martes, 12 de febrero de 2019

CRÍTICA DE F. MORALES LOMAS SOBRE FRACTURA DE ANDRÉS NEUMAN



ANDRÉS NEUMAN Y F. MORALES LOMAS



NEUMAN Y LA GLOBALIZACIÓN DESDE JAPÓN
F. MORALES LOMAS
 PUBLICADO EN IDEAL DE GRANADA, 2 DE FEBRERO DE 2019


Mucho de extirpación de memorias y sucesos globalizadores tienen su génesis en esta novela de la memoria (como impedimenta) pero también del día a día. Potentes historias de amargura, muerte y descomposición social son las que se unen y se sintetizan en el espíritu de Watanabe, un superviviente de Hiroshima aunque criado en Nagasaki, el protagonista e hilo conductor de esta última novela.
Watanabe en su recorrido vital nos lleva por París, Nueva York, Buenos Aires, Madrid, Tokio y otros lugares de Japón. Se construye la existencia de Watanabe como hilo conductor desde el terremoto de Fukushima y desde la bomba atómica de Hiroshima. Realidades en intermitencia y sentimientos que nacen y se cercenan con sus nuevas parejas. 
Está construida en once capítulos, aunque en realidad el último es un epílogo de prosa poética en torno al agua, como símbolo que se define líricamente en siete párrafos. Sensaciones, circunstancias y definiciones ante ese tsunami inicial y el “estallido” de Fukushima para ir adentrándonos por historias personales y sentimentales. Primero, en París, hasta el momento en que marcha a EE.UU. En el capítulo 3 reconstruye en tercera persona situaciones de su infancia tras la bomba atómica, la escuela, “la oscuridad en mitad de la mañana”, “descubriendo que no quedaban caras como las caras”, y sobre todo las secuelas de la guerra y la muerte en toda la población.
Un recorrido de ida y vuelta por las tragedias y su impacto y la sensación de haber muerto y resucitado, a través de la sexualidad y las relaciones sociales como acicates y símbolos en diversos continentes que le permiten inducir a una novela globalizadora de ámbito universalista que posee una proyección universal y nos conduce por los vericuetos de una humanidad que no tiene fronteras. 

En el capítulo cuarto, a través de una nueva narradora en primera persona, la periodista judía Lorrie, encontramos otro punto de vista diferenciado. Es una especie de monólogo interior donde se abunda en la existencia personal, para señalar que “Yoshie –el protagonista- no se molestaba en criticar la monstruosa desproporción de los exterminios nucleares”. Hay una componente crítica evidente de la narradora en torno a muchas actuaciones japonesas y, sin duda, junto con el siguiente son los capítulos más ricos e interesantes, siendo este último (el capítulo 5) un complemento en tercera persona, donde se expresan las sensaciones de nuevo ante las bombas atómicas.
La traductora argentina Mariela hablará de su relación en el capítulo 6, para acto seguido centrarse de nuevo en Fukushima y el profesor Sasaki en un ámbito envolvente y promiscuo. Pero Europa estará presente en el capítulo noveno: Madrid, 1992, con Carmen y Watanabe. A medida que se llega al final los capítulos se hacen más breves y el pulso narrativo se acelera con la pretensión de ir finalizando la historia, primero en torno al periodista argentino Jorge Pinedo, quien, se entiende recaba datos para la historia como un alter ego de Neuman, y las con las secuelas de las bombas.
Es un libro heterogéneo, rico en su ambientación, situaciones, espacios y perfiles narrativos en el que existen bastantes aciertos y muestra la madurez de Neuman como narrador de largo recorrido, con algunas situaciones cotidianas prescindibles que podrían perder algo el pulso narrativo.

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