Martín Lucía (editor de Ediciones En Huida), F. Morales Lomas y Rafael de Cózar
(Escrito de presentación en Sevilla, 10 de octubre de 2012, Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, 20:00 h.)
PUERTA DEL MUNDO DE F. MORALES LOMAS
RAFAEL DE CÓZAR
Imitando al Rey diré que me llena de
orgullo y satisfacción presentar este libro de mi buen amigo Paco Morales
Lomas, un autor versátil que ha publicado con acierto en poesía, narrativa y teatro,
siendo además un excelente crítico y ensayista, con una obra ya extensa en
todos esos campos, producto de su envidiable capacidad de trabajo.
Sabedores de ella, un grupo de escritores
confabulamos contra él hace unos años hasta lograr que aceptara la presidencia
de la asociación de críticos andaluces, lo que fue un acierto constatado, al
menos por todos nosotros.
No voy a entrar en su extensa
bibliografía y su muy premiada trayectoria profesional que pueden encontrar en
Google. Tan sólo señalar que pertenece a ese relativamente novedoso clan de
escritores-profesores que tiene en Andalucía tantos nombres destacados, desde
Antonio Carvajal a Luis García Montero, Jiménez Millán, o Álvaro Salvador,
Ramírez Lozano o Manuel Jurado, y narradores como Vaz de Soto, Eslava Galán, o
Salvador Compán, por citar sólo unos pocos ejemplos. Este fenómeno me parece
interesante, pues en algunos casos, como fue el mío, la aspiración de ser
escritor es lo que nos hizo estudiar humanidades y dedicarnos a ellas profesionalmente.
Sólo en el género poético tiene Paco
más de quince libros publicados, contando sus antologías y plaquetas y no menos
extensa es su producción narrativa, ensayística o teatral, como ya señalamos.
F. Morales Lomas
Puerta
del mundo, el libro que hoy presentamos, es evidentemente una obra de
madurez, no sólo literaria. Creo que Paco ha condensado oportunamente estos
tiempos de crisis, y él mismo se encuentra, según se deduce del libro, en esa
etapa en al que el futuro te lleva a sumir el pasado, con sus dudas y sus
héroes ya vencidos, o las perspectivas que no se cumplieron, el mundo por el
que luchábamos, pero también con nuevos sueños por vivir, aun sabiendo que son
sueños.
En el libro hay algo de desolación,
producto del compromiso, la tensión entre la realidad y el deseo, que diría
Cernuda. Manuel Mantero solía preguntarse la razón por la que los poetas
andaluces somos tan tristes, pero si algo de razón tiene, creo que habría que
matizar que es una tristeza que viene del conocimiento de la realidad, que sin
embargo asume, como refleja el flamenco, donde raras veces se acude a la
rebeldía manifiesta, o se entra en detalles, pues ya al mostrar ya se está
denunciando.
En muchos de los poemas de este libro se
refleja la idea de que, aunque ya “la vida es un dulce sol de otoño”, hay que
seguir para “respirar la mansa luz que llega con el alba”. Buero Vallejo solía
decir que la literatura de evasión, contra lo que puede parecer, es la
realmente pesimista, mientras el drama siempre esconde denuncia, siempre aspira
a una solución.
La naturaleza, el paisaje está muy
presente en los poemas de Paco y viene a ser el marco a través del cual se
expresa el sentimiento, el estado de ánimo del poeta. El mar, las montañas, las
nubes, los pájaros, el jardín, la lluvia, son los rostros de ese mundo cuya
puerta es el ansia de comprender, de entender, la poesía como forma de
conocimiento, de indagación en el sentido de la vida y de la muerte, pero con
ese pragmatismo tan andaluz que asume lo que vendrá: “No hay que precipitarse/
en el vacío/, ya se precipitará él en nosotros”.
El libro no es efectivamente la puerta
que tenemos y desdende la que observamos el mundo, sino la puerta que buscamos,
la puerta que quisiéramos abrir, es decir, la poesía como permanente búsqueda
del conocimiento de la realidad y su interpretación, lo que permitiría
transformarla. En sus poemas se
evidencia la crisis en la que estamos, pero obviamente no es la crisis
económica, sino algo más importante, la crisis espiritual, existencial de la
época en que vivimos. No se olvide que Paco pertenece a esa misma generación de
los que teníamos un frente común, un sistema contra el que luchar, pero tal vez
habría que decir lo que el poema de Machado, “Una España joven”:
Y es hoy aquel mañana de ayer… Y España
toda,
con sus sucios oropeles de Carnaval vestida
aún la tenemos: pobre y escuálida y beoda;
mas hoy de un vino malo: la sangre de su
herida.
Ese desaliento, a veces evidente en los
poemas de este libro, es el acicate para seguir investigando, buscando, es
decir, viviendo. Si ya la infancia es un sueño, con lo que pudimos y no pudimos
realizar, también queda un futuro, una puerta a ese mundo que puede llegar a
ser lo que ahora soñamos. Por eso no es un tipo de poesía pesimista, porque el
pesimismo es pasivo, invita a dejar las cosas como están.
Y este es un punto más o menos constante
en la poesía de Paco Morales Lomas. El compromiso humano, sabiendo además que
no vale por sí mismo en la poesía, y que esta tiene que funcionar como tal,
algo en lo que parecen coincidir la mayoría de los poetas andaluces. Si no hay
poesía, el compromiso se diluye…
Martín Lucía, Morales Lomas y Rafael de Cózar
Pilar P. Esteban, F. Morales Lomas, Rafael de Cózar, Natalia y Rosa Díaz
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