “lado de sombra de la vida” o la percepción del desarraigo, la sensación de extrañeza o de ausencia de sí mismo cuando te das cuenta de que tu vida no te pertenece solo a ti, sino también a los demás: “Tu vida dejaba de pertenecerte. Te sacaban de ella y todo se convertía en un falso decorado (…) Algo pertenecía a los demás tanto como a mí mismo”.
En la segunda parte, “La herida”, existe una tendencia de nuevo a la circularidad que opera en la obra como estructura sintáctica narrativa. Se inicia con Tusa y finaliza con ella, una vez que cura al protagonista de la herida que Ernestito le produce. El símbolo erótico se apodera del texto: Tusa es una espalda desnuda, carnosa y lisa… en contraste con ese niño que todavía juega con los soldados de plástico. Doña Julia (cuyos “pezones como huesos chupados de melocotón, goteando de leche”), el invento de la televisión (estamos hablando de los sesenta en España), don Rodri, los nervios de Ernestito, su padre (al que desprecia solemnemente: “mi padre no sabía nada”), la Popi, la famila Galiana (sus idas y venidas, su valor simbólico), la enfermedad del protagonista y la importancia de los olores, su capacidad de observador perpetuo y esa tendencia al fingimiento sobre el que redundará también en la tercera parte: “Pienso ahora que fingir era un modo de vigilar (…) Esa era mi salvación. Vigilar y fingir”. Pero también Jorge, el novio de su hermana, definido en su condición de náufrago.
En esa circularidad las historias de unos y otros se interrumpen para luego continuar en otras situaciones diferentes o no y crear un escenario propio, un mundo abigarrado de impresiones y emociones en las que todas ellas están trascendidas por la herida que le causa Ernestito Galiana, asociada antitéticamente al placer, pues la que acabará curándolo es Tusa, su historia placentera: “Para subrayar la gloria, para dejar evidencia de que todo aquello era un premio que alguien (…) me enviaba desde el cielo, un mechón de pelo dorado, casi amarillo, escapó de la sien de Tusa, y se quedó flotando en el aire como un milagro”. Son sensaciones del niño que va iniciándose en los afectos y en la proyección de eros.
En la tercera parte, “El veneno”, hay pequeñas historias (pareciera una urdimbre de pequeños relatos) que lo conforman con el estallido final de la terrible muerte de algunos de sus protagonistas. Así nos encontramos: la historia del operario, la de los zapatos de su padre, la historia de Mauri, la ida de Ernestito al campamento, la historia de su madre y sus idas al hospital, la permanente y absorbente presencia de Tusa con su simbología constante… y siempre con la percepción de que en ese camino de iniciación está descubriendo el mundo y a los seres humanos: “Según eso, las personas –yo incluido- eran siempre extraños, tenían una naturaleza oculta y cambiante, al parecer llena de abismos”. La tragedia final ayuda a comprender el sentido de ese mundo privado en el que se ve inmersa la obra, una novela para el espacio de lo doméstico, organizando mundos saqueados, desnudos, y proclives al desencanto, en ese mundo general al que pretendemos darle un sentido de canon vital.
En definitiva, Una historia violenta (Ed. Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, Barcelona, 2013) de Antonio Soler representa un enorme poder de creación desde el ámbito reducido de una calle y unos personajes sitiados y confinados que caminan de su mano con la normalidad del mundo, con los espasmos de la vida en su deambular cotidiano, como enseñas de un paradigma universal.

sábado, 30 de noviembre de 2013

ACTA DEL III PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE TEATRO







PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013 – TEATRO
(ASOCIACIÓN ANDALUZA DE DRAMATURGOS, INVESTIGADORES Y CRÍTICOS TEATRALES)

Miguel Romero Esteo obtiene
el Premio «Andalucía» de la Crítica 2013 en la modalidad de Teatro


Rueda de prensa y lectura del fallo del Premio Andalucía de la Crítica 2013 - Teatro


Siendo las 12’00 horas del 29 de noviembre de 2013, en el Palacio de los Condes de Gabia (Granada, España), se anuncia el fallo del Jurado del III PREMIO «ANDALUCÍA» DE LA CRÍTICA 2013 en la modalidad de TEATRO.
El Jurado ha estado constituido por miembros de la “Asociación”, profesores de Universidad, dramaturgos, investigadores, críticos teatrales y otras personas de reconocidos prestigio y trayectoria en el panorama teatral andaluz. Presidido por Francisco Morales Lomas y actuando como vocales Julio Martínez Velasco, José Moreno Arenas, Mariano Sánchez Pantoja y Antonio Sánchez Trigueros, y como secretaria Remedios Sánchez García, ha decidido conceder el III PREMIO «ANDALUCÍA» DE LA CRÍTICA DE TEATRO 2013 a la obra Tartessos, debido a que “se trata, sin lugar a dudas, de una de las grandes obras contemporáneas por la conformación de un mundo primigenio que nace con la solvencia, el rigor y la trascendencia de la palabra poética. El texto, de gran belleza literaria, llega a fascinar, fruto de la imaginación desbordante del autor, que nos transporta a otra época, a otro mundo, a otra forma de entender y de vivir la existencia con gran verosimilitud y con gran enorme acierto creativo. Todo un canto al teatro como acto creador y representativo pero también como instrumento simbólico y agitador”.

F. Morales Lomas (presidente del jurado), José Torrente (diputado provincial de Cultura) y Remedios Sánchez (secretaria del jurado)

Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930)  es un dramaturgo y profesor universitario afincado en Málaga. En el ámbito de la vanguardia teatral antifranquista, estrena en 1972 en el Festival de Sitges la obra Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación, un espectáculo que es llevado posteriormente a la ciudad del Sena, en el marco de la I Semana Antifranquista de la Universidad de París. En 1974 estrena Pasodoble en el Festival de Teatro Nuevo de Madrid, y ambas obras se representan a lo largo y ancho de todo el territorio nacional durante varios años. En 1985, desde Estrasburgo le otorgan el Premio Europa por su obra Tartessos y este mismo año obtiene el Premio de Teatro Enrique Llovet, convocado por el Area de Cultura de la Diputación Provincial de Málaga, porGárgoris, rey de reyes. En 1992, la Junta de Andalucía le concede el Premio Andalucía de Teatro. En 2008, el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra "Pontifical", una crítica antisistema escrita en 1966 y editada clandestinamente en cciclostil en 1970. La Junta de Andalucía, también en 2008, le concede el Premio Luís de Góngora y Argote, destinado a la mejor trayectoria literaria, por el conjunto de su obra. El Premio de la Crítica Teatral por la obra Tartessos, revisada y ampliada, que ha sido publicada en 2012 por Fundamentos, viene a completar el homenaje a su figura y a su compromiso teatral.

                              

La entrega del Premio en su tercera edición se llevará a cabo en el Palacio de Condes de Gabia de la Diputación de Granada el próximo día 11 de diciembre, consistiendo en la entrega de una reproducción de “Máscaras”, creación del artista granadino César Molina. En dicho acto será homenajeado el dramaturgo granadino Fernando Alguacil, por su aportación al teatro realista social de la segunda mitad del siglo XX.
MÄS INFORMACIÓN: Remedios Sánchez, ASOCIACIÓN ANDALUZA DE DRAMATURGOS, INVESTIGADORES Y CRÍTICOS TEATRALES, reme@ugr.es





ROMERO ESTEO GANA EL III PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE TEATRO

NOTICIA OFRECIDA POR EUROPA PRESS
http://www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-granada-cultura-dramaturgo-miguel-romero-esteo-premio-andalucia-critica-teatro-obra-tartessos-20131129154203.html




(Nueva edición de Tartessos, publicada por la Editorial Fundamentos, Madrid, 2012)

GRANADA, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -

   El dramaturgo Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930) ha recibido el Premio Andalucía de la Crítica de Teatro 2013 por su obra 'Tartessos'. El veredicto ha sido dado a conocer este viernes por el diputado provincial de Cultura, José Torrente, tras la deliberación del jurado presidido por el profesor de la Universidad de Málaga Francisco Morales Lomas, con Julio Martínez Velasco, José Moreno Arenas, Mariano Sánchez Pantoja y Antonio Sánchez Trigueros como vocales y Remedios Sánchez como secretaria.

   El jurado ha reconocido que "se trata, sin lugar a dudas, de una de las grandes obras contemporáneas por la conformación de un mundo primigenio que nace con la solvencia, el rigor y la trascendencia de la palabra poética. El texto, de gran belleza literaria, llega a fascinar, fruto de la imaginación desbordante del autor, que nos transporta a otra época, a otro mundo, a otra forma de entender y de vivir la existencia con gran verosimilitud y con gran enorme acierto creativo. Todo un canto al teatro como acto creador y representativo pero también como instrumento simbólico y agitador".

   Miguel Romero Esteo es un dramaturgo y profesor universitario afincado en Málaga. En el ámbito de la vanguardia teatral antifranquista, estrena en 1972 en el Festival de Sitges la obra Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación, un espectáculo que es llevado posteriormente a la ciudad del Sena, en el marco de la I Semana Antifranquista de la Universidad de París. En 1974 estrena Pasodoble en el Festival de Teatro Nuevo de Madrid, y ambas obras se representan a lo largo y ancho de todo el territorio nacional durante varios años.

   En 1985, desde Estrasburgo le otorgan el Premio Europa por su obra Tartessos y este mismo año obtiene el Premio de Teatro Enrique Llovet, convocado por el área de Cultura de la Diputación Provincial de Málaga, porGárgoris, rey de reyes. En 1992, la Junta de Andalucía le concede el Premio Andalucía de Teatro.



F. Morales Lomas (presidente del jurado), José Torrente (diputado provincial de Cultura), Remedios Sánchez (secretaria del jurado)


   En 2008, el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra Pontifical, una crítica antisistema escrita en 1966 y editada clandestinamente en cciclostil en 1970. La Junta de Andalucía, también en 2008, le concede el Premio Luís de Góngora y Argote, destinado a la mejor trayectoria literaria, por el conjunto de su obra.


   El Premio de la Crítica Teatral por la obra 'Tartessos', revisada y ampliada, que ha sido publicada en 2012 por 'Fundamentos', viene a completar el homenaje a su figura y a su compromiso teatral. Tras dar a conocer el veredicto del jurado, el diputado de Cultura, José Torrente, ha reafirmado el "apoyo" de la Diputación Provincial a la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales y ha resaltado "su labor por la difusión del teatro en Andalucía y en esta provincia" por lo que "siempre tendrán las puertas abiertas de esta delegación de Cultura".

   La Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales nació con vocación de aglutinar a dramaturgos, investigadores y críticos de la escena andaluza, y así poder contribuir a la recuperación del teatro como uno de los géneros literarios por excelencia, junto a la poesía y la narrativa. Su finalidad básica es la defensa de su ámbito social y profesional para el desarrollo, en sus múltiples manifestaciones, de la cultura en general y del teatro en particular.

   Asimismo, "consciente del rico legado cultural de las ocho provincias", promueve "de forma primordial y preferente" la creación teatral de los dramaturgos andaluces, los estudios teatrales de los investigadores y críticos andaluces y los realizados sobre autores de la comunidad.

   Tanto el presidente del jurado, Francisco Morales Lomas, como Remedios Sánchez, profesora de la Universidad de Granada y secretaria de la asociación, han agradecido el apoyo de la Diputación a la difusión de este premio y han elogiado la trayectoria del dramaturgo Miguel Romero Esteo "cuya obra merece ser conocida por todos".



Leer más:  El dramaturgo Miguel Romero Esteo, premio Andalucía de la Crítica de Teatro por su obra 'Tartessos'  http://www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-granada-cultura-dramaturgo-miguel-romero-esteo-premio-andalucia-critica-teatro-obra-tartessos-20131129154203.html#AqZ1tnCDLpgfipyK
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ENLACES QUE DAN LA NOTICIA DEL III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA





jueves, 28 de noviembre de 2013

III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013


III PREMIO DE TEATRO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2013



El próximo viernes 29 de noviembre de 2013 se fallará el III Premio Andalucía de la Crítica de teatro 2013 en una rueda de prensa que se ofrecerá en el Palacio de los Condes de Gabia, Plaza de los Girones, s/n., Granada.

El jurado está compuesto por profesores de Universidad, críticos teatrales y dramaturgos de reconocido prestigio.

Este premio lo concede la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales (http://adictateatroblog.blogspot.com.es/) y cuenta con el patrocinio de la Diputación Provincial de Granada.

Este premio se concede a una obra de teatro escrita por un autor andaluz o afincado en Andalucía, publicada durante el año 2012. Se admite la reedición de obras.

En las anteriores ediciones obtuvieron el premio el dramaturgo granadino José Moreno Arenas con Pulgas dramáticas (Ediciones Gestos) y el sevillano Julio Martínez Velasco con Teatro de la libertad: sofocado en el franquismo (Diputación Provincial de Sevilla).

Entre las seleccionadas para la final de este año se encuentran por orden alfabético de títulos:

1. La calle del infierno de Antonio Onetti, Ñaque Editoria, Ciudad Real.
2. Pictogramas de Tomás Afán, Asociación Española de Teatro para la Infancia y la Juventud, Madrid.
3. Tartesssos. Un memorial de tinieblas de Miguel Romero Esteo, Espiral/Fundamentos, Madrid.





ALGUNAS IMÁGENES DE LA MESA REDONDA LIBROS DE ÉXITO ATENEO DE MÁLAGA 27 NOVIEMBRE 2013

José Manuel García Marín, Pilar Villasana, Antonio García Velasco, Álvaro Luengo, José Gaitán y F. Morales Lomas

Álvaro Luengo, José Gaitán y F. Morales Lomas

José Manuel García Marín, Pilar Villasana y Antonio García Velasco

miércoles, 27 de noviembre de 2013

LOS LIBROS DE ÉXITO EN EL ATENEO DE MÁLAGA. EL ÉXITO DE LA NOVELA ACTUAL POR F. MORALES LOMAS

Los libros de éxito
27/11 | Salón de Actos| 20:00

Mesas redondas en el Ateneo Los libros de éxito
Ponentes:
F. Morales Lomas. Vocal de Literatura del Ateneo y Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios
José Manuel García Marín. Escritor
Juan Gaitán. Escritor y periodista
Álvaro Luengo. Presidente de los Editores de Andalucía
Antonio García Velasco. Escritor y profesor titular de la Universidad de Málaga
Pilar Villasana Salcedo. Librera de Librería Luces
Organiza: Vocalía de Literatura

Breve sinopsis:
Los libros más vendidos, los libros de éxito son los referentes de gran parte de lectores en la actualidad, pero en torno a ellos existe una larga historia de verdades y mentiras, que los escritores invitados a esta mesa abordarán ofreciendo las claves del éxito y de estos listados tan socorridos en los medios de comunicación. Una temática apasionante que nos permite hablar también de la calidad literaria y hasta dónde llega o no ésta.



EL ÉXITO DE LA NOVELA ACTUAL. LA OTRA NOVELA POR 
F. MORALES LOMAS

El objeto científico ha de ser fijado por su determinación precisa para no caer en contingencias innecesarias o contradicciones o en una nube retórica imprecisa. Para determinar y deslindar el concepto de literatura que alcanza un éxito deslumbrante entre la población se han creado términos muy diferentes que no siempre coinciden o, por el contrario, divergen y que, en algunos casos, tienen una voluntad crítica y difamadora, y en otros sólo poseen un valor especificativo o sencillamente determinativo que avala esa disposición al éxito o a la lectura masiva. Es necesario no perderse en esa nube terminológica pero también acordar que hay muchos términos para un solo concepto: novela que alcanza éxito de público y se vende mucho. Lo que evidentemente no significa que la venta sea un acto correligionario de su lectura, términos diferentes: en ocasiones el ornamento más querido de los muebles son los libros con su pátina de polvo.
Digamos que frente al término novela de género (mucho más light e inocente, todas las novelas son de género) y menos comprometido, quizá con mayor afán de estudiarlo desde una perspectiva más distanciada y, por tanto, científica, tendríamos el término literatura kleenex (de usar y tirar) que sería uno de lo más injuriosos en la línea de definiciones. Hay toda una distancia entre uno y otro, la misma que habría entre los lectores que aceptan este tipo de literatura y los que la denuestan profundamente.
Una de las definiciones la ofrecía Francisco Álamo[1] que decía lo siguiente:
Quizás convendría más atender y enfocar el fenómeno mundial del best-sellerismo en tanto que género literario específico, es decir, abordarlo, en primer lugar, como un texto, en la casi totalidad de los casos, narrativo, construido con vistas al consumo de un público inmediato y poco exigente y que pueda mantenerse en un puesto destacado de ventas durante largos periodos de tiempo -semanas e incluso años- que garantice su éxito económico y que así amortice las inversiones publicitarias que suelen acompañar tanto las elevadas primeras tiradas como la “presentación social” de la misma.
Entre los términos más arraigados en el ámbito internacional, que definen este ámbito exitoso, el que más fama ha alcanzado (y creemos que no añade ni quita nada a su valoración o menosprecio como no sea su condición de ser muy leído y, por tanto, ser un superventas) es del de best-seller[2]:
El ‘best-seller’ es la idea que fructificó en países del área angloparlante (países con una tradición de lectura de libros que no se dio en otras lenguas) de hacer un entretenimiento masivo que se utilizara como ‘soporte’ a la literatura. El ‘best-seller’ es material de lectura para gente que, si no existiera ese material, no leería nada.[3]
Sin embargo, hay otros términos no menos publicitados[4] que determinan ya en su uso un punto de partida y una disposición inicial viciada pues están cargados de significado y, sobre todo, de significado nocivo. Entre ellos se encuentran: trivialroman, literatura kitsch, literatura de masas, paraliteratura[5], subliteratura[6], infraliteratura, contraliteratura, trivialliteratur[7], literatura veraniega, sub-producto, denominado chick lit (Marian Keyes, Sophie Kinsella o Candance Bushnell)[8], aparte de los ya dichos: novela de género, novela kleenex o best-seller.
En la mayor parte de ellos el término permite una vindicación pues se emplea no para ser definido sino para ser embestido. No son palabras con una gran carga peyorativa, sino palabras nacidas para negar el concepto literatura y procurar su destrucción como producto estético. Y la razón fundamental es bien simple: esta literatura se considera por parte de la crítica especializada como banal e intrascendente. Es la élite crítica y profesoral (la «élite perita» en la literatura) quien (de modo general) desdeña estas creaciones literarias que se alejan de los criterios estéticos que forman parte de la consideración de una obra literaria de calidad, pues se entiende que:
La cultura es un hecho aristocrático en el que sólo tiene que participar gente refinada, cuyos gustos y sensibilidad se alejan de la vulgaridad de las masas[9].
Una de las razones más frecuentes que se argumentan para denigrar estas obras que alcanzan ventas millonarias es que no triunfan entre el público por su calidad literaria sino porque la potencia arrebatadora del mercado determina o no su éxito y convierte a una obra de pésima calidad en una obra querida. Al respecto decía Antonio Gamoneda[10]:
En fin, el español crece pero no de la forma y en el orden que todos quisiéramos. La literatura en lengua española va bien (lo cual no es tanto como ir muy bien) pero el mercado interviene en la producción y la desnaturaliza. Es curioso —y fastidioso— que para hablar de un libro de éxito haya que decir que es un best seller.
Sin embargo, no hay que perder de vista, como dicen Valles y Álamo, que subgéneros literarios que han sido tradicionalmente embestidos pueden a partir de determinado momento histórico alcanzar un valor que en su génesis no habían advertido y adentrarse por una senda aceptable para esa élite que determina el objeto llamado literatura:
Esta conceptuación, sin embargo, no sólo es evaluativa y, por ello, discutible, sino sociohistórica, por lo que ofrece rasgos de discrecionalidad vista sincrónicamente y de mutabilidad contemplada diacrónicamente: se puede observar así el cambio de consideración de determinadas modalidades narrativas (el romance, el folletín, la novela negra), incluso en el sentido indicado por -para citar un recorrido estrictamente ruso- Belinski, Shklovski y Bajtín de que se conviertan en hegemónicos determinados géneros considerados en un determinado momento histórico como populares o plebeyos: el caso de la misma novela[11].
¿Qué razones producen el cambio? ¿Permutas en los gustos literarios de las élites? ¿Beneplácito de las propuestas estéticas? ¿Calidad de los nuevos cultivadores de estos subgéneros que realzan los mismos sacándolos del limbo de la denotación? Puede suceder que históricamente cuando estas obras fueron acometidas por ser un atentado contra la calidad literaria los especialistas de entonces se dejaban quizá llevar más por prejuicios estéticos de época que por razones objetivas de calidad. En el ámbito de la historia del arte ha sucedido lo mismo. ¿Qué se decía, por ejemplo, de las primeras pinturas impresionistas o de las primeras cubistas por los críticos más afamados? En todos los órdenes estéticos ha existido ese prurito intelectual propio del burgués que no acepta objetos literarios ajenos a su gusto estético o simplemente que pudieran agradar al pueblo[12]. La negación en su momento del romance como ejercicio literario fue vilipendiado por muchos, el caso del marqués Santillana es sintomático. Sin embargo, llegado el siglo XX, el Romancero gitano se convierte en una de las obras más emblemáticas de Lorca. ¿Qué motiva el cambio? Creo que todos los factores coadyuvan a ese cambio de tendencia: la ausencia de los antiguos prejuicios, la renovación de los gustos literarios y la calidad de las propuestas de escritores que dan al género unos atributos que antes no tenía. De hecho, obras como El nombre de la rosa de Umberto Eco, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar o algunas de Vázquez Montalbán, aún siendo best-sellers, sin embargo, son obras que dotan al subgénero de gran calidad literaria.
El prejuicio estético de que por ser un subgénero literario determinado, llámese equis, aceptado por el pueblo, sea suficiente para arrinconarlo y vilipendiarlo no es suficiente, el problema se produce y agrava porque abundan productos de estas condiciones estéticas que son de baja o ninguna calidad, y no por el género en sí. Una thriller novelístico no tiene por qué ser mala literatura en sí, como horma estética, sino que será la construcción novelesca la que determinará su bondad o condenación. En este sentido afirmaba Juan Madrid[13] que el «género no informa sobre la calidad.» ¿Acaso no eran consideradas las novelas de caballerías perversas en sí?[14] A pesar de la calidad contrastada de obras como Tirant lo blanc o Amadís de Gaula.
En cualquier caso, lo que llamamos subliteratura, infraliteratura... son conceptos insuficientes para expresar una realidad objetiva concreta, un objeto científico determinado y no sirven para definir estos subgéneros narrativos porque ya de partida apuestan por su dilapidación en origen, de modo que otros que aventuren un valor descriptivo o justifiquen su valor como objeto científico son mejores para su conceptuación.
Y lo que decíamos conecta también con una noción trascendente en el ámbito de la literatura: el tiempo. La dictadura del tiempo y el valor de lo efímero, su intensidad temporal. Existe una relación entre el éxito de una obra literaria y su valor efímero desde un punto de vista temporal. Novelas que durante unos años generan pingües beneficios, pasada esta época indeterminada, nadie las compra, nadie las lee y nadie las necesita. Hubo épocas históricas en las que la duración de una obra literaria abarcaba mayor espacio temporal que hoy día, en que tres o cuatro años son un siglo diacrónicamente hablando. Las obras dejan de tener ese valor de mercado en poco tiempo. Así sucede con los discos, las películas... y hasta el frigorífico. Como objeto-libro que es, el best-seller queda obsoleto para dar su entrada a otro nuevo y diferente. Cuando ese best-seller (que deja de leerse pasada «su época») se sigue leyendo, acaba convirtiéndose en una obra clásica, según algunos críticos. Así lo afirma Viñas Piquer:
No es que una obra superventas no pueda ser leída durante mucho tiempo; lo que no puede es ser leída durante mucho tiempo masivamente, de la forma tan espectacular como se lee mientras permanece en la lista de los libros más vendidos. Los best-sellers de larga duración son en realidad ya obras clásicas, están en una dimensión distinta, alejada del fenómeno que aquí analizamos[15].
Si se acepta esta visión que transmite Viñas Piquer, no le daríamos importancia a esa élite cultural, que hoy día afirma con rotundidad que los best-seller son un acto maléfico, ni admitiríamos las consideraciones técnicas sobre el maleficio de muchos best-seller pues bastaría con dejarlas pasar unos años para ver si se convierten o no en obras clásicas, siguiendo ese principio de que «el tiempo lo curará todo».
Entendemos por el contrario que si una obra es pésima técnica, estructural, argumentativamente, lo será siempre: lo diga su porquero o Agamenón, la acepten o no millones de personas a lo largo de cien años. Otra cosa es que, sin entrar en el análisis textual y sólo llevados de una recepción de prurito intelectual enviemos al «pelotón de los torpes» a los autores que han elaborado estas obras que han sido consumidas hasta la extenuación. En este sentido,consideramos que la opinión de Vargas Llosa sobre Corín Tellado ofrece una visión imparcial que no se deja llevar por ese furor contra la literatura de masas calificándola de entrada como algo plebeyo y perverso en sí:
El escritor Mario Vargas Llosa calificó a la escritora Corín Tellado, como «un fenómeno sociológico y cultural cuyas obras hicieron soñar a millones de mujeres en España y América Latina». «Corín Tellado, con esas novelitas ligeras, daba a sus lectoras esa ración de fantasía e irracionalidad sin la que no podemos vivir», declaró sobre la escritora fallecida este sábado a los 81 años. El escritor, pese a que negó haber leído alguna de sus novelas, defendió su carácter de autora dedicada a una «una literatura menor y popular, sin pretensiones intelectuales, dirigida a un público humilde y poco informado». «Era una fabuladora nata, sin una gran formación, pero con una intuición romántica que iba al compás de los tiempos», agregó[16].
En el caso específico de la literatura de género española o en español es evidente que está siendo transnacional, un hecho que no sucedía hasta ahora con nuestros narradores, apartados de las listas de autores seguidos en el mundo. Uno de los que defienden con ahínco la literatura de género que practican los escritores españoles es Enrique Murillo[17] que dice lo siguiente:
En mi opinión muy personal, este fenómeno supone un enorme paso adelante en relación con los bodrios de los años (y siglos) en los que aquí se confundía la literatura con los refinamientos léxicos o estilísticos, y que nos condujeron a ser una de las más tediosas y menos traducidas literaturas del universo. Como mínimo, nuestros actuales novelistas de género son al menos narradores, predecibles sin duda, poco dados a darnos quebraderos de cabeza, pero con un afán encomiable por practicar el arte de contar historias.
C. Ruiz Zaffón, Javier Sierra, Julia Navarro, Jordi Sierra i Fabra, Javier Cercas, Arturo Pérez Reverte, A. Vázquez Figueroa, Matilde Asensi, Juan Madrid, J. Eslava Galán, Luis Goytisolo (en los últimos tiempos)... son algunos de estos autores españoles a los que se refiere Murillo que han creado una expansión de la narrativa española en otras latitudes y también han sabido acercarse a ese lector de clase media de sociedades urbanas que toman la literatura con una cierta distinción y la convierten también en un objeto de socialización. Si no se lee lo que la mayoría lee no se está en el ámbito espacial, dialógico y socializador adecuado. La literatura así se convierte en un objeto de intercambio de ideas y no sólo en un objeto de valor relativo:
Sirvió para dotar a estas de un distintivo de clase, al conformar un territorio propio frente a la élite -literatura de 'canon'- y frente a la masa que, debido al factor nivelador de la industrialización, tendía y podía acceder a los espacios de la clase media. Junto a ello, también posee importancia la etiqueta culturalista del 'best-seller' -libro como prestigio- que se acompañó y acompaña de conceptos novedosos y de enorme potencia, aportados por la sociedad avanzada de mercado como el estar al día - a la última- compañero de viaje de la publicidad, la fama y la moda que, a su vez, son igualmente claves e importantes para el desarrollo del 'best-seller'

Condiciones sociológicas determinadas como el progresivo aumento de un sector de la población (la clase media) y su interés por la lectura ha creado esa dinámica. Un colectivo social amplio que posee medios económicos suficientes para poder comprar libros y ávido de mostrar su compromiso con la narrativa que posea determinados rasgos formales y contenidistas, sin caer en el prurito del intelectual culto o de la élite. Esta nueva situación ha permitido este desarrollo del best-seller en España y en otros países y justifica su trascendencia en la actualidad. Sin embargo, es difícil saber la razón de su extensión (se pueden ofrecer diversas razones) en número de ventas de una novela. Julia Navarro[19] lo veía de este modo:
El por qué algunos libros se convierten en éxitos de ventas y otros no es casi un misterio, que no he logrado que me desvelen ni siquiera los muchos libreros que he conocido en estos últimos años. La mayoría coincide en que la mejor y más exhaustiva campaña de marketing puede ayudar a vender unos cuantos miles de libros, pero no a convertirlos en éxitos de ventas. Es el boca a boca lo que funciona, son los lectores los que tienen la última palabra más allá de las recomendaciones de los críticos o de la publicidad. Ésa es la magia de los libros, el factor inesperado que hace que unos lleguen al corazón de los lectores y otros...
De modo que, a pesar de los que niegan su valor literario (y en muchos casos sus razones son totalmente compartidas por nosotros) hemos de considerar otros factores trascendentes para el libro como fenómeno universal. Como decían algunos, la irrupción de este tipo de literatura no sólo ha reactivado el comercio del libro, aumentado los niveles de lectura y hecho al libro objeto de culto, sino también ha incidido en otros elementos trascendentes para una sociedad que necesita de ocio y entretenimiento, y el libro viene a darle esto que necesita. Como decía Ruiz Ortega[20]
Son las novelas de género, muchas de ellas cobijadas por el rótulo de Best Sellers, las que han mantenido el espíritu vivo del siglo de la novela: la novela decimonónica. Una mirada somera sobre lo acontecido durante el XIX nos permite llegar a la conclusión general de que fue el ánimo totalizador lo que germinó la novela con voluntad de crónica, en la que todos podían ser protagonistas de una historia bien contada, a manera de novela-río como los rusos, a manera de novela-episodio como los franceses. En otras palabras, el tema, o asunto, como base de los
cauces formales que se depurarían en el siglo siguiente. Basta leer las entregas de escritores de género como Philip K. Dick, Robert Ludlum, Stephen King, Irving Wallace, James Ellroy, John Le Carré, Manuel Vázquez Montalbán, Raymond Chandler (...) Es por ello que, más allá de ser catalogados como escritores menores, estos no dejan de gozar los favores honestos del público lector, quienes son los verdaderos jueces a la hora de valorar un texto, y este reconocimiento se da porque estos autores de género la tenían (y tienen) muy clara a la hora de narrar: enganchar al lector con un argumento que no deje indiferente. Mientras se sigan escribiendo novelas que relaten una historia, la novela como género supremo de libertad temática y formal no se verá socavada por aquellas incursiones llevadas a cabo de espaldas al lector, que también son válidas, pero no determinantes al detallar los alcances naturales de la novela como tal.

[1]F. Álamo Felices: “Literatura y mercado: El best-seller. Aproximaciones a su estructura narrativa, comercial e ideológica, [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 10 de enero de 2010).
[2] La condición de best-seller está regulada en torno a los 200.000 ejemplares de tirada.
[3] C. Aira, “Best-Seller y literatura”, [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 12 de enero de 2010).
[4] D. Viñas Piquer, El enigma best-seller. Fenómenos extraños en el campo literario, Barcelona, 2009, p. 41: “Palabras formadas con prefijos que ponen de manifiesto una evidente connotación peyorativa y con los que parece querer destacarse sobre todo el carácter instrascendente de este tipo de obras”.
[5] El concepto y término de paraliteratura fue “propuesto por Marc Angenot (1975), dadas las connotaciones peyorativas de los más usuales de infraliteratura o subliteratura, para referirse al 'conjunto de la producción escrita u oral no estrictamente informativa que determinadas razones ideológicas o sociológicas mantienen al margen del ámbito de la cultura oficial en una determinada sociedad'. Aunque la noción no está estrictamente reservada a la narrativa (cómic underground, fotonovelas, etc.), sí que es en esta macromodalidad discursiva, y sobre todo en la novela, donde la institución literaria y el canon suelen situar preferentemente determinadas majadas separatorias en función del criterio cualitativo del género o de la mayoría de sus obras (novela rosa, del oeste, de ciencia-ficción, de terror, policial, etc.).
[6] El término 'subliteratura', bajo el cual se han llevado a cabo interesantes análisis (Amorós, 1968, 1974; y Díez Borque, 1972) conlleva una jerarquización evidente en tanto que toda manifestación subliteraria se considera que tiene un valor inferior de la 'literaria propiamente dicha'. El término 'infraliteratura', utilizado en otros ámbitos, conlleva, igualmente, un juicio de valor implícito. Bajo el concepto de 'paraliteratura' se han acogido distintas manifestaciones escritas que no son propiamente literarias como las cartillas para aprender a leer, folletos, prospectos, libros de autoayuda.
[7] Término empleado en Alemania para referirse a este tipo de obras.
[8] Esta novela chick lit se origina a lo largo de los años 90, teniendo como texto fundacional el exitoso libro El diario de Bridge Jones de Helen Fielding
[9] Viñas Piquer, Enigma, op. cit., p. 43.
[10] A. Gamoneda, “Teoría española del best-seller”, Anuario 2006-2007, Instituto Cervantes, pp. 530, también [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 10 de enero de 2010).
[11] J. Valles Calatrava y F. Álamo Felices, Diccionario de teoría de la narrativa, Granada, 2002, p. 494.
[12] M. García-Posada, “Tolstoi, el demiurgo”, El País, 18 enero 1992, p. 22. Afirma que ahora está de moda decir que los best-sellers no son malos en sí mismos: “Tales afirmaciones son fruto de la frivolidad o de la incultura”.
[13] J. Madrid, “¿Escritores y escribidores?”, El País, Babelia, 28 mayo 1994, p. 11.
[14] Evidentemente el prejuicio estético partía de la persecución eclesial al estar en el Index de libros prohibidos. Pero incluso Cervantes, las zahiere aunque salve algunas: Tirant lo blanc, Amadís…
[15] Viñas Piquer, Enigma, op. cit., p. 75.
[16] Información de la agencia EFE, [en línea], Dirección URL: (Consultado el 12 enero de 2010).
[17] E. Murillo, “Superventas”, en Quimera (“El alfabeto de los géneros”), núm. 263-264, noviembre 2005, pp. 99-100
[18] Acín, “Best-seller”, op. cit., p. 100.
[19] J. Navarro, “Muchos lectores, mala prensa”, El País, 27 de mayo de 2007, también [en línea], Dirección URL: (Consultado el día 13 de febrero de 2010).
[20] Ruiz Ortega, op. cit.
Publicado por Morales Lomas    

sábado, 23 de noviembre de 2013

La creación literaria y el escritor

La creación literaria y el escritor
El creador de libros, pintura de José Boyano