BREVES COMENTARIOS SOBRE LOS GANADORES DEL XXI PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA 2015
F. MORALES LOMAS
XXI PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE POESÍA 2015
La insistencia del daño de FERNANDO VALVERDE
Es un recorrido sentimental por el dolor (el daño del título) desde esa infección del poema inicial, una ceguera general muy a lo Saramago que proyecta imágenes visionarias de angustia y desolación, con la denuncia de algunos personajes históricos, como el asesino Ratko Mladic.
Con su lírica comprometida con el ser humano va recreando un creciente juego simbólico en el que se identifica el fracaso del caminante que observa el mundo y recorre su quebranto.
Una poesía que podemos definir como la épica del dolor desde una intimidad profunda que aspira a contarnos la tragedia actual en un recorrido sin precedentes por conflictos como el de Los Balcanes (como elemento simbólico), pero también a una aspiración futura como en el bello poema dedicado a Celia, sobre cómo será su existencia.
Hay una constante sensación de pérdida, de estar al final de un camino sembrado de desazón y la desesperación contenida con un lenguaje abundantemente metafórico, expresivo y simbólico en el que también existe la sensación de pérdida propia de afectos y una melancólica presencia que se revela en ciudades que sirven de acomodo a un viaje sentimental por América a la que rinde un homenaje.
Con ese vocativo siempre presente en todas ellas y la muerte como una sombra que invade la memoria recobrada como en el poema “Playa de San Critóbal” y la declaración de abandono en la memoria: amor y olvido siempre presentes en la reconstrucción memorial.
Un conjunto de ciudades que, en realidad, son un pretexto sentimental para abordar la temática de la pérdida, a la que el poeta se refiere permanentemente.
De ahí que en el último apartado la luz no llegue a mañana y el daño se apodere de la existencia como una explicación de lo creado. La mujer se hace presente y el quebranto por su pérdida, un quebranto que va pulsando definitivamente la música de sus poemas en ese juego final de antítesis lumínicas (luces y sombras) y la búsqueda en las llamas y la sensación de impotencia vital.
XXI PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE NOVELA 2015
Como la sombra que se va de ANTONIO MUÑOZ MOLINA
Como la mayor parte de las construcciones novelescas de MM esta novela nace de una profunda meditación en torno a Lisboa como espacio narrativo sobre el que vuelve pero también en torno a dos circunstancias vitales: la de Ray, el asesino de M. Luther King, y el propio Muñoz Molina, que deviene ente de ficción en la obra. La mezcla de una parábola propiamente dicha (la creación novelesca de Ray con todo su profundo trabajo de reconstrucción periodística) y de la absoluta realidad en su recorrido vital por su propia biografía, con la memoria en torno a Lisboa y su creación Invierno en Lisboa, su familia en Granada, su hijo… o ese tú ensalzado que claramente representa a su mujer Elvira Lindo.
Con esta dualidad corría excesivos riesgos el autor porque ¿qué tiene que ver la vida de Ray con la de Muñoz Molina? Solo se unen en un punto, Lisboa, y esta fusión genera también la unión temporal y la fusión de acontecimientos diversos con el valor alegórico que engendra el espacio lisboeta del que sin duda está enamorado MM.
Su narrativa se ha hecho mucho más realista, más directa y clara, más precisa en la información (más periodística) y menos literaria aunque es evidente que su prosa siempre posee una gran altura.
Podríamos calificarla como un estudio arqueológico de las emociones, un recorrido por la infamia del asesino y la del buen hombre y afectivo personaje familiar como se presenta MM, con un punto de sensibilidad, emoción y aspiración sentimental de lo emotivo.
Su asesino lejos de producirnos repulsión nos trasmite comprensión y su yo nos humaniza al personaje que realiza una confesión memorial en toda regla.
Es una novela que construye, pues, las emociones de dos personajes reales en mundos y épocas diferentes, pero también es una novela que trata de marcar la diacronía como instrumento para la construcción narrativa temporal.
El tiempo como alegato, la vuelta del pasado al presente y viceversa en esa especie de juego de espejos sinuoso en el que la aventura de la escritura y la metaliteratura también se hace presente en esas continuas reflexiones que constituyen su propia arte poética.
Con esta novela ha creado un nuevo producto que fusiona el periodismo, la narración memorial autobiográfica y el ensayo literario. Tres condimentos que generan sus riesgos pero que son conducidos con maestría por Muñoz Molina.
XXI PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE RELATOS
Caza mayor de MANUEL MOYA
Reúne un centenar de historias sobre la vida cotidiana en las que adopta un punto de vista irónico con un estilo raudo, directo y convincente. En ocasiones tiernas; otras, duras, pero siempre con un tono confidencial, como si la oralidad de la que participan buscara esa cercanía al lector. Historias de sus hijos, cacerías de osos, cartas a los reyes magos, historias de guerras, circunstancias de la cotidianidad.
El lenguaje poco literaturizado participa más de los recursos de la oralidad, por ejemplo, cuando dice “Eso me parecía cojonudo”. En ocasiones con el misterio pretende crear una relevancia para la narración… Procura ser burlón o cínico y siempre hábil creador de espacios y mundos propios con los que va buscando la complicidad del lector; otras interesante y, en ocasiones, tierno. Y siempre imprevisible como en “Mi patria”: “A veces me levanto y tengo patria, otras no, depende”.
En algunos casos apenas dos líneas muestran a un escritor capaz de grandes recursos y una literatura siempre atractiva, imaginativa y bien desarrollada tanto como inadvertido.
Pero también pulsa un cierto halo de incomprensión ante el absurdo de la existencia y las vías para una interpretación que, a veces, resulta imposible. La ficción es el soporte de una realidad múltiple que pretende ser explicada pero que nunca alcanza la verdad de la misma, como en “Intrusa”, sobre esa mujer que de pronto se adentra en nuestra existencia.
Interpreta con solvencia una serie de historias múltiples y abigarradas en cuando a su existencia creativa, siempre vigorosas e iconoclastas para expresar un realidad que nos sobrepasa.
Al final realiza una síntesis sobre cada uno de estos relatos y afirma en un ejercicio de autocrítica que “cada texto, sí, se convierte para mí en un viaje singular y distinto que suele recorrer un camino bastante arduo de idas y venidas, de correcciones y tanteos hasta que llegar a ser lo que aparece como aparente cristalización (…) Advertirá en esta colección, ciertas recurrencias, repeticiones y querencias modulares que tal vez lo aturdan”.
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